En una defensa sin precedentes del sistema multilateral del comercio, y a horas de arrancar oficialmente la reunión del G20, 33 expertos de 11 países de América Latina firmaron esta mañana una declaración conjunta que sostiene y sugiere una reforma de la Organización Mundial del Comercio (OMC), y advierten con preocupación sobre las prácticas comerciales que están erosionando el multilateralismo.

Entre quienes firman la misiva abundan ex funcionarios con distintos grados de responsabilidad en la conducción de la política comercial desde los gobiernos, organismos internacionales y con activa participación en distintos ámbitos académicos. Y constituye además un incipiente foro de voces del Mercosur y la Alianza del Pacífico, que pretende posicionar la voz regional en el concierto internacional del comercio.

El impulso

La iniciativa fue impulsada por los ex titulares de la Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales (Direcon) de Chile, Alejandro Jara, Andrés Rebolledo y Osvaldo Rosales, declaró que “el sistema multilateral de comercio vive una profunda crisis, donde las dos principales economías (Estados Unidos y China) están embarcadas en disputas comerciales que afectan al conjunto de la economía mundial y que transgreden las normativas de la OMC”.

Entre otros referentes de la región, por la Argentina firmaron la declaratoria Félix Peña, Martín Redrado, Roberto Lavagna y Beatriz Nofal.

“Estados Unidos está cuestionando el Órgano de Apelación de la OMC y, al trabar la nominación de sus miembros, podría hacerlo inoperante a fines del 2019. Por su parte, otros países han reaccionado con medidas de retaliación”, destacan los especialistas.

El Grupo de los 33 expresó que resulta “imprescindible defender un comercio regido por normas y evitar un sistema en el que el poder político sea lo que prime en el comercio y en las inversiones”, escenario en el que “los países en desarrollo serían los más afectados y América Latina vería reducidos sus espacios de autonomía, una vez que la Guerra Fría del siglo 21 ingrese en nuestra región. Es un peligro que hay que evitar”, subrayaron.

Asimismo, manifestaron la necesidad de “reformar y modernizar la OMC para defender el multilateralismo y adecuarlo a los nuevos tiempos y exigencias”.

“América Latina no puede permanecer al margen de este crucial debate. Ya es hora de que nuestros liderazgos se manifiesten. El rol de Mercosur y de la Alianza del Pacífico aquí es insustituible y hasta ahora no se ha manifestado. La reunión del G20 en Buenos Aires es una oportunidad para que la región se pronuncie al respecto”, afirmaron en la declaración.

El texto de la Declaración Conjunta

“Somos un grupo de profesionales latinoamericanos que, desde el gobierno, la academia y los organismos internacionales, hemos estado vinculados a los temas comerciales. Con ocasión de la Cumbre del G20, deseamos expresar nuestra inquietud por las prácticas comerciales que están erosionando el multilateralismo y nuestra opinión sobre la reforma y modernización de la OMC.

  1. El sistema multilateral de comercio (SMC) vive una profunda crisis. Las dos principales economías están embarcadas en disputas comerciales que afectan al conjunto de la economía mundial y que transgreden las normativas de la OMC. Otros países han reaccionado con medidas de retaliación. Por su parte, EE.UU. está cuestionando el Órgano de Apelación de la OMC y al trabar la nominación de sus miembros, podría hacerlo inoperante a fines del 2019. La cercanía de una crisis terminal de la OMC alerta sobre la necesidad de preservarla, reformándola y adecuándola a las nuevas exigencias de la economía mundial.
  2. El SMC no está siendo capaz de lidiar con los desafíos económicos y comerciales del siglo XXI: la intensidad del cambio tecnológico; la irrupción de China y Asia emergente como actores relevantes del comercio mundial; la organización industrial en torno a cadenas de valor; la plétora de acuerdos comerciales preferenciales promovidos por EE.UU., China y la UE y, en fin, el comercio digital y el vínculo del comercio con medio ambiente, cambio climático y el mundo del trabajo.
  3. El gran mérito de la OMC está en sus principios fundantes, a los que todos sus países miembros se han comprometido a respetar. Son claves en ello la no discriminación, expresada en el Trato Nacional y en el principio de Nación Más Favorecida; la Reciprocidad; la Transparencia y, por cierto, válvulas de escape en situaciones bien definidas. Esto es lo que está en juego: defender un comercio regido por normas o ingresar a otro donde lo que prima es el poder político en el comercio y en las inversiones. En este último escenario, los países en desarrollo serían los más afectados.
  4. Los principales actores del comercio mundial han optado por negociar acuerdos preferenciales de manera bilateral, limitando a la OMC en su capacidad de abordar los nuevos temas. Como la Ronda Doha no consiguió despejar los temas pendientes del siglo XX, la brecha de pertinencia entre los acuerdos OMC y los acuerdos preferenciales ha ido creciendo. Esta tensión entre los planos multilateral, regional y bilateral debilita a la OMC, la cual se muestra incapacitada de abordar los temas del siglo XXI, sin haber resuelto del todo los temas pendientes del siglo XX, particularmente la agricultura.
  5. Mejorar la pertinencia y relevancia de la OMC requiere reforzar el conjunto de sus funciones: administración de acuerdos comerciales, foro de negociaciones comerciales, solución de controversias comerciales, examen y monitoreo de políticas comerciales. Se trata de una agenda compleja y de largo plazo que es urgente abordar con pragmatismo y gradualidad. Es obvio que este desafío no se puede abordar sin Estados Unidos pero tampoco se lo puede hacer sin China.
  6. Han surgido múltiples iniciativas para abordar estos temas. Los temas más recurrentes aluden a: i) mejorar el monitoreo y la transparencia de las medidas comerciales; ii) mejores disciplinas sobre subsidios con límites a los más distorsionantes; iii) cooperación internacional y control de prácticas anti-competitivas de empresas estatales y privadas; iv) concluir las negociaciones sobre agricultura, incrementando sustancialmente el acceso a mercados, reduciendo todos los apoyos internos que distorsionan, con miras a su eliminación progresiva; v) reforzar el mecanismo de revisión de políticas comerciales nacionales (Examen de las Políticas Comerciales) .
  7. La OMC debe: i) actualizar el Trato Especial y Diferenciado, adecuándolo a las realidades económicas y comerciales, ii) mejorar aspectos procesales, facilitando un multilateralismo flexible, de geometría variable, incluso mediante acuerdos plurilaterales cuyos beneficios se hagan extensivos a todos los miembros de la OMC.
  8. Es preciso reforzar la capacidad de monitoreo y análisis de la Secretaría de la OMC para nivelar la cancha y reducir las asimetrías de información, mejorando la calidad de las notificaciones, reforzando para ello su colaboración con la OCDE, el Banco Mundial, la UNCTAD y el FMI, entre otros.
  9. Un tema cada vez más relevante es abordar los vínculos del comercio con un desarrollo inclusivo y sustentable. Legitimar el comercio como instrumento de crecimiento, innovación y acceso a nuevas tecnologías obliga a reflexionar sobre su vínculo con las demás políticas públicas, en especial para compensar a los perdedores. Apoyo financiero y tecnológico a las Pymes y capacitación laboral debieran estar más integrados con los acuerdos comerciales. 
  10. La reforma y modernización de la OMC para defender el multilateralismo es el principal desafío. Adecuarlo a los nuevos tiempos y exigencias es perentorio. Ello no sólo alude a los nuevos temas del comercio sino a la necesidad de incorporar al comercio en un marco de desarrollo inclusivo y sustentable. América Latina no puede permanecer al margen de este crucial debate. Ya es hora de que nuestros liderazgos se manifiesten. El rol de Mercosur y de la Alianza del Pacífico aquí es insustituible y hasta ahora no se ha manifestado. La próxima reunión del G20 en Buenos Aires es una oportunidad para que la región se pronuncie al respecto.
  11. El deterioro del multilateralismo comercial y la politización del comercio y de las inversiones amenaza con traer la guerra fría del siglo XXI a nuestra región. América Latina no debiera permitirlo. Participar proactivamente en el debate sobre reforma y modernización de la OMC es un buen paso para preservar el multilateralismo. Defender los logros en comercio e integración regional, favoreciendo la convergencia de Mercosur y la Alianza del Pacífico es otro.”