Semanas después de haber decretado un aumento en la tasa de estadística a las importaciones con el objetivo de equilibrar las cuentas públicas, entre otros, el Gobierno volvió sobre sus pasos para excluir algunos regímenes y mercaderías, pero no logra disminuir la percepción dentro del comercio exterior de que sus necesidades de financiamiento fiscal son mayores a su voluntad de promover las exportaciones (a las que se generalizó la aplicación de derechos, incluyendo a los servicios), incluso en días donde organiza el Foro Argentina Exporta.
Desde la gremial empresaria importadora, asisten incrédulos a la dualidad oficial de, por un lado, apuntar a triplicar las exportaciones como plan de Gobierno y, por el otro, a encarecer los tributos (adicionales a los internos) de los insumos importados necesarios para la producción exportable.
En diálogo con Trade News, el presidente de la Cámara de Importadores de la República Argentina (CIRA), Rubén García, sintetizó el estado de situación.
-¿Cómo toma a las importaciones el aumento de la tasa de estadística?
La situación de las importaciones va de mal en peor. Cae a pasos agigantados y ya suma 8 meses de caídas consecutivas. Y la industria, que es el principal cliente (de las importaciones) está trabajando en un rango del 45 al 60 por ciento de su capacidad.
-¿Tienen diálogo con el Gobierno? ¿Qué responden ante estos planteos?
El diálogo con el Gobierno nunca se ha cortado. Sólo hace oídos sordos…
-¿Qué interpretación hace de una medida como esta, cuando la economía lleva 16 meses sin poder repuntar?
El decreto original tiene dos vertientes. Una que es clara, y que habla de las metas fiscales, que es cierto que se necesita equilibrar (las cuentas). Pero el segundo es mentiroso porque habla de subvenciones entidades como el INTI, el INAL y el Senasa. Y la verdad es que ante cada trámite con terceros organismos vemos que los costos son altos. Encima, contra un servicio que no siempre es el mejor.
-¿Recomiendan a los socios recurrir a las medidas cautelares?
Recibimos muchas consultas para ver si se puede hacer algo y nuestros asesores jurídicos nos recomendaron eso. Lo cierto es que los tiempos son difíciles, cuesta seguir estos temas si se es una pyme, y agrega además un costo adicional que no creo estén en condiciones de afrontar. Quizá alguna firma grande que pasó de pagar 500 a 125.000 dólares por tasa de estadística encare alguna protesta.
-Por otro lado, es una medida provisoria, hasta el 31 de diciembre….
(Silencio) Me hace acordar al impuesto al cheque, que era por tres meses y llevamos ya 18 años. Me preocupa que se diga una cosa y se haga otra. Si nos remitimos al decálogo de diálogo político (lanzado por el presidente Mauricio Macri), el punto 6 habla de bajar los impuestos. Dos semanas después arrojan esta bomba…
En la Argentina hay 163 impuestos entre nacionales, provinciales y municipales. Una empresa grande tiene espaldas, pero las pymes cada vez que tienen que descontar un cheque enfrentan unas tasas que criticábamos cuando presidía el Banco Central (Federico) Sturzenegger y eran del 23 al 27 por ciento, y hoy rondan el 70 por ciento.
-¿Qué implicancias continúan al margen de la enmienda provisoria del nuevo decreto?
No se tomó en cuenta al Mercosur, y cómo queda la competitividad argentina al respecto. Y mientras miramos esto, nos olvidamos que hace 20 días la AFIP reincorporó con la resolución 4461/19 todo el universo arancelario al pago del doble IVA en importación. Todos estos mayores costos se trasladan a precios, en un mercado interno deprimido y con inflación.
Y luego hay reglamentaciones como la CEF (capacidad económica financiera) de cada empresa, que le comunicamos a la AFIP que no está funcionando bien porque cada Agencia tiene su propio sistema. Prometieron un manual de procedimiento, porque si la CEF –que calcula con un algoritmo, que nadie conoce, si una empresa puede importar– no le da bien a la empresa, no puede tramitar una SIMI. Implica ir a una agencia y enfrentar una burocracia de trámites.
Estamos trabajando en una demostración empírica de la cantidad de trabas burocráticas económicas que existen y los costos asociados –como por ejemplo, la doble aduana que persiste entre la Argentina y Brasil, y el tiempo de demora en frontera de los camiones– para presentarle al Gobierno. Hoy los costos nos están matando y realmente contribuyen a la inflación.