Poder elegir es una prerrogativa de los que tienen abundantes recursos. Quien está “sobrado” (así, entre comillas) puede ejercer la libertad de de elegir al momento de buscar satisfacer sus necesidades. Y es probable que sea él quien imponga las condiciones, logrando que la oferta compita por ser elegida.
Del otro lado se encuentra el que está en extrema necesidad. No tiene opciones para elegir. Vive en un mundo de dependencia y la libertad de elegir le es totalmente ajena. Es quien tomará la primera mano que se le presente, marcado por la urgencia.
Estos conceptos que nos remiten a las categorías de “rico y pobre” aplica tanto a las personas como a las naciones en sus distintos momentos de su historia económica.
El país oxímoron
La Argentina actual emerge una vez más como “la diferente” en el mundo de las categorías y definiciones de manual. El país es un oxímoron en sí mismo: un país de pobre riqueza. Porque, en medio de su ya tradicional abundancia, no logra desarrollarse económicamente por sí mismo. Y encima, tampoco puede elegir con quién financiarse: los desmanejos administrativos llevaron al país a aceptar la primera mano que aparezca.
Cuando hablamos de necesidades financieras en la Argentina de estos días, es China prácticamente la única ayuda internacional que se anima a asistir al país.
Con su concepción milenaria del tiempo, la catástrofe económica nacional es para China apenas un instante en un continuum temporal de larguísimo aliento.
Mientras la Argentina se debate siempre en el corto plazo, en necesidades electorales cada 2 años, y en ese ser nacional que esquiva el costo de las reformas estructurales de largo plazo, para China la mirada siempre está mucho más allá.
Los riesgos del patio trasero
Últimamente es común divisar muchos riesgos en esta nueva instancia geopolítica de asistencia internacional que tiene a China como potencia emergente indiscutida de todos los rincones postergados y en desarrollo del mundo.
América latina, conocido patio trasero de los Estados Unidos, debe prácticamente la mayor parte de sus grandes inversiones en infraestructura para el desarrollo a fondos chinos y a una liquidez abundante en el marco de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, la recreación del siglo XXI de la ruta de la seda que hizo a China un pujante centro comercial.
La Argentina, dicho sea de paso, suscribió su ingreso a esta iniciativa. Entró en este radar de influencia, sin tiempo para ponderar la disputa de poder que existe entre China y los Estados Unidos. Empujada por la necesidad. Ciega de urgencia.
Por otro lado, China es al fin y al cabo uno de los principales clientes del país. Pero esta característica comercial Argentina la comparte con más de medio planeta. El argumento comercial es accesorio y hasta injustificado: la realidad es que China era la única alternativa que le quedaba a un país que agotó la paciencia crediticia en Occidente, con un historial de defaults y desmanejos.
Pero dice la sabiduría popular que cuando la limosna es grande hasta el santo desconfía.
Área de influencia
El temor de muchos, fundado o no, es o bien no saber o o bien sospechar qué está comprometiendo la Argentina a cambio de ingresar en el área de influencia china y suscribir los distintos swaps. Y el miedo se sustenta con cada acuerdo que se firma y cuyo texto no trasciende.
Sobran los casos ya anecdóticos de cómo China se fue posicionando en importantes activos de países que no lograron saldar los créditos chinos en tiempo y forma. Países que, dicho sea de paso, son marginales e institucionalmente débiles. ¿Le cabe a la Argentina esa definición también?
Días atrás, una delegación argentina encabezada por Alberto Fernández viajó a China para participar del 3 Foro de la Iniciativa de la Franja y la Ruta para la Cooperación Internacional, y para reunirse con Dilma Rousseff, la ex presidenta brasileña que preside el Nuevo Banco de Desarrollo, como se conoce a la banca de los Brics.
Contexto del viaje
Para explicar la necesidad permanente de la Argentina, el contexto del viaje estuvo enmarcado por:
- Una inflación galopante al casi 13% mensual y rozando el 140% anual.
- Tensiones en el tipo de cambio, con los dólares financieros superando los 950 pesos y el dólar blue por encima de los 1000 pesos.
- Reservas brutas en US$ 26.000 millones, con tendencia a la baja, y reservas netas en valores negativos superiores a los US$ 10.000 millones.
- Y Postergación de pagos al FMI.
La última publicación “En Contacto” del Instituto de Economía Internacional de la Cámara de Exportadores de la República Argentina (CERA) analiza el contexto y levanta el mensaje emitido por la Cancillería china, donde destaca que “apoyan los esfuerzos de Argentina para mantener la estabilidad económica y financiera y está dispuesta a profundizar la cooperación bilateral en agricultura, infraestructura y otras áreas. A China le gustaría importar más productos argentinos de alta calidad y alentar a más empresas chinas a invertir en Argentina”.
La “estabilidad” que apoyan remite a los swaps. La cooperación “bilateral” en agricultura e infraestructura, sólo puede remitir al eterno interés chino por entrar en el negocio del dragado de la vía navegable troncal. Siempre esquivo para las empresas chinas, por más barata que fuera su tarifa. De nuevo, cuando la limosna es grande…
La mirada norteamericana
Señala la Oficina de Comercio Internacional del Departamento de Comercio de los Estados Unidos que la todavía primera potencia mundial “es el principal inversionista extranjero directo de Argentina, con un total de 131.600 millones de dólares en los últimos 10 años. Hay más de 300 empresas estadounidenses presentes en la Argentina, algunas cuya presencia se remonta a más de 100 años. A pesar de los desafíos macroeconómicos actuales, existen importantes oportunidades para las empresas estadounidenses en energía, minería, salud, agricultura, tecnología de la información y seguridad, entre otros”.
Luego, argumenta por qué las empresas norteamericanas deberían considerar hacer negocios con el país:
- “Argentina es un país rico en recursos con un enorme potencial para un mayor desarrollo. El país tiene la segunda reserva de shale gas y la cuarta de shale oildel mundo, así como abundantes recursos de energía solar y eólica”.
- “Argentina cuenta con las terceras reservas probadas de litio más grandes, después de Chile y Australia, y se espera que se convierta en un exportador líder durante la próxima década. Más del 70% de los recursos probados de litio de Argentina aún no han sido explotados”.
- “Se necesitan experiencia, tecnología y equipos estadounidenses para seguir desarrollando sectores críticos de la economía, como la energía, la minería, la tecnología de la información y las comunicaciones, la infraestructura y la agricultura, entre otros”.
Tierra, agua, sol, viento y capital humano abundan en la Argentina. Todo esto garantiza las dos cosas que necesita el mundo para que el hombre siga girando: energía y alimentos.
Pero falta la mano que mece la cuna, el financiamiento. Está todo ahí, pero no puede ponerse en movimiento. Ésta es la rica pobreza argentina. Por la riqueza de recursos hay una una enorme variedad de interesados. Por la pobreza de la gestión, los interesados huyen. Y China parece ser la única que lo sabe.
El próximo liderazgo de la Argentina asume una situación interna crítica y externa desafiante. Con China debería pelear. De China no debería depender.