Un informe de la Cámara de Importadores de la República Argentina (CIRA) advierte sobre cómo se mide el peso específico de las importaciones a partir de su relación directa con las inversiones, por un lado, y el crecimiento económico, por el otro lado.
En particular, destacan los profundos cambios tecnológicos que inciden en la economía mundial donde la inversión adquiere una relevancia preponderante. “La inversión (a veces oculta en las estadísticas en la nueva economía) empuja la generación de la nueva cuarta globalización. Y en Argentina esto debe ser tenido en cuenta de modo particular, porque la inversión es en nuestro país débil y esa debilidad es una de las causas del estancamiento”, señala el trabajo.
La participación de la inversión en el PBI históricamente viene en niveles muy bajos, y continúa en descenso: 15,2%, en 2017; 14,7% (2018); 13,5% (2019); 12,6%, en el primer trimestre de 2020 y 9,5% en el segundo trimestre de 2020.
“Es decir, en los últimos años siempre se ubicó por debajo del 16%, que es la tasa que se entiende que se requiere para mantener capital (por debajo de esa tasa se produce destrucción del capital). El promedio mundial ronda 24%”, explica el informe.
Intangibles
Debido a la globalización, los flujos de inversión se manifiestan a través de las importaciones, especialmente en cuanto a los bienes de capital y en las piezas, y en accesorios y partes de y para esos bienes de capital, equipos, máquinas y herramientas y tecnología física, más allá del “saber, intangibles y capital intelectual” que se adquiere con todos estos bienes.
“Las importaciones dirigidas a la inversión, por lo tanto, no sólo se requieren para sostener la capacidad productiva -o incluso ampliarla-, sino también para acoplarse a la evolución productiva global”, explica CIRA.
En el mundo, las importaciones sumadas de todos los países equivalen a casi el 30% del PBI mundial. En la región latinoamericana, apenas supera el 23%. Pero en la Argentina equivalen a poco más del 15%, lo que ubica al país “entre las 10 economías con menor nivel de importaciones en el planeta en relación a la dimensión de su economía”.
Peor aún: en el 2020 de la pandemia, las importaciones en el mundo se redujeron en un 5,5%, mientras que en la Argentina lo hicieron en casi un 14%, dato que advierte sobre el nivel de cierre de la economía nacional.
Participación
“El principal componente de las importaciones es la inversión. Sumados los bienes de capital y sus piezas, accesorios y partes todo ello ha generado históricamente alrededor del 40% del total importado. El descenso de las importaciones, por ende, afecta la inversión. Por eso resulta relevante en primer lugar computar la evolución de las importaciones en general. Ellas, efectivamente, descienden en Argentina nominalmente desde hace varios años”, destaca CIRA.
Recesión, límites y cupos impuestos por los Gobiernos -junto con la pandemia en 2020 y lo que va de 2021- explican la caída constante del aprovisionamiento en el extedrior.
A esto se suma la política arancelaria compartida con el Mercosur, que promedia el 12,18% que más que duplica el promedio global: en el mundo, se grava a las importaciones con aranceles que rondan el 5,5%.
“Las importaciones en 2020 fueron 42% más bajas que en 2011. Pero las importaciones dirigidas a la inversión cayeron en ese decenio 48,2%. Y si se consideran específicamente los bienes de capital (que se dirigen a la nueva inversión) la diferencia entre los resultados del año 2011 y los del año 2020 (una década de diferencia temporal) es de casi 50% (49,21%). Así, se puede advertir que han estado cayendo en la década las importaciones, pero cayeron más las importaciones para la inversión, y dentro de ellas más aún las estrictamente de bienes de capital”, subraya el informe.
De acuerdo con estimaciones de la CIRA, la cantidad de importaciones/inversiones no obtenidas (la cifra de menores importaciones dirigidas a la inversión respecto de los niveles de 2011) fue de US$ 41.219 millones en el período que fue de 2012 a 2020.
Oportunidad perdida
“Dicho de otro modo: si se hubiese continuado con cifras de importaciones dirigidas a la inversión en los niveles de 2011 en cada uno de esos años posteriores, la Argentina hubiese invertido a través de importaciones en la suma de todos estos años un importe de 41.219 millones de dólares adicionales”, explicaron.
“La Argentina cuenta con un aparato productivo relevante que se sostiene a lo largo de décadas trabajando en diversas etapas. Y en la presente instancia de la evolución tecnológica el funcionamiento de ese aparato requiere diversos aportes. Financiamiento, recursos humanos, inversión, tecnología y conocimiento, otros diversos calificados elementos que se encadenan en los procesos productivos, políticas y servicios públicos y privados, demanda en cadenas de integración productiva”, concluye el informe.
Es decir, dentro de esos “motores” están las importaciones, y en la Argentina “la caída en las compras desde el exterior está debilitando especialmente y ya por varios años a la inversión”.
“Las importaciones -agrega CIRA- genera un significativo alimento productivo para la producción de bienes y servicios, para la acción constante de la economía, sea ella industrial, manufacturera, de pymes o de grandes empresas, de servicios o en el agro”.