La Asociación Argentina de Logística Empresaria (ARLOG) analizó en una jornada de actualización los factores que están poniendo al límite las estructuras de costos y que afectan a la competitividad del sector. El encuentro dejó como denominador común el convencimiento de que la coyuntura económica está impactando de lleno en la logística debido al ajuste de tarifas y la inflación.
En un mensaje institucional, ARLOG remarcó que “la actividad logística no es formadora de precios”, sino “otra víctima de los aumentos que sufre la sociedad en general y de las medidas económicas que, claramente, no contribuyen a mejorar la competitividad del sector y del país”, señalaron durante el evento, que fue inaugurado por Raúl Garreta, presidente de ARLOG, y moderado por Alejandro Leiras, director de capacitación
“La expectativa de aumento de costos para este año era del 20%. Pero, frente a la realidad, con un incremento del 35%, debemos negociar con el cliente, y muchos de ellos se excusan en que los presupuestos fueron armados hace un año”, graficó Juan Calvo, gerente comercial en Andreani Logística, tras agregar: “Tenemos problemas con las empresas multinacionales, ya que en lo que va de 2018 la devaluación acumula un 75%, y esta modificación afectó el día a día de las negociaciones”.
Contexto económico
El economista Andrés Borenstein explicó que las proyecciones de crecimiento están en descenso: “Se sentirá como una recesión aunque técnicamente pueda no serlo. El mercado de trabajo se enfría, las importaciones se desploman, y la confianza del consumidor y del gobierno se estabiliza en valores bajos”.
Con relación al tipo de cambio, mencionó que la expectativa es que el dólar llegue a 31 pesos a fin de año pero aclaró que la inestabilidad cambiaria tiene chances de perdurar. No obstante, indicó que, “en 2019, el campo va a traer una gran cosecha, con lo cual, si se estabiliza lo financiero, el año puede ser mejor que las expectativas del mercado”.
Por su parte, Emilio Felcman, director del Departamento de Estudios Económicos y Costos de Fadeeac, indicó que hubo un notorio incremento de costos en julio, del 7,2%, uno de los más altos de los últimos 30 meses, producto del aumento en el combustible del 7,7%.
“Las subas continuas implican un divorcio del índice de costos del transporte versus el índice de precios al consumidor. El costo del flete supera el 27%”, señaló. En los últimos 12 meses, el combustible aumentó en 8 oportunidades.
En cuanto al impacto de la crisis económica sobre el transporte de cargas, manifestó que “hay menor actividad en general y mayor inflación esperada. Lo negativo de este ajuste tan abrupto es que la suba del dólar contagia al resto de los precios y asusta a la actividad real y al consumo, generando convulsiones en varios sectores. Esta situación implica también presiones para subas en Paritarias y, por ende, mayores costos”.
De hecho, precisó que el índice Fadeeac cerró en 24% en 2017 y ya acumula 24% en lo que va del 2018.
Carga tributaria
Gabriela Rigoni, especialista en impuestos y socia del estudio Lisicki Litvin & Asociados, se refirió al capital de trabajo y advirtió un desajuste temporal entre los pagos y cobranzas, agravado por el corrimiento de los plazos y las altas tasas financieras.
Remarcó que otro impacto fuerte es el que produce el impuesto a los ingresos brutos, cuyas alícuotas aumentan año tras año: “En algunos casos, se prevén alícuotas reducidas, pero son inalcanzables, porque requieren radicación local de todos los vehículos”. También consideró a las tasas municipales “un impuesto distorsivo y por acumulación”.
Entre los dadores de carga, el gerente de Logística de Grupo Cepas, Pablo Beltrán Simó, explicó que la situación actual hace necesario trabajar junto con los socios del sector transporte y enfatizó en que “el mercado no acepta el traslado del precio al cliente final”.
Por su parte, Marcelo Nahass, gerente de Logística de Tigre Argentina, recalcó que “no hay que perder de vista el resultado punta a punta del proceso” y que resulta fundamental trabajar con todos los actores para lograr una cadena alineada, aceptable y ágil. Agregó que es fundamental tener los datos concretos de la actividad: “Si todos los actores están mirando eficiencia y servicios, y no tanto las tarifas, de esa forma se minimiza el costo”, concluyó.
El rol del Estado
A modo de conclusión, Leiras expresó que “ARLOG, como integrador de la actividad logística, busca incluir a todas las voces. Pero es necesario subrayar que falta el Estado, como actor protagonista y con una mirada integral. Encontramos varios inconvenientes entre las distintas áreas. Por ejemplo, Control y Fiscalización no trabaja de la mano con Logística y Fiscalización”.
También subrayó que el sector no es formador de precios: “El mercado es cada vez más agresivo. Se requiere más servicio, mayor atomización de entregas y más actividad. Pero las reglas de juego no son claras, en una ciudad con un tránsito restringido y con bitrenes que sólo pueden salir de Campana. Hay algo que no se está viendo de forma integral”.