A días de la entrada en vigor del acuerdo de facilitación del comercio de la OMC, una reflexión sobre la Aduana y el recurso a la web. La reciente entrada en vigor del acuerdo para la facilitación del comercio internacional, de la Organización Mundial del Comercio (OMC) se nos presenta como una nueva posibilidad para hablar de esa compleja doble función de la Aduana donde el control y la facilitación del comercio internacional deben convivir en armonía.
En este sentido, cabe preguntarse si control y facilitación son acaso conceptos excluyentes o, por el contrario, complementarios. O mejor aún: ¿Es la Aduana que mejor controla “la mejor Aduana” o, por el contrario, lo es aquella que más facilita el comercio con, por ejemplo, veloces procesos de desaduanamiento?
Si bien la función de control es absolutamente necesaria, dado que contribuye con la economía de los países (sea por el carácter fiscal de las obligaciones que debe hacer cumplir o con la protección de ciertas ramas de la producción local), nunca debe desatenderse aquel principal objetivo de la facilitación. A tal punto es un objetivo principal que todos los índices o ranking que miden la eficiencia de las aduanas son basados principalmente en la cantidad de horas en que un contendor es liberado a plaza. En este sentido, el informe “Doing Business 2016” del Banco Mundial recomienda un total de 6 horas como plazo máximo de liberación de los contenedores.
Aún cuando puedan evidenciarse algunas mejoras, todavía tenemos que trabajar mucho en nuestro país: el promedio estimado es de 60 horas, y se nos ubica en el puesto 66 del ranking mundial de desempeño logístico, por detrás de países como México, Brasil, Chile y Uruguay, y yéndonos más allá, por detrás de Botswana, Tanzania y Ruanda.
Entonces, estos nuevos acuerdos de facilitación del comercio… ¿Serán tomados por nuestras autoridades como oportunidades para verdaderamente contribuir con los flujos comerciales internacionales o, por el contrario, serán considerados como nuevas herramientas para el control?
Las experiencias pasadas permiten afirmar que nuestra Aduana privilegia el control a la facilitación. De hecho, a nivel internacional se nos conoce por la invención de ciertos controles que, por creativos, a veces se tiñen de inapropiados o incluso de diletantes.
Históricamente, nuestra Aduana realiza tres tipos de controles: controles con anterioridad a la liberación de las mercaderías (también llamado controles ex ante), controles al momento de la liberación de las mercaderías, y controles con posterioridad a la liberación de las mercaderías (también llamados ex post, y son la “especialidad de la Casa”).
Los controles ex ante están principalmente basados en la determinación de perfiles de riesgo, y hoy podría decirse que el análisis de las licencias operan también como controles ex ante. Los controles al momento de la liberación se basan principalmente en revisiones de la declaración aduanera y su documentación complementaria y, según el caso, la inspección física de la mercadería.
Sin embargo, el control que aquí nos convoca y que genera opiniones encontradas sobre el proceder de nuestra Aduana, es el control de tipo ex post.
Los controles ex post, son mucho más exhaustivos y tienen la particularidad que la Aduana, como parte de dichas tareas, suele realizar requerimientos a exportadores e importadores en favor de dichos controles. Sin embargo toda la información que pudiera brindarle el requerido no siempre es suficiente y es por eso que el servicio aduanero, con marcada asiduidad, intercambia información con otras aduanas del mundo.
Por ejemplo, para saber a qué precio salió de origen un producto que hoy pretende importarse a nuestro país, la Aduana realiza la consulta (ya sea de forma automática por medio de sistemas informáticos o bien, mediante intercambio de e-mails) a la aduana de origen sobre el valor de exportación de dicho bien.
Esta posibilidad surge de diferentes convenios de intercambio de información muchos de los cuales, tienen como principal objetivo la facilitación del comercio exterior.
Vaya paradoja. Insistimos, no es que la Aduana no deba fiscalizar, sino que debiera repartir sus esfuerzos más equitativamente.
Todo esto, toma mayor color cuando se observa que el servicio aduanero no siempre se conforma con estos intercambios de información de fuente “oficial” sino que hay veces que utiliza otros métodos de obtención de información, tan modernos y prácticos como discutibles. Muchas veces se pretende utilizar sitios como “eBay” para buscar precios comparables o peor aún, “Wikipedia” o sitios similares para buscar lazos de vinculación entre compañías. Increíble,
pero real.
Pareciera claro que cuando la Organización Mundial de Aduanas (OMA) solicitó a las distintas reparticiones que se modernicen no se refería a que tomen a los buscadores de Internet como protagonistas en las tareas de investigación, ni a datos de web privadas y foros como información oficial.
Se refería a generar mayores y mejores perfiles de riesgo sobre la base del intercambio de información y que los sistemas de declaración no presenten fallas. En definitiva: que el servicio aduanero actúe rápido para la fiscalización inteligente y la liberación en tiempo de las mercaderías.
Un nuevo acuerdo de facilitación ya entró en vigor, una nueva oportunidad se presenta. El mensaje de la comunidad mundial es claro y, por suerte, está disponible en la web.