Empezaba el 2020 y todo el mundo celebraba un nuevo año. Nadie imaginó que la humanidad ingresaba a un año que lo cambiaría todo. A poco transcurrir enero, el mundo cae en conciencia que una pandemia amenazaba a toda la humanidad. A partir de allí, nada volvió a ser igual. El mundo como lo conocíamos desapareció e irrumpió un mundo nuevo, lleno de sorpresas, de incertidumbres y enormes dificultades, para mayor estrés de los líderes logísticos.

Fueron dos años donde todo lo que podía fallar, falló. Mientras los fletes marítimos y aéreos escalaban sin cumbre a la vista, los responsables de abastecer a cadenas productivas y a mercados ya habían agotado el plan B y el C.

No suficiente con esto, Rusia invade a Ucrania y golpea el corazón y la estabilidad europea, a lo que se suma el desafío de China no sólo a Estados Unidos, sino a todo Occidente, proponiéndose como nuevo líder global, lo que incluyó el inicio de un reemplazo del dólar por el yuan como moneda en las transacciones internacionales. 

Estos tres grandes hitos, marcan un antes y un después en el comercio mundial. La estabilidad y la confianza tan necesarias en intercambio internacional, se vieron quebradas, y a partir del año pasado muchas cosas comenzaron a cambiar. 

China y Taiwán

Entre ellas, China amenazó firmemente a Taiwán con una invasión armada, siendo ésta la sede donde se fabricaban hasta el año pasado, el 60% de los chips del mundo.

Rápidos de reflejos, los norteamericanos dictaron una ley de promoción de la industria sensible de los microchip, beneficiando a otras industrias estratégicas, por lo que muchas empresas norteamericanas empezaron a regresar con sus producciones a suelo estadounidense.

Este fue solo el inicio de un movimiento que parece no detenerse. El otrora offshoring ha perdido las ventajas comparativas que lo originó. Los sueldos de los empleados chinos son equivalentes a los occidentales, las cargas fiscales similares y los costos de transporte se han disparado y lo peor, no dan ninguna certeza.

En ese entorno, emerge el nearshoring como una respuesta natural a un mundo más incierto y bajo tensión. Los líderes de las Supply Chain empezaron a replantearse si continuaba siendo conveniente sostener a decenas de proveedores críticos en China, donde ya las ventajas no son las que eran.

Herramientas

Son muchas las herramientas que los líderes tienen para mitigar los riesgos y devolver fluidez a sus flujos logísticos. La más usada en estos 3 años claramente fueron los inventarios. Estos se vieron incrementados notoriamente de manera de asegurar un flujo continuo que, en la Argentina, tuvo dos componentes adicionales que fogonearon la decisión: las restricciones a las importaciones y la inflación. Los stocks pasaron a ser estratégicos, porque además de asegurar la nivelación de los procesos, sirvieron y sirven como una reserva de valor ante una inflación que se devora todo.

Pero el nearshoring sin dudas es un cambio de tendencia que llegó para quedarse y según entiendo para profundizarse.

Esta tendencia de “reconstruir mi cadena de valor en mi propia región” puede tener un efecto muy difícil de predecir, pero sin dudarlo, será muy positivo para Argentina y en general toda América Latina. 

En el próximo “Encuentro Comex 2023” del seminario Management Logístico nos encontraremos para profundizar el “Cómo seguimos”.

Buscaremos entonces dar respuestas a las preguntas: ¿Cómo seguirán los escenarios y qué podemos esperar? ¿Qué opciones tenemos los líderes logísticos? ¿Cuáles son las mejores prácticas para estos escenarios tan inciertos? Juntos repensaremos nuestras cadenas de valor y cómo la Argentina podría capitalizar estos nuevos vientos.


El autor es Experto en Supply Chain, Gestión de Riesgos y Comercio Internacional. Durante el “Encuentro Comex 2023” del Management Logístico disertará sobre “Regionalización y nearshoring de las cadenas logísticas”.

Imagen de portada: Arek Socha en Pixabay