Mario Eliceche, el presidente de la Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas asegura que el único color político de la nueva conducción “es la bandera de Fadeeac”, que agrupa a 51 cámaras del país.
“Venimos a trabajar para el sector y con quienes quieran trabajar en favor de tener un transporte sustentable y que no sea subsidiario de otra actividad. Tenemos que encontrar la forma de ser sustentables desde lo ecológico a lo económico, tener una flota que no sea de la antigüedad de la actual (tiene en promedio entre 16 y 20 años)”, dijo durante una extensa entrevista con Trade News.
El nuevo líder de Fadeeac admite que el sector debe aggiornarse pero de inmediato señala que hoy los costos laborales y de combustible superan el 60% de los costos totales de la actividad y que “la mayoría de los asociados está trabajando por debajo del nivel de rentabilidad“.
Eliceche contó que durante una reunión con el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, lo felicitó por “la labor que está haciendo en la parte aeronáutica, portuaria, con los ferrocarriles, y por lo que está pavimentando. Pero antes de seguir pavimentando tenemos que fiscalizar qué camiones andan en la ruta, con qué peso y en qué condiciones”, le aclaró.

El presidente de Fadeeac habló sobre el modo en el que la tecnología -y de su mano el comercio electrónico- impacta al sector del autotransporte de cargas.
-Dentro de la corrida constante que el empresario argentino tiene entre lo urgente y lo importante, se termina imponiendo lo urgente: hay que pagar sueldos, insumos e impuestos para poder facturar y sobrevivir. Pero en paralelo asoma un cambio que plantea una nueva forma de aprender, trabajar, comerciar y hasta de relacionarse socialmente. ¿Cómo afectan al sector cambios como la irrupción del comercio electrónico?
-Un salmón fresco que se procesa en Punta Arenas, Chile, a 3500 km de Buenos Aires, se carga en un camión, en 72 horas está embarcando en Ezeiza y un día y medio después está en China para que lo consuman fresco. Eso es un clara muestra de cómo cambió el mundo.
Las cargas se mueven por mar, aire o tierra, y el camión, hasta que me digan que hay algo que lo puede suplantar –que hoy no lo veo- es una parte de eso. El camión va asociado al barco, al avión, al tren.
Tendremos camiones que no contaminen, a batería –ya hay prototipos- pero el transporte carretero seguirá existiendo en mayor o menor medida, para tramos más cortos o largos.
Nos tenemos que ir aggiornando y hoy tenemos dos costos importantísimos: combustible y laboral. En cada caso, cada uno, representa más de 30% de nuestro costo.
Estamos trabajando con leyes laborales de los ‘60. Tenemos que ver cómo nos sentamos con el gremio –vamos a empezar a tener charlas ahora- para ver de qué forma podemos ir actualizando todo de modo tal que le sirva al trabajador y a nosotros como contratistas.
-¿Por ejemplo contar con un régimen para lugares donde hay trabajo temporal, como la cosecha?
-Hay gente que tiene 6 meses de trabajo pero no quiere contratar un chofer porque no sabe cómo hace después, cuando se termina el trabajo. Hay que ir dándole marco a toda la realidad. Hablábamos de regiones y de que las problemáticas son distintas, la fuerza laboral que se necesita también lo es.
En Santa Cruz trabajás con el petróleo. Tenés un contrato con una petrolera, comprás un camión, tomás un chofer pero resulta que después tenés que vender el camión para poder pagarle al chofer, porque se te terminó el contrato.
Es una locura que la única ganancia que le quede al transportista sea el camión que compró cuando termina de pagar el leasing -que es el 40 o 50% del valor de la unidad- y resulta que tiene que venderlo para pagar la indemnización.
Son soluciones específicas que hay que ir buscando para cada actividad. Tal vez el marco laboral, la ley laboral, sea una, pero determinada región o actividad tendrá que tener una reglamentación distinta para que funcione.

Mario Eliceche espera lograr durante su primer año de gestión en Fadeeac “un buen acuerdo laboral con el gremio”, una carga impositiva acorde a la que necesitan los transportistas para poder trabajar y que el sector esté “bien reconocido”.
-Más allá del entusiasmo inicial, con un baño de realismo absoluto, si en un año volviéramos a hablar para hacer el balance de mitad de mandato, ¿cuáles serían las tres cosas que debería haber logrado para sentirse satisfecho?
-Un buen acuerdo laboral con el gremio que nos permita ser más eficiente a las empresas y tener gente bien remunerada. Somos dos partes, tiene que cerrarnos a los dos.
Tener una carga impositiva acorde a la que necesitamos, que será muy duro, porque si hay algo que necesita el Gobierno es plata.
¿Y un sueño? Tener un sector bien reconocido, no con tarifas para volverse millonario –nadie se vuelve millonario con un camión-, pero que pueda trabajar dignamente y cuidar su material de trabajo.
La mala prensa del camión
-Hoy el camión tiene, en general, muy mala prensa: se dice que es un medio de transporte contaminante, que causa accidentes en la ruta, que rompe los caminos…
-Si la gente entiende que somos prácticamente servidores públicos y que no hay economía ni sociedad en el mundo que pueda funcionar si no hay un transporte eficiente (se ve cuando hay un paro importante de camioneros porque falta el combustible, no llegan los lácteos, los remedios) entenderá la importancia del sector.
Cambiará la imagen cuando tengamos carreteras como las que deberíamos tener pero no tenemos, y entonces los camiones circulen con más seguridad. Cuando esté federalizada la licencia de conducir y cada conductor de camión o auto estén capacitados. Cuando tengamos leyes de tránsito y haya controles en la ruta para que un auto o un camión que no están en condiciones no puedan circular…
Entonces no habrá tantos accidentes por culpa del camión o del automovilista y seremos una sociedad organizada.