En 2019, el Gobierno de Mauricio Macri dispuso que la importación de motos desarmadas realizadas por fábricas dedicadas a su ensamble con la integración de partes locales gozara de una alícuota del 0% en los derechos de importación extrazona.
Aquél decreto 81/19 apuntaba a consolidar la fabricación nacional, promoviendo el armado de las motos con partes importadas y otras producidas en el país.
El beneficio vencía en diciembre de este año, y el Gobierno decidió extenderlo por cinco años más a través del dictado del decreto 460/23, para continuar así estimulando la inversión y el empleo en la industria de motos y moto partes.
Cadenas globales
El contexto económico global marca una tendencia irreversible, donde hay una especialización en la producción de ciertos bienes imbatible en competitividad en determinados mercados.
Y como las cadenas globales de valor ya incorporaron hace tiempo estos conceptos, los productos terminados son “Hechos en el mundo”, por la multiplicidad de naciones que están presentes en cada parte y pieza de un producto.
Es por eso que un bien “100% industria nacional” es cada vez menos posible. Eso no quita que una inversión en una línea de montaje no se considere industria.
Debate ideológico al margen, las motos de todo el mundo llegan a los mercados tal y como se las compran en la Argentina: partes de todos los países se ensamblan y se comercializan.
Para gozar del arancel cero a la importación de partes, el valor agregado nacional mínimo que deberán tener las motos será del 10% en 2024 y ascenderá progresivamente hasta el 14% en 2028.