Nota 1 de 2

Recientemente se publicaron los datos de intercambio comercial entre la Argentina y Brasil, principales socios del Mercosur, con cifras poco alentadoras. En esta columna –que será entregada en dos partes– nos proponemos dos objetivos: 

  • Entender qué está sucediendo con la economía brasileña en los últimos años (detallado en este envío)
  • Entender qué viene sucediendo en los flujos comerciales entre ambos países en los últimos años y, eventualmente, ensayar posible escenario futuro sobre lo que puede ocurrir en el comercio internacional entre ambos países

Con 211 millones de habitantes y una tasa de desempleo 12%, la economía brasileña registró en el primer cuatrimestre de 2020 un retroceso de sólo 0,3% y un avance del 0,9% en los últimos 4 cuatrimestres.

En abril sufrió una ligera deflación del 0,3%, en tanto que en los últimos 12 meses, tuvo una inflación del 2,4%, según datos del Instituto de Estadística de Brasil.

El siguiente gráfico ilustra la tasa de crecimiento económico de Brasil para los últimos 12 trimestres.

Como se observa, 2019 había sido un año de relativamente buen desempeño en términos de tendencia, augurando un 2020 que podría haber iniciado con una tasa de crecimiento de 1,2% para el primer cuatrimestre.

La pandemia jugó un papel decisivo en evitar la continuidad de dicha tendencia. Sea por el arrastre de 2019, o por la actitud del gobierno del Presidente Bolsonaro de evitar un lockdown “a la Argentina”, Brasil registró una caída de la actividad de sólo 0,3% en el primer cuatrimestre para toda su economía, con caída de 2,9% para la industria en 12 meses y 8% para lo que va de 2020. 

En línea con esta performance económica relativamente buena, la tasa de desempleo de Brasil se mantiene en torno del 12%, sin grandes variaciones. 

Puede desprenderse entonces que el mercado laboral brasileño, marcado por cierta rigidez (sea por motivos de legislación laboral o de formación de sus recursos humanos), no logra bajar su tasa de desempleo no obstante registrar varios trimestres de crecimiento económico.

Por otro lado, y como se verá más adelante, Brasil no cuenta con problemas de inversión. 

Esta rigidez del mercado del trabajo no suele ser un patrón deseable para los hacedores de políticas económicas, pudiendo generar alguna presión en términos de programas sociales para personas que no lograron reinsertarse en el mercado laboral.

Reservas

En tanto, las reservas internacionales han demostrado en los últimos años una solidez incluso en momentos recientes: en lo que va de 2020 Brasil perdió US$15.000 millones de reservas internacionales, casi un tercio de las reservas internacionales brutas del BCRA.

Aún así, cuenta con casi 8 veces el nivel de reservas de la Argentina. 

Por lo visto hasta aquí, la economía brasileña demuestra en los últimos años cierta resiliencia marcada por una tasa de crecimiento positiva y sostenida, un mercado de trabajo con un desempleo elevado pero estable y una sólida posición de reservas internacionales.

Con estas variables, Brasil puede administrar su tipo de cambio, acceder al crédito internacional y financiar su déficit fiscal. Una situación bien distinta a la de Argentina.

Más aún, con una inflación de sólo el 2% anual y la citada posición de reservas internacionales, entendemos que la política cambiaria con sesgo devaluatorio de nuestro principal socio comercial es más bien deliberada, lo que representa muy malas noticias para nuestra balanza comercial con dicho país.

Téngase en cuenta que ni el Gobierno de Brasil ni sus principales empresas mantienen elevados niveles de deuda en moneda extranjera, lo que minimiza los efectos negativos de una devaluación de la moneda. En efecto, un bono del tesoro brasileño a 10 años rinde 6,7%.

Ciertamente, la crisis del COVID-19 no le sale gratis a un Brasil con récord de infectados y fallecidos, con inestabilidad política y devaluación del real. En efecto, en abril pasado, la industria cayó 19% contra marzo y 27% contra abril de 2019, con la mayor caída en bienes de capital y bienes durables.

Fundamentos

Sin embargo creemos que, mirando más allá de 2020, la economía brasileña resultará una de las más beneficiadas pasada la pandemia por los siguientes motivos:

  • Su capacidad exportadora: Brasil exporta US$ 19.000 millones por mes en promedio
  • El tamaño de su mercado, con más de 200 millones de habitantes con movilidad social: en 1980, el 15% de la población era de clase media, y hoy duplica ese valor (datos pre-pandemia). Su PBI per cápita pasó de US$ 3151 a US$ 13.245, entre 2000 y 2011
  • Su posición de reservas internacionales: le permite mantener bajo control su tipo de cambio al servicio de una estrategia de fomento a las exportaciones
  • Su manejo de la tasa de interés y la capacidad de controlar la inflación por parte del Banco Central 
  • Su capacidad de acceder a mercados internacionales: al cierre de esta edición, Brasil emitió deuda por US$ 3.500 millones  
  • Sus recursos energéticos y agrícolas: sugerimos estudiar la evolución del índice de commodities que evalúa el Banco Central 
  • Una posición fiscal relativamente bajo control (pre-pandemia)

En tal sentido, entendemos que a nuestro país le conviene buscar asociarse de manera inteligente a Brasil, en una estrategia de salida de la crisis en base a mayores exportaciones desde el Mercosur hacia los principales bloques económicos internacionales, evitando confrontaciones con poco rédito político y alto costo estratégico.

Para eso hay que trabajar sobre una agenda de regulaciones, salidas a mercados internacionales, medidas de apoyo que faciliten la integración de empresas argentinas y brasileñas y realización de proyectos de infraestructura conjunta. 

Falta de plan

Lamentablemente, como veremos en la próxima entrega, la Argentina no sólo no cuenta con ese plan de integración inteligente sino que, además, viene perdiendo relevancia en su relación con Brasil.

Nuestro país está en un acuerdo internacional integral con la novena economía del mundo, que ha recibido inversión extranjera directa por US$ 821.000 millones en los últimos 15 años –dos veces el PBI argentino– a razón de US$ 55.000 millones por año, y pareciera que nuestra clase dirigente no ha tomado nota. 

Para finalizar, a continuación se presentan las proyecciones para las principales variables macroeconómicas elaboradas por el Banco Santander de Brasil para los próximos años:

Indicadores 2018 2019 Proyección

2020

Proyección

2021

Proyección

2022

PBI (%) 1,30 1,10 -6,38 4,35 3,20
Tasa de desempleo (promedio) 12,30 11,90 14,89 13,06 11,95
Inflación (% anual) – IPCA 3,70 4,31 1,40 2,90 3,50
Tipo de cambio – R$/US$ 3,87 4,03 5,80 5,50 5,30
Tasa de interés (% p.a.) – Selic 6,50 4,50 2,25 3,00 6,00
Balance fiscal (% PBI) -1,60 -0,85 -11,70 -3,50 -2,70
Cuenta corriente (% PBI) -0,80 -2,79 -1,60 -1,49 -1,61
Balance comercial (US$ en miles de millones) 59,87 48,04 35,16 34,55 43,30

El autor es director independiente en empresas, asesora a CEO en materia de estrategia y a Gobiernos en el diseño e implementación de políticas públicas. Fue director en PwC, analista sectorial de la consultora Economía y Regiones, especialista en reestructuración de préstamos y gestión de empresas en crisis y analista del sistema financiero en el BCRA

Contacto: maximiliano@tradenews.com.ar