La Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC), informaron que durante el mes pasado las empresas exportadoras liquidaron exportaciones por US$ 2344 millones, lo que representó un incremento del 20,5% respecto de mayo, así como también un aumento del 5,6% interanual.
No obstante, el monto liquidado desde comienzos de año asciende a US$ 9300 millones, un 13% menos que el mismo período de 2019.
“El ingreso de divisas de junio pasado se produjo a pesar de la caída internacional de precios de los commodities, aceites y sus derivados industrializados por la pandemia mundial del COVID-19; la bajante persistente del río Paraná que dificulta el tránsito (hubo varios barcos varados) y la carga de buques en la zona del Gran Rosario, en la provincia de Santa Fe; y la ralentización de las operaciones por la aplicación de los estrictos protocolos sanitarios en el proceso de exportación”, indicaron las cámaras empresarias.
- El complejo oleaginoso-cerealero aportó, el año pasado, el 40,8 % del total de las exportaciones de la Argentina
- El principal producto de exportación del país es la harina de soja (13,5 % del total)
- La capacidad ociosa para la producción industrial de este subproducto ronda el 50%
La liquidación de divisas se relaciona con la compra de granos para su exportación en bruto o procesados industrialmente.
“La mayor parte del ingreso de divisas en este sector se produce con bastante antelación a la exportación, anticipación que ronda los 30 días en el caso de la exportación de granos y alcanza hasta los 90 días en el caso de la exportación de aceites y harinas proteicas. Esa anticipación depende también del momento de la campaña y del grano de que se trate, por lo que no existen retrasos en la liquidación de divisas”, señalaron.
Advirtieron, además, que “las comparaciones estadísticas entre distintos períodos son generalmente imprecisas o inexactas ya que la liquidación de divisas está fuertemente influida por el ciclo comercial de los granos, que depende de diversos y cambiantes factores exógenos como oscilaciones internacionales de precios, retracción de la oferta, distinto volumen y valor proteico de las cosechas, condiciones climáticas, feriados, medidas de fuerza sindicales, modificaciones regulatorias, barreras arancelarias y para arancelarias del exterior, exigencias fitosanitarias o de calidad de otros países, etcétera”.