Cuando Maersk Line, la principal compañía de buques portacontenedores, anunció la compra de Hamburg Süd, hace más de un año ya, dejó entrever su intención de complementar su fortaleza en los tráficos este-oeste con una ruta que la naviera alemana supo construir y fidelizar: la ruta de contenedores reefer norte-sur.

La semana última, Maersk anunció un nuevo servicio que vinculará los puertos latinoamericanos con Asia, a partir de abril, sobre todo desde Brasil, Colombia y los mercados caribeños.

Asimismo, comunicó la reestructuración de los servicios con Asia que prestaba Hamburg Süd a través de acuerdos de bodega compartida (VSA, en inglés) con otros armadores para los puertos de la costa oeste de América del Sur, más precisamente, de Perú y Chile.

Con la flota combinada y el know how de Hamburg Süd en el mercado latinoamericano, será cuestión de tiempo para que América Latina se convierta para Maersk en un tráfico de relevancia y, por supuesto, en el principal operador por lejos en las rutas que conectan la región con el mundo.

Respuesta de la competencia

En consecuencia, en un mercado que continúa su tendencia a la concentración, los competidores del gigante danés y el experto alemán no tuvieron más opción que evaluar acciones (conjuntas) para no quedar fuera de mercado.

Según dejó trascender el portal danés especializado ShippingWatch, la naviera alemana Hapag-Lloyd (que absorvió a la chilena CSAV y a la árabe UASC), la suiza MSC (actualmente, segunda armadora del mundo), la coreana HMM y la japonesa ONE -flamante fusión de NYK, MOL y K-Line en la Ocean Network Express- evalúan cómo hacer frente a la participación de mercado orgánica del 43% lograda por Maersk y Hamburg Süd, sólo en el tráfico de Asia y la costa oeste latinoamericana.

Las compañías evalúan un joint, también a partir de abril, para conectar los puertos de la Alianza del Pacífico (desde México hasta Chile) con los de China, Corea del Sur, Japón y Taiwan.

Luego de dos años de tarifas deprimidas, los fletes en estas rutas se estarían recuperando, y los armadores redoblan apuestas para dejar atrás los números rojos que marcaron a fuego los balances de los últimos años y que forzaron la ola de fusiones, adquisiciones y quiebras más importante de la historia del transporte marítimo.