Con una fuerte caída de las exportaciones -que a su vez arrastraron a las importaciones-, en junio la Argentina registró un récord histórico en el déficit de su balanza comercial: US$1727 millones.
Se trata del desequilibrio más abultado en la historia del país según un informe de Abeceb que explica que el valor equivale a 6,5 veces el déficit registrado en junio de 2022 y es 54% mayor al registrado en mayo.
Desde la consultora señalaron que en junio, las exportaciones totalizaron US$5450 millones, lo que muestra una caída anual de 35,4% (vs 24,1% ia en mayo), mientras que las importaciones alcanzaron los US$7177 millones, retrayéndose 17,2% en la comparación anual (cuando en mayo habían caído 6,3% i.a.). “Parte de la caída en las importaciones sin duda está motivada por un cierre de grifo por parte del Gobierno para compensar parcialmente el desplome de las exportaciones”, comentaron los especialistas.
Primer semestre 2022 vs primer semestre 2023
Del análisis surge que mientras en el primer semestre de 2022 la Argentina acumuló un superávit de US$2977 millones, en el mismo período de 2023 ya se computa un déficit de US$4387 millones.
El intercambio comercial del país (exportaciones + importaciones), totalizó US$12.627 millones en junio y sigue en franco declive, mostrando una caída interanual de 26,1 por ciento.
¿Qué pasó con las exportaciones?
El informe de Abeceb señala que los valores exportados cayeron 35,4% i.a. en junio, acelerándose así las caídas por octavo mes consecutivo -lejos quedó noviembre donde las exportaciones todavía crecían al 15%-. Es la mayor caída desde agosto de 2009, cuando la Argentina sufría los embates del derrumbe de precios y la crisis mundial subprime.
La contracción de las exportaciones se explica principalmente por menores cantidades exportadas (disminuyeron 24,8% i.a.) y ya anotan siete meses consecutivos de caídas en términos interanuales. Por su parte, también se volvió a profundizar por quinto mes consecutivo la caída de los precios de las exportaciones que mostraron una retracción anual de 14%.
Otro aspecto que destacan en el documento es que “finalizado el tercer tramo del dólar diferenciado para la exportación de alimentos, indudablemente bajaron tanto los stocks como los incentivos a exportar, y en la medida que nos acercamos a las elecciones, el sector privado prefiere no desprenderse de un stock que cotiza en dólares. Sin embargo, la caída no es solamente por los alimentos, sino que la caída es generalizada en todos los rubros”.
Rubros
Si se analiza por rubro, la mayor caída en las exportaciones en junio se registró en Combustibles y energía, que se contrajo 37,7%, por la caída de precio de petróleo y carburantes.
Luego aparecen los Productos Primarios (PP), por el impacto de la sequía en la cosecha, que se contrajeron en valor 36,7% contra igual mes del año previo como consecuencia del desplome en las cantidades exportadas (-34.1% i.a.). Los precios se mantuvieron relativamente estables en la comparación anual. En su interior, los Cereales se contrajeron un 39,4% anual, mientras que las semillas y los frutos oleaginosos mostraron una retracción de 35,2% ia.
El resto de las categorías de exportación también se contrajo en términos anuales. En detalle:
- Las Manufacturas de origen agropecuario cayeron un 36,1% en valor, principalmente por la caída de 22,3% en el volumen exportado, y los precios tampoco colaboraron: mostrando una caída del 17.7% i.a.
- El valor de las exportaciones de Manufacturas de origen industrial disminuyó 32,1% i.a., lo que representa un importante desplome de 24,5% en cantidades y 9,9% en precios. Aquí hubo una caída muy significativa de exportaciones de productos químicos, automotores y metales.
¿Qué pasó con las importaciones?
Los valores importados cayeron 17,2% ia en junio, producto de una caída en los precios (-10,5% ia) y de las cantidades (-7,6% i.a.), disminución que se sigue profundizando al compás del endurecimiento de las restricciones a las importaciones.
Al desagregar por rubro, la principal caída en las importaciones de junio se registró en el rubro Combustibles y lubricantes (-50% ia), seguido por Bienes de Capital (-15,9% ia), Bienes Intermedios (-8,4%) y Bienes de Consumo (-7,6%). A su vez, crecieron las compras de automotores (15,2% ia) y de Piezas y Accesorios de bienes de capital (2%).
Respecto de los meses previos, se aceleraron las caídas de importaciones de Combustibles y lubricantes, bienes intermedios, bienes de capital.
Una nota importante es que casi todas las caídas de importaciones son principalmente por precio, a excepción de los combustibles y los bienes de capital, lo que preocupa dado que ello implica que el país no cuenta con los dólares suficientes para reponer el desgaste natural del capital productivo.
Perspectivas
Los analistas de Abeceb prevén que el intercambio comercial seguirá en retracción tanto por el lado de las exportaciones como de las importaciones, que terminarán el año seguramente con caídas promedio mayores en las primeras (en torno al 20%) que en las segundas (-10% ia) al compás del mayor torniquete importador con todo.
Salvo una recuperación de las exportaciones a partir de una excelente cosecha de invierno y la liquidación de los stocks existentes, el año cerraría con un inevitable déficit que consolidará una pérdida de divisas del orden de US$7000 millones vía balanza comercial. “Esta situación es muy grave al considerar que el actual gobierno convivió con el cepo cambiario a pesar de registrar más de US$35.000 millones de ingreso por esta alternativa”, se agrega.
Por último, cabe resaltar que el deterioro del saldo comercial en 2023 no será mayor gracias al notable achicamiento del déficit en la balanza comercial energética que pasaría de un saldo negativo de US$4359 millones en 2022 a un ligero déficit entorno a US$1000 millones en 2023, no pudiendo descartarse incluso un virtual equilibrio.
La mejora de la balanza comercial energética se consolidaría aún más a partir de 2024 de la mano del pleno funcionamiento del gasoducto Néstor Kirchner y que habilitará la sustitución de gas importado por producción local.
De este modo, a la reversión del efecto sequía (que permitiría un aumento de por lo menos US$15.000 millones en las exportaciones agropecuarias el año próximo) se le sumará en 2024 un mayor aporte de divisas del sector energético, que podría mostrar ya una balanza comercial superavitaria, contribuyendo así a relajar la histórica restricción externa de la Argentina.