El Mercosur parece querer recuperar el tiempo perdido en lo que a negociaciones internacionales se refiere.
Entre el 6 y el 10 de este mes los representantes del bloque que integran Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay (Venezuela está suspendido) mantuvieron la VIII Ronda de Negociaciones con la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA, por su sigla en inglés).
El encuentro se realizó en el Palacio San Martín. La delegación argentina estuvo encabezada por el Subsecretario del Mercosur y Negociaciones Económicas Internacionales de la Cancillería, Victorio Carpintieri, mientras que por EFTA presidió el Director General del Ministerio de Comercio, Industria y Pesca de Noruega, Jan Farberg.
En coincidencia con el resurgimiento de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, el Mercosur intensifica su agenda de reuniones con países y bloques con los que espera alcanzar un acuerdo.
Renovada estrategia
A 28 años de su nacimiento, y al mismo tiempo que muchos debaten su supervivencia, el Mercosur retoma viejas conversaciones –como la interminable negociación con la Unión Europea, que comenzó en 1995- e intenta dotar de vitalidad al bloque estableciendo contactos con representantes de la zona económica más activa del mundo, como el Sudeste asiático.
En la lista de potenciales socios comerciales con los que está manteniendo reuniones figuran Corea, Singapur y Vietnam, entre otros.
En paralelo, el Mercosur busca acercar posiciones con la vecina Alianza del Pacífico (formada por Chile, Colombia, México y Perú).
Siete rondas en menos de dos años
Como contracara de lo que ocurre con la UE, las negociaciones con EFTA van a un ritmo tal que en menos de dos años los bloques concretaron siete rondas.
La I Ronda Mercosur-EFTA se hizo en Buenos Aires, en junio de 2017; las consultas al sector privado se lanzaron en el primer trimestre de 2018, y las partes ya intercambiaron ofertas de acceso a mercado.

Las delegaciones del Mercosur y la EFTA en el Palacio San Martín, durante la VIII Ronda de negociaciones durante la que se alcanzó un acuerdo sobre concluidos siete de los trece capítulos en debate.
“El objetivo de la negociación es procurar un acceso efectivo, mutuo y equilibrado al mercado de bienes, servicios, inversiones y compras gubernamentales, articulando de manera satisfactoria los intereses de cada lado. La Argentina y el Mercosur esperan que un acuerdo con la EFTA facilite nuestras exportaciones a ese mercado y estimule la atracción de inversiones originarias de los países que integran la asociación”, dijo la Cancillería mediante un comunicado.
En proximidad de la instancia final de la negociación, las partes consensuaron un nuevo intercambio de ofertas para comienzos de junio (la próxima Ronda se hará en Ginebra, Suiza).
Algo más de la mitad
De acuerdo con la información oficial, durante esta última ronda se realizó un progreso tan considerable que ya quedaron concluidos siete de los trece capítulos que componen la negociación.
La zona de libre comercio EFTA está compuesta por Islandia, Noruega y la unión aduanera conformada por Suiza y Liechtenstein, que configuran un mercado de alrededor de 14 millones de habitantes.
El PBI per cápita de las cuatro naciones figura entre los más elevados del mundo, conformando un mercado consumidor de alto poder adquisitivo.
Suiza, Noruega e Islandia son además miembros plenos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Las exportaciones del Mercosur hacia los países de la EFTA superan los US$3000 millones.
Claramente, tanto por el tamaño del mercado implicado como por el perfil de los países que integran EFTA, se trata de una negociación sustancialmente menos compleja que la que el Mercosur mantiene con la UE.
Sin embargo, sellar un acuerdo con este bloque sería un mensaje cargado de simbolismo para quienes vaticinan que más que una estrategia VIP el Mercosur va hacia una RIP.