Si los cambios asociados con la denominada Cuarta Revolución eran muchos y profundos, la pandemia se encargó de mostrar cómo era posible acelerar esas tendencias de modo exponencial. Y la logística es un claro ejemplo.
Alejandro Leiras admite que desde que en 2010 asumió la Dirección de Capacitación e Investigación de la Asociación Argentina de Logística Empresaria (Arlog), los cambios -tanto en la operación como en la capacitación- fueron la norma. Sin embargo, explica, nada se compara al efecto Covid.
“La pandemia obligó al sector a pensar fuera de la caja. Obviamente no son hechos agradables, pero para la logística ha sido un gran impulso para desarrollar nuevas miradas y procesos, consolidar la incorporación de tecnología y tener una mirada mucho más amigable”, explica durante una entrevista con Trade News.
Nuevas necesidades
Leiras señala que si bien los procesos productivos se mantuvieron en pandemia, era necesario acercar los productos no sólo a los puntos de venta sino a los clientes y consumidores, y para eso fue fundamental el desarrollo logístico.

Alejandro Leiras, Director de Capacitación e Investigación de Arlog.
-¿Cuáles de los cambios incorporados “a la fuerza” llegaron para quedarse?
-Tecnología, pensamiento disruptivo, entender que el cambio es permanente.
Dentro de lo que es tecnología se incorporó todo lo que son procesos comerciales de compra por internet, pero también servicios, la tecnificación de los procesos para ayudar a las personas y al proceso logístico para que cada paquete llegue a su destino.
La tecnología permitió el trabajo a distancia, que entes de capacitación pudieran educar a distancia. Esos son procesos que han quedado incorporados. Había cierta idea que indicaba que para sostener las relaciones todo tenía que ser cara a cara. La tecnología mostró que es posible incorporar modelos de comunicación fiables, a distancia.
El modelo híbrido de trabajo llegó para quedarse. Empresas y empleados se dieron cuenta de que es posible ser productivos bajo estas condiciones.
Radiografía actual
-¿Cuál es la situación actual del sector logístico en la Argentina? ¿Cuál es su grado de madurez en cuanto a la oferta de servicios, a la calidad de depósitos disponibles, la modernidad de la flota, la automatización de la operatoria?
-El sector en el país ha crecido mucho y se ha posicionado muy bien. Grandes jugadores han hecho fuertes inversiones en diferentes áreas, como tecnología. Se han optimizado y han buscado mejorar la formación de sus equipos de colaboradores.
Si bien no podría decir que el mercado está maduro, porque a la logística hay que analizarla desde diferentes lugares, no sólo desde el punto de vista tecnológico y las inversiones que se hacen, sino desde la demanda, en cómo está creciendo el mercado, etc, sí que hay un grado de madurez intermedio, creciente, y eso lo demuestra, por ejemplo el hecho de que el comercio electrónico va tomando más protagonismo. Hay un cambio en el modelo de consumo. Los procesos de abastecimiento empiezan a ser más dinámicos, apuntados más a la necesidad y satisfacción del cliente que a tener stocks.
El sector está creciendo aunque no puedo decir que está maduro porque para eso deberíamos hablar de una demanda consolidada, y si bien en los grandes centros urbanos como Buenos Aires, Córdoba, Mendoza y Rosario esa demanda está clara, no ocurre lo mismo en otras ciudades en los que los tiempos de entrega siguen siendo lentos.
Ranking
-¿Cuáles son los temas que más preocupan hoy a las empresas del sector respecto de la capacitación?
-En primer lugar, mirada de procesos. Las empresas necesitan que la gente pueda ver la película y no la foto. Y la mirada de procesos no se circunscribe exclusivamente a cuestiones técnicas. Por eso en nuestras capacitaciones hay mucho de teoría sistémica, de entender el todo y las partes.
No sólo hay que entender cuáles son los hitos de control que pudieron haber estado equivocados en un proceso sino también cómo es el comportamiento humano, por eso abordamos muchas de esas cuestiones desde las neurociencias, la teoría de decisiones, de elección, la aversión al riesgo, etc.
El mercado demanda cambios y mirada integrada, porque cuando parecía que estaba todo acomodado vuelve a cambiar. Necesitás que haya pensamiento crítico dentro de los equipos y eso desde el punto de vista de las neurociencias es contradictorio porque lo que hace el cerebro es automatizar procesos, mientras lo que le estamos pidiendo es que los revise todo el tiempo.
Esa mirada sistémica permite integrar el área de warehouse con gente, equipos e inventarios, y si es la de transporte, con la demanda de un cliente que tiene un producto con un transportista. La clave está en entender y reforzar la parte técnica pero sin dejar de ver otros factores que van más allá de lo técnico.
La nueva capacitación
-¿De qué manera se define el contenido de los cursos de capacitación que dictan en Arlog?
-Utilizamos los insumos que nos dan las encuestas que realizamos a quienes asisten a los diferentes cursos, preguntamos qué les interesaría ver. Tenemos oferta permanente de cursos sobre diferentes temas. El cliente es el que te indica dónde ajusta el zapato, qué es lo que necesita, y sobre eso trabajamos. Nuestros modelos de capacitación son virtuales, sincrónicos.
-¿Cómo evolucionó el concepto de capacitación desde 2010 a hoy?
-Creció mucho. Antes estábamos entendiendo por qué usar pallets, por qué el desvío de inventarios. Lo paradójico de eso es que, técnicamente, seguimos hablando de lo mismo, explicando el efecto látigo (un fenómeno de imprecisión en la estimación de la demanda por parte de cada miembro de la cadena de suministro cuando hay fluctuaciones en los volúmenes de los pedidos) que es algo que se habló en 1964 y sigue estando vigente.
La evolución se verifica en que hoy los logísticos no lo son sólo desde el punto de vista técnico, hoy entienden un modelo de negocio, tienen claro que la base del proceso es agregar al cliente y la experiencia del cliente: hacemos logística porque del otro lado alguien necesita y desea algo.
El concepto de capacitación evolucionó para dar una mirada de 360 grados al proceso. No sólo tengo inventarios, también tengo expectativas, deseos, necesidades. ¿Cómo hago para que eso llegue a mi cliente?
El proceso de capacitación de “transmito conocimientos como si fueran bytes”, cambió. Hoy se trata de compartir conocimientos. Cada capacitación es un intercambio profesional donde no sólo aprende quien viene a tomar el curso, también el docente. En esas charlas entre profesionales se tiene un nuevo saber y eso es lo que ha marcado la evolución de la capacitación.