Crisis climática, crecientes diferencias sociales, mayores riesgos cibernéticos y una recuperación global desigual tras la irrupción –y persistencia- del Covid-19 encabezan la lista de preocupaciones mundiales relevadas por el Informe de Riesgos Globales 2022 (GRPS) del Foro Económico Mundial (WEF, por su sigla en inglés).

El trabajo muestra que mientras los principales riesgos a largo plazo se relacionan con el clima, las preocupaciones globales más relevantes a corto plazo tienen que ver con las diferencias sociales, las crisis de formas de subsistencia (empleo) y el deterioro de la salud mental.

De hecho, el documento destaca que la “erosión de la cohesión social” es una de las principales amenazas a corto plazo en 31 países, entre ellos Alemania, Argentina, Francia, México y Sudáfrica, integrantes del G20.

Incertidumbre y falta de optimismo

Todo indica que las disparidades, que ya suponían un desafío previo al Covid, se ampliarán: se prevé que 51 millones de personas más vivan en la pobreza extrema en comparación con la tendencia anterior a la pandemia, y que ello aumente el riesgo de la polarización y el resentimiento dentro de las sociedades.

Otro dato preocupante que revela el trabajo es que la incertidumbre actual se prolongará al menos por los siguientes tres años: la mayoría de los 1183 encuestados cree que la recuperación económica global será volátil y desigual durante ese período (sólo el 16% se mostró optimista sobre las perspectivas del mundo, y el 11% opinó que la recuperación mundial se acelerará).

¿De qué se trata?

El Informe de Riesgos Globales 2022 analiza los principales riesgos a nivel internacional con carácter anual y los clasifica en función del nivel de impacto y su grado de incertidumbre.

Tradicionalmente, el informe anual se presenta a mediados de enero en el Foro de Davos. Este año, el encuentro se está realizando en formato virtual.

La versión 2022 incorpora nuevas secciones y dos nuevos riesgos: las confrontaciones geoeconómicas y los daños para la salud humana de la polución.

De ese modo, el listado final se compone de un total de 37 riesgos globales agrupados en las categorías de riesgos económicos, medioambientales, geopolíticos, sociales y tecnológicos. Y de acuerdo con la encuesta realizada a expertos de todo el mundo, se clasifica y prioriza, según su grado de severidad, a los siguientes riesgos:

  • Efectos del cambio climático.
  • Meteorología extrema.
  • Pérdida de la biodiversidad.
  • Erosión de la cohesión social.
  • Crisis de medios de subsistencia.
  • Enfermedades infecciosas.
  • Daños humanos al medio ambiente.
  • Crisis de recursos naturales.
  • Crisis de deuda.
  • Confrontación geoeconómica.

El efecto prolongado del Covid

Mientras el mundo comienza a transitar el tercer año de pandemia, queda en claro que las consecuencias económicas y sociales del Covid-19 siguen siendo una amenaza crítica.

Las diferencias en el acceso a las vacunas y la consiguiente recuperación económica desigual son factores centrales para agravar las fracturas sociales y las tensiones geopolíticas.

El estudio del WEF señala que, al momento de redactar el trabajo, en los 52 países más pobres -donde vive el 20% de la población mundial- sólo el 6% de la gente había sido vacunada.

Para 2024, las economías en desarrollo (excluyendo a China) habrán caído un 5,5% por debajo del crecimiento del PBI previsto antes de la pandemia, con América Latina y el África subsahariana aún más rezagadas, mientras que las economías avanzadas lo habrán superado en un 0,9%, lo que aumentará la brecha de ingresos mundial.

Contagio económico y social

Los desafíos económicos derivados de la pandemia persisten. Las perspectivas siguen siendo débiles: en el momento de redactar el informe, se esperaba que la economía mundial fuera un 2,3% menor en 2024 de lo que habría sido sin la pandemia.

El aumento de los precios de las materias primas, la inflación y la deuda son riesgos emergentes. Además, con un nuevo repunte de los casos de Covid-19 hacia finales de 2021, la pandemia sigue ahogando la capacidad de los países para facilitar una recuperación sostenida.

Más fragmentación

“Las trayectorias polarizadas de conectividad, educación e ingresos corren el riesgo de fragmentar aún más la economía mundial, y es probable que la divergencia se vea agravada por la desaceleración y la disparidad del crecimiento”, señala el trabajo.

El desacople económico puede dificultar aún más los ya limitados medios para restablecer el crecimiento en las economías en desarrollo, se advierte antes de agregar que esa desvinculación complicará a las economías emergentes el aprovechamiento de la mano de obra joven, los grandes mercados de consumo y los costos competitivos, además de que esos países corren el riesgo de tener menos acceso a la financiación y a la tecnología para hacer frente a los desafíos globales, incluido el cambio climático.

Empleo

Aunque el empleo se está acercando a los niveles anteriores a la pandemia en muchas economías avanzadas, a nivel mundial la recuperación de los puestos de trabajo tras la crisis generada por el Covid va a la zaga de la recuperación económica: el empleo mundial sigue siendo más bajo que antes de la pandemia y la “Gran Resignación” en las economías avanzadas ha provocado un descenso de la participación en el mercado laboral.

En ese contexto, los jóvenes, las mujeres y los trabajadores menos calificados se han visto especialmente afectados. La economía mundial necesitará al menos hasta 2023 para crear los puestos de trabajo perdidos por el virus, pero se espera que muchos de estos empleos sean de baja productividad y mala calidad, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Tres, cinco y diez años

La mayoría de los encuestados espera que los próximos tres años se caractericen por una volatilidad constante y múltiples sorpresas o por trayectorias fracturadas que separarán aún más a ganadores de perdedores relativos.

Para los próximos cinco años, quienes respondieron a la encuesta vuelven a señalar los riesgos sociales y medioambientales como los más preocupantes.

Sin embargo, en un horizonte de 10 años, la salud del planeta domina las preocupaciones: los riesgos medioambientales se perciben como las cinco amenazas más críticas a largo plazo para el mundo, así como las potencialmente más dañinas para las personas y el planeta, con el “fracaso de la acción climática”, el “clima extremo” y la “pérdida de biodiversidad” como los tres riesgos más graves.

Los encuestados también señalaron las “crisis de la deuda” y los “enfrentamientos geoeconómicos” como los riesgos más graves en los próximos 10 años.

Grieta ambiental

Quienes respondieron a la encuesta califican el “fracaso de la acción climática” como la principal amenaza a largo plazo para el mundo y el riesgo con impactos potencialmente más graves durante la próxima década.

El trabajo del WEF señala que el cambio climático se está manifestando rápidamente en forma de sequías, incendios, inundaciones, escasez de recursos y pérdida de especies, entre otros impactos.

En 2020, muchas ciudades de todo el mundo experimentaron temperaturas extremas que no se veían desde hace años, como un récord de 42,7°C en Madrid y un mínimo de 72 años de -19°C en Dallas, y regiones como el Círculo Polar Ártico han tenido una media de temperaturas estivales 10°C más altas que en años anteriores.

Los gobiernos, las empresas y las sociedades se enfrentan a una presión cada vez mayor para evitar las peores consecuencias. Sin embargo, una transición climática desordenada, caracterizada por trayectorias divergentes en todo el mundo y en todos los sectores, separará aún más a los países y bifurcará a las sociedades, creando barreras para la cooperación.

Dependencia digital y ciberamenazas

La creciente dependencia de los sistemas digitales –situación que también se vio intensificada por la pandemia- alteró a las sociedades.

En los últimos 18 meses, las industrias experimentaron una rápida digitalización, los trabajadores han pasado a trabajar a distancia cuando es posible, y han proliferado las plataformas y los dispositivos que facilitan ese cambio.

Al mismo tiempo, las amenazas a la ciberseguridad están creciendo (en 2020, los ataques de malware y ransomware aumentaron 358% y 435%, respectivamente) y están superando la capacidad de las sociedades para prevenirlas o responder a ellas con eficacia.

“Los ataques a sistemas grandes y estratégicos tendrán consecuencias físicas en cascada en toda la sociedad, mientras que la prevención implicará inevitablemente mayores costos. A medida que los ataques sean más graves y tengan mayor repercusión, aumentarán las tensiones, ya agudas, entre los gobiernos afectados por la ciberdelincuencia y los gobiernos cómplices en su comisión, ya que la ciberseguridad se convierte en otra cuña para la divergencia -en lugar de la cooperación- entre los Estados-nación”, destaca el informe.

Migración involuntaria

La creciente inseguridad derivada de las dificultades económicas, la intensificación de los efectos del cambio climático y la inestabilidad política ya están obligando a millones de personas a abandonar sus hogares en busca de un futuro mejor en el extranjero.

La “migración involuntaria” es una de las principales preocupaciones a largo plazo para los encuestados del GRPS, mientras que el 60% de ellos considera que la “migración y los refugiados” es un área en la que los esfuerzos internacionales de mitigación “no han comenzado” o están en “desarrollo temprano”.

En 2020, hubo más de 34 millones de personas desplazadas al extranjero en todo el mundo sólo por conflictos, un máximo histórico. Sin embargo, en muchos países, los efectos persistentes de la pandemia, el aumento del proteccionismo económico y la nueva dinámica del mercado laboral están dando lugar a mayores barreras de entrada para los migrantes que buscan oportunidades o refugio.

Estas mayores barreras a la migración, y su efecto indirecto sobre las remesas -un salvavidas fundamental para algunos países en desarrollo-, corren el riesgo de impedir una posible vía para restablecer los medios de vida, mantener la estabilidad política y cerrar las brechas de ingresos y trabajo.

Vacantes laborales

En el momento en el que se elaboró el informe, Estados Unidos se enfrentaba a más de 11 millones de puestos de trabajo sin cubrir en general y la Unión Europea tenía un déficit de 400.000 conductores sólo en el sector del transporte por carretera.

En los casos más extremos, las crisis humanitarias se agravarán, ya que los grupos vulnerables no tienen más remedio que embarcarse en viajes más peligrosos. En 2021, 4800 migrantes, entre ellos muchos niños, perecieron o desaparecieron durante el viaje.

Las presiones migratorias también exacerbarán las tensiones internacionales, ya que el tema se utiliza cada vez más como instrumento geopolítico.

Hasta el espacio

Aunque el ser humano lleva décadas explorando el espacio, en los últimos años se ha producido un aumento de la actividad, que no sólo ha creado nuevas oportunidades, sino que también ha señalado un nuevo riesgo, sobre todo con el aumento de la militarización y el armamento en este ámbito.

Los nuevos participantes en el mercado de los satélites comerciales están perturbando la influencia tradicional de los titulares sobre el patrimonio espacial mundial en la prestación de servicios por satélite, en particular las comunicaciones relacionadas con Internet. Un mayor número y variedad de actores que operan en el espacio podría generar fricciones si la exploración y explotación del espacio no se gestiona de forma responsable.

Con una gobernanza mundial limitada y obsoleta para regular el espacio junto con políticas nacionales divergentes, los riesgos se intensifican.

Una de las consecuencias de la aceleración de la actividad espacial es un mayor riesgo de colisiones, que podrían provocar la proliferación de desechos espaciales y afectar a las órbitas que albergan infraestructuras para sistemas clave en la Tierra, dañar valiosos equipos espaciales o desencadenar tensiones internacionales.

Los limitados instrumentos de gobernanza aumentan la probabilidad de que la actividad espacial agrave las tensiones geopolíticas, y las recientes pruebas de armamento en el espacio ponen de manifiesto estos riesgos. El aumento de la actividad espacial también podría provocar impactos ambientales desconocidos o elevar los costos de bienes públicos como la vigilancia meteorológica o del cambio climático.