Los debates en torno al atraso cambiario y a la competitividad sistémica esconden la necesidad de un giro cultural en el país.

Aparecen los primeros indicios de un creciente consenso sobre la necesidad de que nuestro país comience a dar sus primeros pasos para su inserción en el mundo civilizado. Sin embargo, su concreción efectiva aún tropieza -aunque con menos opiniones adversas- con una creencia, un problema cultural, que vuelve y se mantiene desde hace muchos años. Y ello se fundamenta en que la apertura econó- mica, en general, y de las importaciones, en particular, producen en nuestro país el cierre de empresas y la pérdida de puestos de trabajo. Por eso, las primeras medidas tomadas por el Gobierno de Mauricio Macri, comenzaron a ser fuertemente criticadas por la oposición y las entidades que representan a las industrias productoras. Y el principal motivo que las inquieta es el denominado “atraso cambiario”, provocado por el aumento del valor de nuestro peso frente al dólar estadounidense en los meses recientes, debido al fuerte ingreso de fondos financieros y por el importante éxito del blanqueo de capitales impulsado por el Gobierno. Sobre estos temas también tuvieron fuerte repercusión los dichos del vicepresidente de la UIA y titular de la Copal, Daniel Funes de Rioja, quien insistió en la necesidad de atacar “la competitividad sistémica”. “Tenemos distorsiones en lo fiscal, logístico, los costos laborales no salariales, las dificultades de acceso al financiamiento, sobre todo para pymes, y el dé- ficit de infraestructura. Hay que resolver los temas de competitividad sistémica y no meramente retoques cambiarios que no solucionan los problemas de fondo y que además tienen efectos secundarios”, afirmó. Por su parte, la periodista Liliana Franco, en una nota publicada en este medio, aseguró que “el tipo de cambio va a seguir retrasado”, tal como ya lo reconocen funcionarios del Gobierno y aclara que si bien en el entorno del presidente Macri admiten que el valor actual del dólar puede dificultar las posibilidades de exportación de bienes y servicios, y alienta el ingreso de los importados, se sostiene que ese problema es originado por una circunstancia “inevitable”. Las razones, agrega Franco, son que “en el corto plazo, el nivel del tipo de cambio va a seguir retrasado”.

Así lo reconocen desde el Gobierno que, si bien admiten que el valor actual del dólar puede dificultar las posibilidades de exportación de bienes y servicios, y alentar el ingreso de los importados, se sostiene que ese problema es originado por una circunstancia “inevitable”.

Las razones, agrega Franco, son que “en el corto plazo, el nivel del tipo de cambio es el resultado del juego de la oferta y la demanda y lo que hoy tenemos es abundancia de dólares”. “A algunos sectores les será difícil competir y el crecimiento será desigual, pero no hay alternativa. Es un tema de oferta y demanda”, añade.

Otro hecho para destacar fue la reunión entre el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, y Luis Miguel Etchevehere, presidente de la Sociedad Rural Argentina. “Va a haber una cosecha récord; hubo una producción récord de carne; se reactivó la industria metalmecánica y colaboramos con la reactivación de la industria automotriz con la compra de camionetas, y tenemos mucho más para dar en la medida en que logremos elementos de competitividad similares a los países que compiten con la Argentina”, destacó Etchevehere. Además, se animó a garantizar que “el sector agroindustrial puede generar 1.100.000 puestos de trabajo en cinco años”.

Por su parte, el economista Roberto Cachanosky, en su página web, se refirió al argumento utilizado por el ministro de la Producción, Francisco Cabrera, cuando afirmó que el Gobierno estudia abrir las importaciones para generar competencia y frenar la suba de precios. Al respecto, Cachanosky señaló: “La apertura de la economía no tiene por objeto frenar la inflación. Ese es un problema monetario. La apertura de la economía es un instrumento para mejorar la eficiencia de la economía, generar más competitividad e inversiones y aumentar el ingreso real de la población. Con la apertura de la economía la gente accede a bienes de mejor calidad y a precios más bajos, con lo cual se beneficia el consumidor”.

Y mientras CAME aseguró que las importaciones “están volviendo a copar el mercado y desplazando al fabricante local”, el ministro Dujovne pidió “mirar un poco la competitividad sistémica”. Y puso como ejemplo lo que sucedió con la tasa de interés en dólares: “La Argentina paga hoy la tasa de interés en dólares más baja de su historia. Ése es un componente muy importante para el comercio exterior, que se financia en moneda extranjera. Si uno tiene una mirada sistémica, de ninguna manera puede decir que estamos peor que hace un año. Estamos mejor, queremos estar muchísimo mejor, pero tampoco podemos hacer todo a la vez”.

También tuvo fuerte repercusión las opiniones de Federico Sturzenegger sobre el “atraso cambiario”. El titular del BCRA dijo que “la Argentina tiene, afortunadamente, un tipo de cambio flotante, y si fuera flagrante que el tipo de cambio está atrasado, habría un aumento de la demanda de dólares y los especuladores, que juegan su rol en la economía, hoy estarían comprando divisas a un ritmo muy superior al que lo están haciendo. Eso no está ocurriendo y nos da la pauta de que lo que vemos en el mercado cambiario es normal”.

Agregó: “Si miramos las batallas que está dando el Gobierno para bajar los costos portuarios, que se han eliminado algunas tasas vinculadas con servicios que no se prestaban, lo que ha hecho el Gobierno con las ART, donde se empieza a atacar el costo de la litigiosidad laboral, la mejora de infraestructura, la baja en el precio del transporte una vez que el ferrocarril Belgrano funcione adecuadamente… Bueno, hay que mirar un poco la competitividad sistémica”.

En tanto, desde el Ministerio de Producción, informaron una caída de las importaciones de 7%, en 2016, y que “el 87% de las importaciones son bienes de capital y eso fomenta la producción y el empleo nacional. Sólo el 13% son bienes de consumo”. Precisamente, el crecimiento del 17% en bienes de consumo durante 2016, que en enero ascendió a 22,5%, es lo que inquieta a los sectores productivos que reclaman.

Cambio total

Es necesario ahora que todos los argentinos -después de tantos años de haber sufrido fracasos políticos y económicos que nos han mantenido sumergidos y aisladosnos demos cuenta de que el único camino para mejorar y crecer juntos se logrará si cambiamos definitivamente nuestra forma de ser desde el punto de vista cultural.

Lo que hemos experimentado hasta ahora, en todas sus formas, demuestra claramente los errores cometidos. Principalmente, haber adoptado políticas económicas desprovistas de alma, mostrando que se ha dejado totalmente de lado la filosofía moral.

En ese sentido, para terminar con lo pasado debemos comenzar a pensar en la llamada “economía del bien común”, el modelo económico alternativo propuesto por su creador, el austríaco Christian Felber, que ha despertado un enorme interés en todo el mundo.

Al igual que una economía de mercado, esta teoría está basada en empresas privadas y en la iniciativa individual, aunque la diferencia con los modelos actuales estriba en que las empresas no se esfuerzan por competir entre ellas para obtener más beneficio económico, sino que cooperan entre sí para conseguir el mayor bien común para la sociedad en su conjunto.

Los principales valores que rigen en el modelo auspiciado por Felber son la dignidad humana, solidaridad, sostenimiento ecológico, justicia social y democracia, debiendo incluirse los valores que rigen las relaciones humanas en su forma más saludable, tales como la confianza, la cooperación, el aprecio, la codeterminación y la voluntad de compartir, debiendo ser el capital el medio, no el fin, para lograr la felicidad de todos.

Sería bueno que este tema comience a preocuparnos.

El autor es corredor de cambios socio de ABC Mercado de Cambios S.C. y ex operador de Cambios en Citibank NA.