La misión oficial de Lula y su delegación de empresarios a China puso sobre la agenda no sólo la intención de Brasil de retomar protagonismo en el concierto internacional sino, además, la vocación de China por posicionar el yuan no sólo como reserva de valor sino como moneda de cambio en el comercio.
Este es el marco contextual para comprender el alance del acuerdo entre ambos socios comerciales para integrar a las monedas locales -el real y el yuan- en los intercambios de bienes y servicios bilaterales.
El 18% del comercio internacional de China se realizó en Yuanes durante 2022, de acuerdo con The National News y Caixin Global. En 2016, el volumen transado por China en su moneda local representaba el 11,5% del volumen total de bienes, según describió Reuters.
Donde mayor protagonismo tiene el Yuan es en el comercio transfronterizo: el año pasado se pagaron y cobraron operaciones en moneda local por un valor equivalente a los 6,1 billones de dólares, es decir, un 15% a lo realizado en 2021.
Puro simbolismo

Esteban Actis
Para Esteban Actis, doctor en Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Rosario, el acuerdo entre Brasil y China “tiene un impacto simbólico muy fuerte por el volumen del comercio: más del 30% de las exportaciones brasileñas van a China”.
En un contexto político internacional influenciado por las sanciones impuestas por Estados Unidos a Rusia y Arabia Saudita, “y ante el temor de nuevas sanciones a China, es donde hay que interpretar esta intención de China de desdolarizar gran parte de su comercio exterior”, agregó.
El académico avaló que “hay un avance global por intentar dejar al dólar de lado”. No obstante, fue también tajante en que “los movimientos todavía no son muy claros al respecto”.
Cautela
“Las reservas de Brasil -continuó- alcanzan los 320.000 millones de dólares. El 80,4% está en dólar, el 5,3% en yuanes y el 4,7% en euros. El dato es que en 2022 el yuan desplazó al euro, pero el dólar sigue siendo la reserva de valor”.
“Yo sería cauteloso al hablar de desdolarización”, ahondó.
No obstante, dos puntos le llamaron la atención respecto del viaje de Lula: el primero es si Lula firma finalmente su inclusión en la Ruta de la Seda (BRI, en inglés) de China, y el segundo es el impacto de la visita en la política industrial de Brasil.
“Brasil y México, responsables del 60% del PBI latinoamericano, son los únicos dos de los 20 países de la región que no firmaron el acuerdo. Si Brasil ingresa, tiene un impacto geopolítico y también simbólico: ya tiene vínculos financieros y comerciales de peso con China y, por su tamaño, entrar al BRI no le mueve el amperímetro en materia de inversiones”, reflexionó Actis.
Semiconductores
El segundo punto, en cambio, es más visible e inmediato en cuanto a impacto.
“El tema a seguir es la política industrial brasileña y cómo consigue financiamiento en un contexto de fragmentación de las cadenas globales de valor sobre todo en un industria puntual, como la de semiconductores. Lula visitó Huawei con la intención de conseguir financiamiento para Ceitec, una empresa brasileña de semiconductores de valor agregado medio”, indicó Actis.
“Pero esto se da en un contexto en que Estados Unidos, a través del Chip and Science Act, también mostró disposición a financiar, vía nearshoring, los semiconductores brasileños”, reflexionó.
“Si hay una dimensión rígida en la disputa entre Washington y Beijing es la tecnológica, siendo semiconductores la madre de toda las batalla en la cortina de hierro digital”, dijo Actis, en su artículo Brasil y el “momento Volta Redonda”, publicado en Suma Política.
Inestabilidad

Julieta Zelicovich
Por su parte, la investigadora del Conicet y doctora en Relaciones Internacionales, Julieta Zelicovich, puntualizó que esta misión “se dio en un contexto de alta inestabilidad política internacional y de tensiones entre Estados Unidos y China, y con un objetivo firme de Brasil de volver a proyectarse en el mundo con un rol destacado luego de una deçada de poco liderazgo entre el gobierno de (Jair) Bolsonaro y el impeachment de Dilma (Rousseff)”.
Para la especialista en política exterior argentina y economía política internacional, este contexto “explica la grandilocuencia de las declaraciones de Lula: hay un componente de disputa de narrativas, y una intención de Brasil de ver si tiene la capacidad o no de setear la agenda”.
“El acuerdo de monedas locales no es el primero ni el único”, destacó Zelicovich, tras recordar que “hay uno en el Mercosur que tuvo poco impacto”.
Incapacidad
Para la académica, estos acuerdos “son instrumentos de política monetaria y comercial, que no han demostrado tener la capacidad de alterar la predominancia del dólar: del total del comercio exterior chino el que se hace en moneda local ronda el 20%”.
Aún así reconoció que estamos ante un “esfuerzo por diversificar riesgos con una motivación económica, pero adjudicándole al riesgo político la causa económica”.
“Esto es más una disputa de narrativas y por ganar visibilidad que decisión que vaya a modificar los canales y el volumen del comercio bilateral China y Brasil. Basta buscar estadísticas de comercio internacional en monedas locales para ver la primacía del dólar, su trayectoria y sostenibilidad”, concluyó Zelicovich.