Tal como sucedió tras la reunión en Asunción, la Cumbre de Jefes de Estado del Mercosur que se hizo en Montevideo concluyó sin documento común. Argentina, Brasil, Paraguay y Bolivia, hicieron balance conjunto por un lado, y Uruguay, hizo lo propio solo.
Aunque Luis Lacalle Pou había intentado desestimar en su discurso las hipótesis que indicaban que la reunión “generaría más conflictos que acuerdo”, y hasta pidió desterrar del vocabulario la palabra “ruptura” –insistió en que Uruguay no piensa en esa opción-, el final de la cumbre confirmó la persistencia de las diferencias entre los socios.
“Es cierto que llegamos con tensiones, pero la vida entre seres humanos se trata de resolver las tensiones”, advirtió Lacalle Pou antes de reiterar que “lo que mueve la política exterior de Uruguay es abrirse al mundo”.
Ir “en barra”
“Por supuesto que si vamos en barra es mucho mejor, que si le ofrecemos al mundo un mercado como el de los cuatro países tendremos mayor poder negociador. Es lo que buscamos, pero no estamos dispuestos a quedarnos quietos. El que se queda quieto, atrasa”, espetó.
Luego admitió que su país está negociando solo, pero dijo que es sólo el principio. “Para empezar una negociación formal para un TLC nos vamos a dar vuelta y decir: Brasil, Argentina, Paraguay, ¿vamos todos juntos? Lo mismo con Turquía o con el Transpacífico. Por eso, con muchísimo respeto, acá no se trata de ruptura. Hay que sacar del imaginario colectivo esa palabra. Acá se trata de resolver tensiones”.
Traspaso presidencial
Durante la LXI Cumbre de Jefes de Estado del Mercosur y Estados Asociados, la Argentina asumió la presidencia pro-témpore del bloque, a cargo de Uruguay en el último semestre.
Unos días antes de la reunión de Montevideo, en un nuevo capítulo de la saga de tensiones y desencuentros entre los socios del Mercosur, la Argentina, Brasil y Paraguay habían rechazado mediante una nota conjunta la intención unilateral de Uruguay de negociar su ingreso al Acuerdo Transpacífico (Cptpp, integrado por Australia, Brunei, Canadá, Chile, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam). En ese contexto arrancó el encuentro de cancilleres, que tradicionalmente antecede la cumbre presidencial, y que se transformó en una suerte de avant premiere de las diferencias de criterio entre los socios respecto de cómo negociar acuerdos comerciales con otros países o bloques.

El Presidente, Alberto Fernández, y el canciller, Santiago Cafiero, en la LXI Cumbre del Mercosur, en Montevideo. Imagen: Presidencia Argentina.
Sincerar y modernizar el bloque
El anfirtrión, Francisco Bustillo, fue enfático al señalar que el Mercosur no puede ni debe conformarse luego de 31 años únicamente con los logros actuales, y al reiterar que se necesita “un bloque que pueda y quiera proyectarse en las nuevas dinámicas y tendencias mundiales, aggiornado y moderno”.
A lo largo de su discurso, el canciller uruguayo se preguntó si el bloque tiene realmente la voluntad y disposición necesarias para asumir esos desafíos y ofrecer a los Estados parte un marco propio que permita el desarrollo de sus pueblos a través del crecimiento de la economía. El final de la frase confirmó que se trataba de una pregunta retórica: “Desde nuestra presidencia (pro témpore) en 2020 hemos tenido una visión crítica al respecto”, dijo.
Y entonces amplió: “Decíamos ya entonces que necesitábamos un gran Mercosur, como el que en los orígenes acaparaba la atención internacional, y no uno como el actual, que languidece en discusiones bizantinas. Condensamos nuestro pensamiento en dos expresiones: sincerarnos y modernizar el Mercosur”.
“La realidad es una sola, hay que asumir lo que somos y no lo que quisiéramos ser. Las utopías se persiguen, pero se asientan sobre realidades”, dijo Bustillo antes de señalar que a la fecha el Mercosur tiene apenas 11 acuerdos vigentes de los que sólo 4 de son extra regionales. “Desde 2010, la OMC registra 172 acuerdos de libre comercio. Ninguno del Mercosur”, aseveró.
La respuesta de Cafiero
Luego de Bustillo fue el turno del ministro de Relaciones Exteriores de la Argentina.
Santiago Cafiero enfatizó que “es importante que la agenda externa del bloque contemple los intereses exportadores de todos los socios y de todos nuestros sectores productivos” y que si bien negociar en bloque es más trabajoso y demanda más tiempo, es la mejor estrategia para evitar profundizar las brechas productivas y científico-tecnológicas con otros Estados o bloques.
“Es por eso que nos preocupan ciertas actitudes unilaterales orientadas a negociaciones bilaterales con terceros países al margen del consenso del bloque tal como lo expresamos en una nota junto con Brasil y Paraguay”, dijo Cafiero mientras Bustillo tomaba notas.
El ministro argentino fue más allá al asegurar que no observa una aspiración a la futura convergencia dentro del bloque. “Al contrario, vemos con preocupación que se emprende un camino que parece ser unilateral y que muy probablemente podría desembocar en una ruptura”.
Un empujón
Un día después, los presidentes de Uruguay y Argentina reeditarían el cruce.
“Si con todas las dificultades, habiendo gobernado todas las ideologías en distintos momentos, el Mercosur caminó y llegó hasta acá, hoy tenemos que darle un empujón. Somos una de las zonas más proteccionistas del mundo”, insistió Lacalle Pou.
La globalización post pandemia
“Venía con un discurso preparado, pero me invitaste a ser sinceros, así que vamos a ser sinceros: No creo que el mundo siga como vos decís, querido Luis”, arrancó Fernández.
Entonces, el presidente argentino dijo que después de la pandemia y de la guerra en Ucrania el mundo empezó a preocuparse y la globalización no funciona más como lo hacía antes.
“No quiere decir que haya fracasado y volvamos a los nacionalismos, sino que lo que se observa es cómo se potencian las regiones para enfrentar los desafíos. Se potencia el Nafta, la UE, China tratando de buscar acuerdos con EEUU y con la UE. Lo que el mundo se plantea hoy son cosas muy diferentes a la libertad de comercio. Es ver cómo cada economía se defiende frente a los estragos de la pandemia y la guerra”, describió.
La dificultad de negociar con China
Para Fernándeza, “el secreto es ver cómo podemos unir esfuerzos” porque según el mandatario el gran problema que tiene el Mercosur son las asimetrías de sus miembros.
“Ahora, si la solución es que cada uno haga lo que quiera y el sálvese quien pueda… no sé cuánto camino tiene para transitar eso. Hace un año hablamos del acuerdo con China, y todos seguimos negociando, pero es complejo construir un acuerdo con China para Uruguay, Paraguay y Argentina. Para Brasil tal vez es más fácil por el mercado que tiene. Pero es muy difícil hacerlo desde la soledad e individualidad”, dijo antes de reiterar que le preocupan las negociaciones bilaterales con terceros países.
“Luis, decís que nadie quiere romper, pero cuando alguien no está cumpliendo las reglas, está rompiendo”, añadió Fernández.
Si bien las formas fueron esta vez mucho más amables que las del tenso debate de marzo, cuando Lacalle Pou se refirió al Mercosur como un “lastre” y Fernández lo invitó a retirarse, el fondo sigue marcando diferencias entre los socios. El tiempo –y las decisiones que tomen las partes- mostrará cómo sigue esta historia.