De manera prácticamente inédita, el gobernador Axel Kicillof se transformó en el promotor excluyente del proyecto portuario de TecPlata.

La información de primera mano que recibió Kicillof apenas entró en contacto con la terminal –que infructuosamente Ictsi intenta operar desde hace varios años– provino del management de la terminal.

El relato resumía que la terminal era la más moderna de la Argentina, la más económica en sus tarifas, con capacidad para absorber la carga de Buenos Aires y que prácticamente no eran urgentes los accesos terrestres –que en su momento fueron el planteo principal a la política– sino que lo necesario era aprovechar el momento del fin de las concesiones del puerto de Buenos Aires, sobre todo, de la terminal 5 operada por Bactssa, para recibir los buques que ya no irían allí y atender las cargas que se quedarían sin esos buques

Lo que Kicillof demostró, el miércoles 4, mientras la AGP era hostigada por una manifestación gremial en defensa de la terminal 5, fue interés por escuchar otra versión. En un gesto de madurez política fue a las fuentes y convocó a los directivos las principales líneas marítimas a una reunión. Buscó poner a prueba la información que recibió de TecPlata. Pero sobre todo buscó saber por qué las líneas no iban a TecPlata.

Protagonistas

Como en Mar del Plata semanas atrás, una vez más lo acompañó el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, en un rol que sólo puede decodificarse en su ascendencia en el Ministerio de Transporte, área que decide el destino final del Puerto Buenos Aires. Completaron la presencia oficial los funcionarios de Producción y Puertos provinciales, Augusto Costa y Juan Cruz Lucero, respectivamente.

Por el lado de las líneas marítimas estuvieron Silvia Iglesias (Maersk), Patrick Campbell (ONE), Alonso Sopeña (MSC), Pedro Kelly (Evergreen), Jorge La Torre (CMA CGM) y Pablo Menéndez (Shipping Services).

En rigor, tanto ONE como MSC ya operan en la provincia de Buenos Aires, con comodidad total en Exolgan. No obstante, ambas líneas fueron históricos protagonistas del Puerto Buenos Aires así que, si bien poco cauce podrían darle a un planteo dirigido a TecPlata, sus aportes serían valorados.

Por su parte, Maersk opera en terminal propia, en Buenos Aires. Difícilmente cambie de parecer. De hecho, no lo hizo hasta ahora.

Shipping Services opera en Puerto Nuevo un servicio feeder de cabotaje con puertos patagónicos. Con lo que a nivel liner internacional quedaban sólo Evergreen y CMA CGM, líneas que tienen sus buques operando en Bactssa, en joint con COSCO y Yang Ming, y probables destinatarios objetivos de la propuesta bonaerense.

Trade News reconstruyó la reunión con tres de sus participantes, que pidieron mantener reserva de su identidad.

Predisposición

Todos ponderaron la predisposición de los funcionarios, que mantuvieron la atención del tema durante dos horas, en clara demostración no sólo de que el interés es real, sino que hay un plan en marcha: desconcentrar la actividad de contenedores de Buenos Aires en favor de los puertos provinciales.

“Bactssa no va más”, les dijo Kicillof en alusión al vencimiento de contrato del operador de la terminal 5 del Puerto Buenos Aires, tras agregar además que “la Ciudad (de Buenos Aires) reclama las tierras del puerto y que ellos (desde la Provincia) están dispuestos a ofrecer tierras” para el desarrollo de un nuevo puerto, pero que “mientras tanto tenemos una terminal de última generación y ultra moderna con un pequeño problema de accesos, que estamos dispuestos a solucionar”, indicó el gobernador.

Kicillof ensayó que hay una “estrategia” en marcha, como condicionamiento político: un anodino acuerdo entre Alberto Fernández, Horacio Rodríguez Larreta y él mismo por “cerrar” Buenos Aires, dedicarlo a cruceros y mover “lo productivo” a La Plata.

Las navieras no se sorprendieron con el planteo. A fin de cuentas, la historia no es nueva.

“Respondimos que las cargas no están dispuestas a trasladarse. Todos estuvimos de acuerdo en eso”, dijo una de las fuentes consultadas.

“Qué necesitan”

“Estoy acá para que nos digan qué necesitan para que funcione La Plata”, respondió Kicillof, e insistió: “Díganme si hay algo que puedo hacer para que La Plata funcione o si es un rayo perdido en medio del campo”, planteó. Uno de los participantes de la reunión le dijo sin más: “Es un rayo perdido en medio del campo”.

No obstante, las navieras midieron el tenor de los comentarios: hoy, como está, La Plata no es una opción. “Para que lo sea, son muchas las variables que tienen que suceder”, le dijeron, abriendo un paraguas lo suficientemente amplio como para dar a entender que no es una decisión política nomás.

En primer lugar, recordaron las inversiones necesarias, desde la finalización de la autopista y la ruta 6 hasta el dragado y la apertura del canal para el acceso náutico.

Pero no quedó ahí, condicionaron además el “funcionamiento” no sólo a las obras, sino al volumen del comercio exterior, que debe crecer lo suficiente como para considerar alternativas. Porque hoy hay capacidad subutilizada en las terminales que sí funcionan con servicios oceánicos.

Por último, condicionaron el éxito a la resolución del conflicto en Buenos Aires, sobre todo, con Bactssa.

Este dato puntual fue esgrimido por el gobernador: posicionó el tema de terminales alternativas para que escuchen las líneas marítimas que operan en Bactssa y que, a partir de 2021, se “quedarían sin terminal”.

Sorpresa

“Vimos algunas caras de sorpresa ante nuestros argumentos, sobre todo náuticos, de parte de los funcionarios. Parecía como si nunca hubieran escuchado una explicación sencilla: los barcos no pueden entrar a TecPlata”, indicó otro directivo, tras añadir que le refirieron sin mayores detalles técnicos las cuestiones vinculadas al “desplazamiento de los buques, la manga aparente y el efecto inundación en las dos islas, con poblaciones en sus riberas”.

“Coincidimos en que Buenos Aires es un problema, pero La Plata no es una opción”, acotó otro ejecutivo.

Kicillof y su equipo escucharon atentos. Pidieron armar una mesa de trabajo junto con las navieras con una agenda abierta pero que contemple las necesidades que las líneas tienen, a futuro, para un puerto operativo en terreno de la provincia de Buenos Aires.

Parte de esa agenda incluye temas pocas veces tratado a ese nivel: posibilidades de modificar tanto el Código Aduanero como la ley de Zonas Francas.

Si bien están fuera de la órbita bonaerense, la vocación política de Kicillof de potenciar la provincia como enclave logístico y de desarrollo portuario podría llegar a niveles más altos. No sólo por su ascendencia partidaria, sino porque, según trascendió, el presidente Alberto Fernández le habría sugerido que el Puerto Buenos Aires tiene fecha de vencimiento, lo que habilita su camino para gestionar el despliegue provincial en la materia.

Sin atenuantes

El Código Aduanero impone limitaciones al desarrollo de una marina mercante que podría alimentar los puertos bonaerenses: las exportaciones no se consideran realizadas en el puerto de origen, sino en el de salida, con lo que las cargas argentinas que naveguen en buques de bandera nacional y transborden en puertos del país pasan dos veces por control aduanero. Un incordio costoso.

En tanto, respecto de las zonas francas, La Plata es también un punto sobre el que TecPlata podría apoyarse. Pero la actual legislación limita su uso al de un depósito fiscal “plus”.

Las líneas sentaron su postura. Hoy TecPlata no es opción. Para que lo sea –en lo que a navieras respecta– hacen falta multimillonarias inversiones en infraestructura.

Tal vez Costa debería pensar con Kicillof cómo hacer para relocalizar los polos productivos y parques industriales que arrancan en San Martín y se extienden por los corredores norte y oeste hasta adentrarse al interior, y buscar cómo seducirlos para estar más cerca de La Plata. O pensar en enormes intervenciones náuticas para favorecer la llegada de buques a Campana y Zárate.

Mientras la producción y el consumo esté lejos, y mientras el volumen no explote, la política expresó su deseo y el mercado le respondió con realidades que, aparentemente, no habían escuchado hasta ahora.