Nota 2 y final
En nuestra anterior entrega hicimos foco en las fortalezas de Brasil, las cuales a nuestro entender, lo convierten en un socio comercial con el cual debemos buscar la forma de asociarnos.
En esta, en cambio, nos dedicaremos a entender el perfil comercial de Brasil, qué ha sucedido con el Mercosur en el último tiempo y qué oportunidades se le presentan a nuestro país en el marco de un convenio en el que los dos principales socios tuvieron suertes totalmente diferentes, algo que que alteró el equilibrio de fuerzas.
En 2019, Brasil exportó por US$ 225.000 millones e importó por US$ 177.000 millones para alcanzar un superávit comercial de US$ 48.000 millones.
En los primeros 5 meses de 2020, las exportaciones sumaron US$ 85.000 millones, mientras que las importaciones totalizaron US$ 69.000 millones, acumulando un saldo positivo de la balanza comercial en US$ 16.000 millones.
Desde 2015, Brasil promueve una política de comercio exterior que le ha permitido generar saldos comerciales superavitarios, con una acumulación de saldos favorables de US$ 55.000 millones anuales en promedio para los últimos 4 años.
Comex de Brasil en 2019
Perfil exportador
En 2019, el 50% de las exportaciones brasileñas correspondieron a bienes de la industria de la transformación, mientras que el 33% derivó de la actividad agropecuaria y el 21% correspondió a industrias extractivas, patrón similar a las exportaciones de los primeros 5 meses de 2020.
En 2019, Brasil exportó a China, su principal cliente, embarques por US$ 64.000 millones (28% del total). Mientras, la Argentina exportó a China por US$ 7000 millones. China es el segundo mercado de exportación de la Argentina, con el 16% del total.
El 43% de lo que Brasil exporta a China es soja, producto en el que la Argentina es competitivo.
Volviendo a Brasil, Estados Unidos es su segundo mercado de exportación, con US$ 30.000 millones. Aquí también es notable la brecha de oportunidad para la Argentina, que cuenta con sólo US$ 4000 millones de exportaciones a ese país.
Medido en exportaciones per cápita, si la Argentina exportara a Estados Unidos lo mismo que Brasil, podría aumentar sus exportaciones a aquél mercado en por lo menos en US$ 2000 millones adicionales.
Exportaciones
Resulta interesante destacar que Brasil no cuenta con un producto que domine las exportaciones a Estados Unidos (como sí lo tiene en China): ninguno supera el 13% de las exportaciones totales, siendo los principales los derivados del hierro y del petróleo.
En tal sentido, Argentina puede aprovechar esta lección de nuestro vecino en una estrategia de exportación a Estados Unidos bien diversificada. De hecho Brasil exportó en 2019 a Estados Unidos por US$ 415 millones de pasta celulosa, y la Argentina tiene potencial en el mismo rubro.
Perfil importador
En 2019, y en lo que va de 2020, el 94% de las importaciones brasileñas corresponden a bienes de la industria de la transformación. Si la Argentina tuviera un perfil industrial competitivo, por cercanía, podría disputar a China y a Estados Unidos compras que realiza Brasil por US$ 65.000 millones.
La Argentina tiene que encontrar la forma de acordar con Brasil una estrategia importadora para beneficio de ambos. En efecto, la Argentina podría aumentar un 10% sus exportaciones con “sólo” capturar un 10% de las compras que Brasil le hace a China y a Estados Unidos, ciertamente, luego de Alemania los países con mayor capacidad exportadora.
Al observar la composición de las importaciones brasileñas, es interesante notar la alta atomización, lo que marca que podría haber alguna oportunidad para empresas argentinas dado que no hay un poder de compra excesivamente concentrado del otro lado.
Ciertamente, es ahí dónde la Argentina debiera incentivar programas de industrialización de alta tecnología a pymes que puedan exportar a Brasil. El principal Estado importador brasileño es San Pablo, con compras por US$ 59.000 millones, lo que marca nuevamente que el foco argentino debiera orientarse hacia la industria si quiere lograr inserción en el mercado brasileño.
Sin ir más lejos, las provincias del norte argentino deberían asociarse para juntas atacar los tres Estados del sur brasileño (Río Grande Do Sul, Santa Catarina, Paraná) que compran del exterior por US$ 40.000 millones al año, cifra que representa el producto bruto geográfico (PBG) de varias provincias del norte de nuestro país.
Importaciones
Bien haría la Argentina en crear un régimen de promoción a la exportación que exima de derechos de exportaciones a toda la producción del norte argentino destinada a los mercados del sur de Brasil, máxime considerando la lejanía del puerto de Buenos Aires.
La industrialización de las provincias del norte argentino con perfil exportador encontraría en el sur de Brasil un mercado de exportación atractivo, lo que permitiría generar empleo de calidad y reducir la pobreza en la zona más postergada de nuestro país.
El Mercosur
El Mercosur representó en 2019 para Brasil exportaciones por sólo US$ 15.000 millones (sobre US$ 225.000 millones) e importaciones por US$ 13.000 millones (sobre un total de US$ 178.000 millones).
Pero hace 10 años las exportaciones de Brasil al bloque eran US$ 28.000 millones mientras que las importaciones de Brasil desde el bloque fueron en 2010 por US$ 20.000 millones. Vale decir, que el bloque comercial no cuenta con mayor relevancia y vienen perdiendo peso, ya que hoy las operaciones de intercambio con el mismo no superan el 7% de todo el comercio internacional de Brasil.
La Argentina, sin una clara estrategia para el Mercosur, no logra aumentar sus exportaciones a Brasil desde 2015.
El 10% de las importaciones que Brasil hace del Mercosur está conformado por vehículos de pasajeros, y el 21% corresponde a vehículos de carga, mientras que el 15% de las exportaciones corresponden a vehículos de pasajeros.
Si bien los lectores de Trade News conocen la enorme relevancia de integrar una unión comercial con la novena economía del mundo, resulta llamativo cómo la población en general y el empresariado en particular no le ha prestado mayor atención al desarrollo del Mercosur en las últimas décadas.
Acaso sea una asignación pendiente de todo la comunidad de negocios que integra el comercio exterior argentino pujar para volver a poner en valor al Mercosur, con una agenda constructiva bajo el lema ganar-ganar, sobre la base de los siguientes puntos:
- Una integración inteligente entre la Argentina y Brasil para potenciar la capacidad exportadora del bloque (vale decir, la Argentina debiera enfocarse en ver qué partes puede fabricar mejor y más barato que Brasil para que se integren a productos y equipos brasileños que serán luego exportados fuera del bloque)
- Una estrategia industrial argentina que pueda penetrar el mercado industrial brasileño con productos y servicios de pymes con tecnología que apalanque sobre la programación y el diseño
- Una incorporación de los socios minoritarios con un propósito, sobre todo de Uruguay aprovechando su capacidad de atraer ahorros que puedan canalizarse a proyectos productivos en las zonas fronterizas con Argentina y Brasil
- La invitación a sumarse a países de probada fortaleza exportadora como son Chile y Perú, que además de puertos en el Pacífico, ofrecen recursos naturales y mejor perfil crediticio, y con ello, acceso a financiamiento de más largo plazo y a menor costo
Conclusiones y perspectivas
Si la Argentina no hace algo distinto, difícilmente pueda superar la barrera de los US$ 10.000 millones de exportaciones a Brasil de los últimos años y continúe perdiendo relevancia como socio comercial, restando propósito al Mercosur.
El fracaso del Mercosur será aún más nocivo para la Argentina que para Brasil dado que la industria automotriz argentina –y ciertamente, la provincia de Córdoba– depende en gran medida del principal socio del bloque.
Mientras Brasil dedicó los últimos años a fortalecer su perfil exportador, la Argentina no desarrolló una estrategia comercial internacional inteligente, sino más bien, por presiones fiscales, se dedicó a gravar la renta del sector agroexportador.
Si el lector recuerda nuestra anterior nota sobre Brasil, donde destacamos las fortalezas de Brasil, tendrá presente que la Argentina está dejando pasar una oportunidad única de:
- Revalidar su alianza comercial con un país que viene creciendo en forma sostenida, que amplió su clase media (mientras Argentina la achicó), que se integra cada vez más al mundo, y que ha logrado administrar las principales variables macroeconómicas
- Asociarse en la búsqueda de negocios conjuntos para desarrollar mercados de exportación a partir de la integración -no de la competencia- de industrias
- Promover un intercambio por fuera de la industria automotriz, haciendo énfasis en negocios y acuerdos en sectores como el agro, el petróleo, el gas y las energías renovables donde tanto Brasil como la Argentina poseen ventajas indiscutibles
- Promover inversiones de capital que mejoren la infraestructura en energía, comunicaciones, redes viales, puertos, aeropuertos
- Desarrollar una propuesta de turismo regional con paquetes y proyectos integrados (a quien viaja desde países lejanos poco le cuesta tomar una avión desde San Pablo o Río a Buenos Aires y viceversa)
En contra
Ciertamente es posible que jueguen en contra rivalidades históricas, o las ambiciones de potencia mundial que siempre ha tenido Brasil –incluso con desarrollos en materia nuclear– e incluso el retroceso argentino por reiteradas crisis, que han disminuido la capacidad negociadora de nuestro país.
También son agravantes la falta de comprensión de los presidentes argentinos en general sobre la importancia de salir al mundo juntos, más aún en momentos de crisis y hasta la falta de mecanismos de ayuda recíproca en caso de dificultades de uno de los socios.
Así y todo hay que aprender experiencias exitosas en el mundo:
- La Unión Europea surgió incluso luego de dos guerras mundiales con más de 70 millones de muertos, con Francia y Alemania como líderes (siendo que la segunda invadió a la primera durante la Segunda Guerra Mundial). Hoy la Eurozona reúne a 25 países con un producto bruto de 14.000 millones de millones, con un PBI per cápita de US$ 40.000 anuales
- Los Estados Unidos supieron mantener un conflicto armado con México y hoy integran el NAFTA actualizado. Desde 1990, el PBI per cápita de un ciudadano mexicano creció un 37%.
- China y Japón, países enfrentados durante la Segunda Guerra Mundial, hoy analizan posible acuerdo comercial
Reflexiones
Nos permitimos cerrar con las siguientes reflexiones.
La Argentina exporta US$ 1400 por año por habitante, mientras que Brasil sólo US$ 1000 por habitante. Vale decir que, con “peor” performance exportadora que la Argentina, Brasil ha logrado colocar en China casi un tercio de su exportaciones: si la Argentina lograra enviar un tercio de sus exportaciones a China, estaríamos hablando de exportaciones argentinas a ese país de US$ 20.000 millones, casi 3 veces sus actuales exportaciones.
Para ello, la Argentina debe lograr estabilidad macroeconómica, seguridad jurídica y políticas sectoriales en favor de la exportación de sectores competitivos como el agro. En efecto, la Argentina tiene para disputarle a Brasil US$ 25.000 millones de productos agrícolas que Brasil exportó a China en 2019, para lo que debe buscar la fórmula para expandir la frontera agrícola y bajar sus costos de exportación para tener chances en esa disputa.
Brasil también logró acumular saldos comerciales favorables equivalentes al 25% de sus exportaciones durante los últimos 4 años. Es más: logró colocar en Estados Unidos productos dónde ninguno representa más del 15% del total, lo que demuestra competitividad en varios sectores de su economía.
Tres décadas
Algo mal venimos haciendo los argentinos en estos últimos 30 años, cualquier sea la ideología o signo político.
La Argentina ya ha probado con modelos de crecimiento en base al gasto público financiado con deuda externa o inflación. También ha intentado programas económicos en base a la impulsión del consumo privado de manera artificial (al no ser productiva ni contar con una elevada tasa de inversión, la economía argentina no genera puestos de trabajo de alto valor agregado que justifiquen mayores salarios y por ende mayores capacidades de consumo en base al ahorro de las familias, sino endeudamiento financiado por el exterior).
En este escenario, el comercio exterior puede marcar el sendero hacia un período de varias décadas de crecimiento económico que mejore los índices de desarrollo social y una genuina distribución del ingreso más equitativa. Brasil puede ser el primer paso en esa dirección.
El autor es director independiente en empresas, asesora a CEO en materia de estrategia y a Gobiernos en el diseño e implementación de políticas públicas. Fue director en PwC, analista sectorial de la consultora Economía y Regiones, especialista en reestructuración de préstamos y gestión de empresas en crisis y analista del sistema financiero en el BCRA
Contacto: maximiliano@tradenews.com.ar