El Índice de Producción Industrial (IPI) de FIEL registró en julio una caída interanual de 2.5% y ya son tres meses consecutivos de retroceso de la actividad fabril en el país.

El mejor desempeño lo logró la industria automotriz, con un nuevo aumento de las exportaciones y un despliegue del 20% de la actividad, mientras que en los minerales no metálicos se destaca la caída por cuarto mes consecutivo de los despachos de cemento, principal indicador de la actividad de la construcción. No obstante, el rubro muestra un crecimiento interanual del 13,3%.

En tanto, la producción de aluminio no logró compensar la caída en la actividad siderúrgica primaria y de elaborados producto del conflicto gremial con UOM. Y en lo que hace a la rama de los alimentos y bebidas, la faena vacuna volvió a mostrar en julio una marcada alza interanual junto con una alta participación de hembras, una mala noticia respecto de la producción futura.

Por su parte, la producción de aceites continúa mostrando caídas a causa de la falta de insumos, y al interior de la metalmecánica se tiene mayor debilidad en la producción de maquinaria agrícola junto con retrocesos de actividad en un mayor número de plantas del sector. 

En síntesis, la industria acumula en los primeros siete meses del año un retroceso de 1% respecto de 2022, y los indicadores que permiten monitorear la actual fase de contracción no arrojan señales de una rápida reversión. 

Consistentes

“En cambio, todos los indicadores son consistentes con el tránsito por una fase de caída de la producción industrial, que se extiende por los últimos catorce meses y que resulta poco profunda en la comparación con episodios previos”, indica el informe. 

En agosto, en la previa a las elecciones PASO se habían reforzado las restricciones al acceso a las divisas ‐a partir de la reducción del indicador de Capacidad Económica Financiera (CEF) o la dilación en la aprobación de SIRA‐, sumando mayores trabas al desarrollo de la actividad productiva. 

La devaluación del tipo de cambio y el ajuste de tasas de interés en la post PASO, junto con las mayores restricciones a las operaciones con los dólares alternativos –MEP y CCL‐, coordinaron el freno en las ventas de insumos. Junto a lo anterior, un acelerado pasaje a precios recorta la mejora cambiaria real y profundiza el deterioro del poder de compra del público. 


Imagen de portada: Dmitrii Bardadim en Pixabay