“Agotamos todas las instancias, diplomáticas, políticas y jurídicas”.

Roberto Gunther, uno de los principales armadores del Paraguay, resumía así, anoche pasadas las 22, cómo un hecho puntual –el fondeo obligado anteayer por la seccional Paraná de la Prefectura Naval Argentina a uno de sus buques, el Doña Annette, por no contar con prácticos argentinos en su navegación– es la manifestación clara de un conflicto irresoluto que se arrastra desde hace por lo menos 5 años entre la Argentina y Paraguay.

Las cancillerías no han logrado, todavía, el punto final al imperio del tratado de libre navegación entre ambos países por sobre la discrecional interpretación de algún oficial de la Prefectura argentina. Gunther arribó ayer a la Argentina con el único objetivo de volver a Tribunales. Horas antes de su llegada, el canciller Jorge Faurie recibió a su par paraguayo Luis Castiglione en el Palacio San Martín. Fue una reunión política, y según trascendió se decidió la creación de una “Comisión Bilateral” para tratar exclusivamente los temas derivados del tratado de 1967.

Los cancilleres Castiglione y Faurie

Tampoco el oficio político pudo zanjar el tema. El Gobierno capitaliza como gestión propia la recuperación del transbordo de cargas paraguaya en el Puerto Buenos Aires, y Montevideo lamenta haberla perdido momentáneamente. Pero poco avance se logró respecto del reclamo de Paraguay para que la Argentina reconozca la titulación que reciben en Asunción los capitanes para navegar el río sin más planteos que los exclusivamente técnicos y profesionales (y no como en el caso del Doña Annette, que se esgrimió argumento de nacionalidad del práctico a bordo para continuar la navegación).

Por último está la instancia legal. Tres barcos tiene bajo conflicto por “su eslora” la naviera de Gunther. El Doña Magda tiene una cautelar y el Don Juan una cautelar y un amparo. Hoy, seguramente, Gunther buscará el mismo trato para el Doña Annette que hoy debería recalar en Campana para cargar combustible para Paraguay.

La Prefectura de la zona Bajo Paraná autorizaría la partida desde el kilómetro 602, donde obligó a fondear al Doña Annette, hasta Campana. Nadie sabe qué sucederá una vez que atraque en muelle.

Antecedentes

Juan Carlos Muñoz Menna, del Centro de Armadores Fluviales y Marítimos (Cafym) de Paraguay, no deja de marcar que hubo un antes y un después de diciembre de 2015. Con la Administración Macri se recuperó el diálogo perdido por completo en el ámbito de la hidrovía. Entre 2010 y 2015, Paraguay sufrió el libre albedrío del subsecretario de Puertos Horacio Tettamanti y del hoy preso titular del Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU), Omar “Caballo” Suárez.

Por si la memoria falla: Suárez “impuso” un bloqueo que duró por lo menos 40 días al comercio exterior paraguayo.

Si antes faltaba diálogo, ahora sobra. Ahora lo que falta es la decisión política.

¿Por qué si ya no está Tettamanti vociferando la nacionalización del río Paraná o el “Caballo” solidarizándose con los marinos paraguayos (que nunca le pidieron que intervenga), no se vuelve a la situación previa donde se respetaba la titulación paraguaya, rubricada incluso por la Prefectura Naval Argentina?

En primer lugar, porque con la Administración Macri, la gestión de la Dirección Nacional de Transporte Fluvial y Marítimo quedó en manos de un práctico particular como Gustavo Deleersnyder, para quien los capitanes paraguayos no estaban “preparados” para navegar en aguas jurisdiccionales como los estaban los prácticos argentinos.

Pero Deleersnyder, signado en su momento como uno de los que pulseaban por no reconocer la titulación paraguaya, ya dejó la gestión.

La única explicación restante es que siguen asesorando a los que tienen capacidad de resolver el problema los mismos referentes de la Armada y de la Prefectura argentinas contemporáneos a Deleersnyder.

Sectario

“Siguen cuestionando la formación de nuestros capitanes sin sustento lógico. En noviembre de 2011 Paraguay adoptó la estructura y contenidos del curso aprobado en el seno del Comité Intergubernamental de la Hidrovía (CIH) y lo puso en vigencia en enero de 2012. Le exigimos cumplir con esos cursos a capitanes y prácticos paraguayos ya titulados. Y la Prefectura Argentina lo refrendó”, explicó Muñoz Menna.

“Nos parece una cuestión sectaria que no responde a la realidad. Si tenemos en cuenta la cantidad de tráfico por la hidrovía y los acaecimientos atribuibles a impericias de los profesionales paraguayos el índice es mínimo” como para seguir insistiendo en el argumento que los prácticos paraguayos no están debidamente capacitados, agregó el directivo paraguayo

La exigencia de embarcar prácticos argentinos en buques de más de 120 metros de eslora es una interpretación “arbitraria” de las autoridades navales argentinas, cuando el tratado de 1967 dice que Paraguay puede poner “su propio práctico”. “Es frustrante ver cómo nos siguen degradando. No sólo por la capacitación de nuestros capitanes, sino sobre todo si se tienen en cuenta los adelantos tecnológicos de la flota de remolcadores de empuje y los buques de los últimos años”, amplió Muñoz.

El capital político ganado a partir de 2015 se fue vaciando de contenido con el paso de los años.

Resulta interesante ver la presentación del capitán paraguayo del Doña Annette, Martín Romero Rodas, a la Prefectura Naval Argentina, a la que tuvo acceso Trade News.

La orden de la Prefectura de Paraná de fondear el tanquero paraguayo fue verbal. Rodas le pide a la Prefectura que manifieste por escrito las razones por las que debía embarcar prácticos argentinos para continuar la navegación. La seccional del Paraná se negó a dejarlo por escrito.

Poca esperanza queda si la solución política al problema en ciernes sigue prestando el oído a los mismos que crearon la situación que se convirtió en un problema.