Para pensar la política comercial de un país, primero hay que definir cuál es su modelo de desarrollo económico, algo que sigue siendo una de las tareas pendientes en la Argentina, explica Federico Lavopa, experto en Derecho y política comercial, y negociaciones económicas internacionales.

Federico Lavopa

Abogado y politólogo, luego de obtener una Maestría sobre política global en Gran Bretaña y trabajar en la Organización Mundial del Comercio (OMC), en 2009 Lavopa regresó a la Argentina y se incorporó al equipo de negociadores comerciales del Ministerio de Industria.

Durante una entrevista con Trade News dijo que entonces fue cuando empezó a armar su propia carrera en el sector público.

Fue pasando por diferentes ministerios coordinando negociaciones como la de Mercosur-UE y Mercosur-EFTA, el Acuerdo de Inversión Argentina–Japón, y los acuerdos del sector automotriz con Brasil, México y Paraguay, hasta que en 2019 llegó a ser Subsecretario de Comercio Exterior.

El péndulo argentino

-¿A qué atribuís la característica pendular de la Argentina que alterna períodos de apertura al mundo e impulso de las negociaciones comerciales con otros de proteccionismo y cerrazón?

-Hay un punto central que es importante tener en claro: la política comercial es una herramienta, no un fin en sí mismo. Es una de las tantas herramientas que tiene un gobierno para llevar adelante una política económica.

Los vaivenes de la política comercial en gran medida siguen los vaivenes de la política económica argentina, el modelo de desarrollo económico que querés dar al país. Hay momentos en los que se pasa del “vivir con lo nuestro” y la política comercial acompaña esa visión, a otros donde se gira 180 grados y entrás en una época de integración con el mundo, y la política comercial acompaña eso.

Para poder pensar la política comercial primero hay que tener un par de definiciones básicas sobre cuál es tu modelo de desarrollo económico, cosa que claramente no está definida en la Argentina. Es una de las tareas pendientes que tenemos.

-¿Por qué en Argentina no logramos establecer políticas mínimas que se sostengan en el tiempo más allá del cambio de gobierno? Hay ejemplos cercanos que muestran que es posible, Brasil, Uruguay…

-Ponernos de acuerdo en algunos puntos básicos sobre cuál es la dirección que tiene que tener el modelo de desarrollo económico del país es clave. De ahí saldrán un montón de respuestas para muchos otros ámbitos.

Burocracia de la buena

Seguramente la Argentina no es el único país que tiene grandes cambios de dirección política cuando cambia el gobierno, pero para eso se inventaron las burocracias. La definición misma de burocracia es tener un cuerpo estable de profesionales que dé cierta estabilidad a las políticas públicas. En muchos países funciona así, como en el caso del servicio civil francés, donde hay una carrera para el servicio público en la que la gente se esfuerza por ingresar y una vez que lo logra, en un proceso competitivo, tiene sueldos que muchas veces son mayores a los del sector privado.

En Brasil existe una carrera de servicio público, con un examen de ingreso muy competitivo y sueldos muchas veces mayores que los del sector privado. Y eso da una gran estabilidad a las políticas públicas y hace que sea más difícil que haya un giro de 180 grados en la política exterior porque cambia el gobierno. Todos reconocemos la profesionalidad y el peso que tiene Itamaraty en la definición de la política exterior brasileña.

Para Brasil, Mercosur, por ejemplo, es una política de Estado.

Nosotros tenemos una Cancillería que en gran parte funciona así. Seguramente es el ejemplo más parecido que tenemos de una carrera en el sector público en Argentina. Pero en casos como el Brasil eso de da en Itamaraty y en el resto de los ministerios. Es muy habitual que los cargos políticos los ocupen funcionarios de carrera.

Última Cumbre presidencial del Mercosur. Imagen Gobierno de Paraguay.

Mercosur

-¿Coincidís con el análisis de quienes señalan que el Mercosur es un proceso imperfecto de integración regional y que por efecto de la falta de acuerdos un acuerdo que quedó restringido al barrio?

-Definitivamente Mercosur arrastra un desafío desde hace años -pero que ahora vemos muy patente- que es que en la medida en la que los países empiezan a redirigir los flujos comerciales hacia afuera del Mercosur, el bloque empieza a ser una herramienta cada vez menos relevante para sus socios. Es algo que se ve con el peso creciente que tiene Asia y en particular China.

Pero no es algo que sólo le está pasando a Mercosur. El Mercosur es un caso particular de una tendencia general que muestra que China se ha convertido en el principal destino de exportación de todo el mundo, tal como lo graficó hace un tiempo The Economist.


Además, Mercosur está hace años en un proceso de desindustrialización y primarización de su perfil productivo y exportador, y el perfil importador de China es de materias primas, con lo cual se potencia eso.

Diferencias entre los socios

De todos modos, esa tendencia no es simétrica: no es lo mismo para Uruguay (es lo que estamos viendo desde hace un par de años con Uruguay, que acelera su posición centrífuga en el Mercosur y su necesidad de flexibilizar el bloque porque, por ejemplo, alrededor de un cuarto de sus exportaciones van a China y lo que le vende mayormente es carne vacuna, que tiene un arancel alto en China al tiempo que China tiene TLC con grandes competidores en el mercado de la carne.

Mencionabas al Mercosur como uno de los bloques más cerrados del mundo, y definitivamente si tomás un indicador tan básico como el peso que tiene el comercio en el PBI en un ranking mundial, Argentina y Brasil según el año, en una muestra de casi 200 países están en el tercer o cuarto lugar empezando de abajo.

Somos la zona más cerrada del planeta, y eso pasa porque no acompañamos el proceso de mayor apertura comercial que se dio en el resto del mundo, y particularmente en la región porque tenemos una estructura productiva sorprendentemente diversificada para un país del tamaño de la Argentina.

Tenemos muchos sectores industriales, y ese es un gran desafío para la Argentina porque tienen un nivel de protección alto y baja competitividad, al tiempo que generan mucho empleo.

Costo argentino

-¿Qué explica todo eso?

-La baja competitividad de esos sectores viene explicada por la baja competitividad que tiene la Argentina en general, el famoso costo argentino. En la medida en la que tengas una de las cargas fiscales más altas del mundo, que no tengas crédito barato, que los insumos que tenés que importar para poder agregarles valor sean carísimos porque tenés restricciones a las importaciones, etc, obviamente estos sectores no están en condiciones de competir.

Cuando te sentás con ellos y les explicás que bajarás el arancel, que se irá reduciendo progresivamente la protección, cómo los irás ayudando y detallás qué se hará en materia fiscal, logística, etc, hay un sendero por el cual podrías transitar.

Pero al mismo tiempo tenés un mandato presidencial de cuatro años, con lo que la credibilidad de este compromiso que podés tener con los sectores baja.

No se pueden bajar aranceles de un día para el otro cuando tenés sectores como el de indumentaria que genera 200.000 puestos de trabajo.

Hay que lograr salir de esa trampa de coyuntura permanente en la que es imposible trazar un sendero de mediano plazo que nos permita dejar de ser uno de los países más cerrados del mundo, pero tenemos ese problema de credibilidad de los compromisos.

La nueva conversación

-¿Y qué puede hacerse?

-Los acuerdos de libre comercio son una solución. En la medida en que negocies compromisos internacionales que significan ir abriendo tu economía gradualmente, como se establece por ejemplo en el acuerdo Mercosur-UE en 15 años, con la credibilidad adicional que te da un compromiso internacional, cambia la dinámica y la lógica. Eso se vio un poco en el gobierno anterior.

Una vez que quedó claro que se avanzaría en esa senda de negociaciones, que se cerraron los acuerdos y estuvimos muy cerca de ponerlos en vigor, la conversación con el sector privado cambió. Ya no era qué medida de protección adicional podés conseguir para mi sector, sino bueno, ya entendimos que hay un sendero y que la protección irá bajando en 15 años, ¿cómo me ayudará el Estado para que yo gane competitividad? Entonces hablás de impuestos, logística.

En 2018, los ministros de Agroindustria, Luis Miguel Etchevehere; de Relaciones Exteriores y Culto, Jorge Faurie, y de Producción, Dante Sica, informaban sobre los avances logrados al término de una nueva ronda de negociaciones entre el Mercosur y la Unión Europea. Foto Agroindustria.

-¿Cuál es la situación actual del acuerdo Mercosur-UE?

-Se terminó la negociación y se llegó a un acuerdo, aunque quedaron algunos temas pendientes que se siguieron negociando. Se hizo todo el proceso de revisión legal en paralelo junto con estos temas que faltaban resolver. Una vez que terminara ese proceso se podría hacer la firma, cosa que aún no sucedió.

El acuerdo tiene un pilar comercial y uno político de cooperación, que se siguió negociando hasta 2020, después de que en junio de 2019 se cerró el pilar comercial.

Entre esos temas pendientes hay uno no menor que tiene que ver con las salvaguardias medioambientales, así como de la implementación de las denominaciones de origen geográficas.

-¿Cuál es el futuro inmediato del acuerdo?

-Soy optimista, se abre una nueva ventana de oportunidad luego de un par de años en los que quedó en claro que era difícil que se avanzara en la firma. Puede ser que se firme el año que viene o el siguiente, y en un par de años más lograr que entre en vigor con la ratificación. El escenario internacional da renovada energía para que ello ocurra.

Uruguay-China

-El Instituto Nacional de Logística (Inalog) de Uruguay encargó a la consultora Quipu un estudio de impacto sobre el sector logístico de un TLC China-Uruguay . ¿Para cuándo estará listo?

-Creo que es una iniciativa interesante y un gran ejemplo para los sectores productivos de la Argentina.

Hay sectores que entienden la importancia que tiene la política comercial y las negociaciones externas y por lo tanto invierten recursos financieros y humanos para hacer estudios, buscan especialistas que los apoyen para poder tener una conversación informada con el sector público de negociadores. No se ven tantos ejemplos como el de Inalog, que agrupa al sector logístico uruguayo desde las zonas francas, a los diferentes tipos de transporte y servicios a lo largo de la cadena.

Ellos querían hacer un estudio para evaluar cómo impactaría un eventual acuerdo Uruguay-China sobre el sector logístico de Uruguay, y con esos datos y argumentos poder conversar con los negociadores uruguayos. Esperamos tenerlo listo a fines de agosto.


Imagen de portada: Chen en Pixabay