Un día antes de que la Argentina traspasara la presidencia pro témpore del Mercosur a Brasil, Uruguay anunció su decisión de negociar acuerdos comerciales de manera unilateral. ¿Decisión real o estrategia para lograr “algo” en medio de una creciente disputa de poder entre los socios?

La “nueva piedra en el zapato” -tal como lo define Julieta Zelicovich-, marca el momento crítico y de absoluta fragilidad que vive el bloque, pero debe ser leído en términos de disputa de poder respecto del rol del Mercosur en la inserción internacional de sus miembros, advierte la Doctora en Relaciones Internacionales, profesora en la Universidad Nacional de Rosario e Investigadora de Conicet.

El nuevo contexto

Lejos de ser novedosa, la propuesta uruguaya para flexibilizar el bloque lleva varios años (de hecho las primeras ideas al respecto se remontan a la presidencia de Tabaré Vázquez), sólo que esta vez el contexto parece más propicio para que el resultado sea diferente.

Las declaraciones de Jair Bolsonaro anticipando que durante la presidencia del bloque Brasil se esforzará por tratar la revisión del Arancel Externo Común (AEC) y la flexibilidad de las condiciones para las negociaciones comerciales de los socios, despiertan esperanzas en Montevideo.

“Lo que Uruguay intentará buscar en los próximos 6 meses es a un Brasil que lo apoye en una flexibilización puntual. Guedes (ministro de Economía) estaría apoyando a Uruguay en ese sentido. Itamaraty, como sabemos, es siempre un poquito más reacia a aceptar este tipo de cosas”, dice Ignacio Bartesaghi.

Ciencia ficción

¿Y Argentina? ¿Y lo que indica el Tratado de Asunción? ¿Y el consenso estipulado en el bloque?

El Director del Instituto de Negocios Internacionales de la Universidad Católica del Uruguay es muy duro con los planteos que el presidente Alberto Fernández hizo en ese sentido durante la Cumbre de la semana pasada.

“Lo que hace el presidente de Argentina cuando habla del Mercosur es un ejercicio de ciencia ficción. Su discurso está definitivamente fuera de época. Fue bastante parecido a lo que ocurrió en la Cumbre especial por los 30 años. Habla de un Mercosur que no es. Dice que cumple con la ley y los consensos, y la verdad es que no es así. En el Mercosur no nos caracterizamos por respetar los consensos y la ley. Decir eso es escandaloso”, opina Bartesaghi.


Luego dice que Uruguay espera que en el próximo semestre, “Argentina pueda aceptar de cierta forma esa flexibilización ganando algo a cambio, como que Brasil admita que Argentina baje el AEC en un tiempito y a niveles más bajos de lo que pretenden hacer ellos, que también ganarían al bajarlos este año y en los niveles que quieren”.

Bartesaghi admite que esa solución atenta contra la unión aduanera, pero aclara que la misma “no existe ni hay interés en perfeccionarla”. El especialista en comercio internacional basa sus dichos en la contrapropuesta argentina para reformar el AEC.

Brasil, el socio estratégico

Apela entonces a una figura futbolística para describir los próximos movimientos: “Uruguay tiene que bajar la pelota al piso y dedicarse a lograr que Brasil acepte una flexibilización puntual (China sería el primero de la lista) porque no están dadas las condiciones para una flexibilización general. Creo que se trata de una flexibilización que debe ser sólo para Uruguay, que no incluya a Brasil porque eso a la Argentina le duele mucho. Lo que necesitamos es que esto se transparente de alguna forma, a través de un diálogo Mercosur-China, un acuerdo marco, o a través de una declaración de Brasil apoyando la idea”.

Edificio sede de la Secretaría del Mercosur, en Montevideo.

¿Y qué pasa si nada de eso se concreta en los próximos 6 meses? “Soy de los que piensa que Uruguay debe iniciar el 2022 con escenarios alternativos al Mercosur. Argentina está haciendo una negación muy profunda de la realidad, contra todas las tendencias internacionales. Entiendo y respeto la estructura productiva argentina, pero Uruguay no está diciendo: ¡abrite!, está pidiendo que lo dejen abrirse. ¿Por qué eso de todos juntos? Si no es todos juntos, si cada uno aplica su propia política comercial y si hoy en el mundo no existe esa rigidez, ni siquiera la Unión Europea la tiene”, responde.

Tras aseverar que comparte la postura del gobierno uruguayo “porque en algún momento hay que decir basta y tensar la cuerda para conseguir algo”, Bartesaghi aclara que eso “no es irse del Mercosur”. Y añade: “La cuerda se está tensando porque Brasil la tensa, Uruguay no tiene fuerza ni para romper el Mercosur ni para mover el tablero. El que puede hacerlo es Brasil”.

Futuro (y presente) juntos

Su connacional Magdalena Bas opina diferente.

Tras declararse “profundamente mercosuriana”, la docente e investigadora en las áreas de Derecho Internacional Público y Comercio Internacional de la Universidad de la República de Uruguay destaca que en el mensaje de Fernández “hay un eje transversal que es que el futuro es juntos” y que, más allá de los discursos políticos ella cree que “el presente también es juntos”.

¿Cómo vislumbra el futuro inmediato del Mercosur? Bas dice que la presidencia pro témpore de Brasil es un gran interrogante respecto de los pasos que seguirá el país, y del rol que el proceso de integración tendrá en la política exterior de Brasil y en el resto de los Estados socios.

Unificar posturas

“Uno de los grandes desafíos que tiene hoy el Mercosur es articular posiciones comunes ante los foros internacionales para evitar lo que pasó con la elección del presidente del BID o de la CAF, o con la postura frente a la suspensión temporal de la propiedad intelectual de las vacunas, medicamentos y otras tecnologías vinculadas con el Covid-19 en la OMC, donde tampoco estamos juntos”, advierte.

Bas enfatiza luego que, más allá de que Uruguay ponga el foco en la Resolución 32/00 a la hora de proponer la flexibilización de los acuerdos comerciales, es importante tener en cuenta que “en los principios fundamentales que forman la arquitectura jurídica básica del Mercosur está incluida la regla del consenso”.

El presidente de Argentina, Alberto Fernández, fue el más elogioso del desempeño del bloque durante el encuentro por los 30 años del Mercosur, en marzo.

Advierte que precisamente por eso, cuando se habla de Derecho Internacional no se debe olvidar “la política del Derecho Internacional”, en términos de Martti Koskenniemi.

“Son los Estados los que alcanzan el consenso y toman decisiones que son políticas honrando el Derecho, pero las decisiones de negociar determinadas normas internacionales, aprobarlas, que entren en vigor, aplicarlas, cumplirlas o incumplirlas, no deja de ser una decisión política”, describe.

Negociar solo o “en barra”

Desde Rosario, Zelicovich opina que el último anuncio de Uruguay forma parte de una estrategia para intentar llevar al Mercosur hacia aquel rol de plataforma para la inserción en el mundo que le es afín al país, que tiene sensibilidades y prioridades de proyección de su economía diferentes de la Argentina y Brasil.

“Entiendo que es más una estrategia política de disputa de poder antes que una verdadera ejecución de una política nueva. Anunciar que se iniciarán conversaciones es muy débil, no es una negociación en sí misma. Cabe evaluar además cuáles son aquellos países que desearían negociar un acuerdo con Uruguay sin Argentina y Brasil, y cuáles son las condiciones que enfrentaría Uruguay al negociar unilateralmente bis a bis cuando lo hace en bloque. Los países del Sur cuando negocian de manera conjunta lo hacen mejor”, comenta.

En el mismo sentido fueron las declaraciones del ex presidente uruguayo José Mujica, quien pidió no ir solos a negociar con otros países sino con la barra. “Los chinos no son carmelitas descalzas, nos van a pedir que bajemos los aranceles de todo”, comentó.

Insostenible

Para Zelicovich, la situación actual del Mercosur es insostenible.

“El bloque se construyó sobre una visión estratégica de un mundo que hoy ya no existe, sobre unas proyecciones de integración macroeconómica que no tuvieron esa forma, y con condiciones económicas, sociales y políticas que eran otras. Hoy el Mercosur necesita repensarse. El Mercosur que tenemos hoy no le da respuesta a las demandas de los países miembros y ello genera muchísimas tensiones”, dice la especialista en Relaciones Internacionales antes de aclarar que no se trata sólo de la agenda externa.

“Eso y el AEC están siendo el chivo expiatorio de un conjunto de problemas que tiene el bloque y que ponen de manifiesto que el statu quo ya es insostenible, que el Mercosur necesita modernizarse y repensarse, y que para eso hace falta construir una mirada estratégica compartida”, comenta.

Escenarios adversos

Por último, Zelicovich explica por qué la presidencia pro témpore de Brasil puede plantear dos escenarios igualmente adversos para la Argentina.

“Una opción es que Guedes impulse junto a Lacalle Pou reformas aceleradas, más allá de lo que quiera Argentina, acorralándola en una posición incómoda en su política económica exterior. La otra, es la opuesta: que Brasil simplemente no haga nada y paralice al Mercosur en su irrelevancia. Ambos escenarios serían adversos para la Argentina”, sostiene.

Paulo Guedes, Ministro de Economía de Brasil.

¿Cuál es la opción para nuestro país? “Intentar construir y avanzar en marcos institucionales, políticos, sociales y económicos que favorezcan el diálogo entre las partes. Esos consensos de largo plazo -que son muy necesarios- no se van a dar espontáneamente”, concluye.

Waiver

Desde Brasil, Welber Barral también analiza el escenario.

“Uruguay quiere presionar por lograr la flexibilización de las negociaciones y para eso adelantó su posición. La posición de la Argentina es coherente con la estructura de una unión aduanera, pero seguramente tendrá que hacer alguna concesión a la demanda (ya añeja) uruguaya, y una posibilidad sería un waiver específico para cada negociación. Ir caso a caso, por ejemplo habilitar que Uruguay negocie con Corea dentro de algunos límites”, dice a Trade News.

Consultor de organismos internacionales y empresas en América latina desde hace más de 30 años, y ex secretario de Comercio Exterior de Brasil entre 2007 y 2011, Barral ve “poca evolución institucional inmediata” en el bloque y opina que en buena medida, el futuro del Mercosur depende de las elecciones en Brasil. “Argentina lo sabe, y por eso intenta postergar los cambios propuestos”, comenta.

Cuando se lo consulta por las supuestas diferencias de postura entre Bolsonaro y Guedes, por un lado, y la Cancillería y las asociaciones empresarias, por otro, Barral explica que la propuesta de reducción arancelaria es la que genera debate entre los gremios empresarios y el Ministerio de Economía, y que Itamaraty también ha llamado la atención respecto de que una liberalización sin planeamiento puede afectar las exportaciones brasileñas al Mercosur.

Simpatías políticas

La relación entre Argentina y Brasil es uno de los puntos cruciales de la historia.

Bartesaghi destaca ese punto al señalar la preocupación que le genera “el error estratégico cometido por Argentina al no importarle llevarse bien con Brasil”.

Para el experto uruguayo “es insostenible que la Argentina y Brasil no se entiendan en nada, ni en el BID, ni en la CAF ni en el Mercosur”.

“Eso le puede salir muy caro a la Argentina. Me parece que también habría que bajar la pelota al piso en esa relación tan importante entre estas dos potencias regionales, y la solución de Alberto Fernández no puede ser esperar a que gane Lula (las próximas elecciones presidenciales). La solución es buscar un diálogo, acercamientos. Y para hacer eso en un mundo tan complejo y diverso, el único camino es la flexibilidad”, concluyó.