Hasta ayer, el coronavirus causó una pérdida de la misma magnitud que la registrada después de la Segunda Guerra Mundial con un detalle no menor: la caída acumulada por efecto del COVID-19 se dio en los últimos 18 días; la cifra final post conflicto bélico se registró tras 799 días.

Los datos surgen del relevamiento realizado por Esteban Domecq, director de la Consultora Económica Invecq.

El trabajo señala que en los últimos 18 días, las 500 empresas más importantes de Estados Unidos perdieron 29,5% de su valor.

El economista plasmó en un gráfico las 15 caídas bursátiles más importantes desde la crisis de 1929 hasta hoy. En el eje vertical ubicó el porcentaje de caída/pérdida, y en el eje horizontal, la duración temporal, medida en días, de la caída.

Máxima velocidad

“Lo que llama la atención del proceso actual es la velocidad. Nunca antes se perdió tanto valor en tan poco tiempo. Hasta ayer llevábamos una pérdida acumulada de 29,5% y eso se dio sólo en 18 días. Es una caída vertical que por ahora es la mitad de la crisis subprime (el derrumbe de las hipotecas subprime que causó la debacle financiera de 2008), algo más de la mitad de lo que se perdió durante el colapso de las “puntocom” del 2000, y la misma magnitud que la caída que se dio post II Guerra Mundial. La gran diferencia es que en todos esos casos las pérdidas se dieron en meses o incluso años”, dijo a Trade News.

Domecq explicó que para graficar la profundidad de la caída tomó como valor de referencia el Índice S&P 500 (Standard & Poor’s 500), considerado el más representativo de la situación real del mercado (integrado por las 500 empresas más importantes de Estados Unidos).

“La caída más grande la historia fue la del famoso crack de Wall Street, en 1929. Entonces se perdió alrededor del 86%. Fue una caída irregular que empezó en 1929 y duró 32 meses. En el mientras tanto, se empezó a manifestar lo que fue la Gran Depresión, en la primera mitad de los años ‘30”, dice.

Cuánto y en cuánto

Hubo otras oportunidades en que se registró una fuerte caída de las Bolsas.

Domecq mencionó la de las hipotecas subprime, en 2008, con un derrumbe de 56%, y la registrada en 1937, cuando el presidente norteamericano Roosvelt puso en marcha una política intervencionista –se la llamó New Deal- para luchar contra los efectos de la Gran Depresión. Esa vez las pérdidas acumuladas fueron de 60%.

El factor que distingue a lo que ocurre ahora es, sin dudas, la velocidad.

Luego de comparar la situación actual causada por el coronavirus con las 15 crisis bursátiles más grandes de la historia, Esteban Domecq destacó que nunca antes se perdió tanto valor en tan poco tiempo.

Los efectos del COVID-19 sobre la economía son una réplica de los efectos que tiene sobre los humanos: el contagio es acelerado y exponencial.

-¿A qué atribuís esa velocidad? El virus pareciera ser la globalización en estado puro…

-Hay dos conceptos importantes: el primero, tenemos un mundo infinitamente más globalizado que hace 100 años. El avance de internet, del turismo, de las cadenas globales de valor hacen que la economía mundial hoy sea prácticamente una, 100% interrelacionada.

El segundo elemento clave es que por lo general las crisis vienen (o venían) por guerras mundiales, burbujas financieras o eventos especulativos. Esta es la primera que se origina por un evento sanitario. Su efecto es que automáticamente paraliza la economía y lo que no sabés, que es lo que están reflejando los mercados, es cuándo se llegará a la salida del túnel en el que estamos entrando.

Eso es dramático. Tenés una economía que se empieza a paralizar, en el caso de la Argentina, una recesión que asoma.

Cuarentena física y económica

En el momento en el que los habitantes de un sitio entran en cuarentena, la actividad económica se paraliza y se rompe.

Hoy no sabemos si esto es el principio de algo que durará mucho tiempo y será muy grave. Eventualmente, si mañana descubren la vacuna, los mercados reaccionarán rápidamente y la economía se normalizará, aunque sea de modo lento, pero lo hará.

En la medida en la que no tengamos una vacuna y el efecto contagio siga en aumento de forma exponencial, esto se ramifica y hace estragos en la actividad económica. Hoy los mercados están anticipando eso.

La caída puede ser mucho mayor, hay que ver a qué velocidad. Hoy más que nunca es el día a día el que va marcando la cancha.

Globalización, palabra clave

Domecq insiste en que se trata de una “situación inédita” en la que la propia globalización acompaña la viralización y la acelera.

“Hace 50 años los vuelos comerciales no eran lo que son hoy. Las cadenas globales de valor no existían. Hoy un auto se hace con piezas de 10 países distintos. El virus se transmite por infinitos mecanismos económicos, lo que hace mucho más difícil contener la situación”, comentó.

-¿Golpea por igual a todos los países o hay distinciones entre economías grandes, intermedias y pequeñas?

-Para los países estables, que más o menos andan bien, que tienen capacidad todavía de hacer política fiscal y monetaria, habrá un impacto similar a nivel general, y matices diferenciadores al interno de cada uno.

Claramente la Argentina no entra en ese lote. Arrastramos desde hace muchos años, muchos problemas económicos, desequilibrios de todo tipo: inflación, déficit, falta de reservas internacionales.

En países como el nuestro y Venezuela, por ejemplo, tendrá un grado de repercusión muy superior, además de un sector público con mucho menos capacidad para contener y aliviar la situación.

Impacto local

Hoy Argentina es de las economías más vulnerables e inestables del mundo. Este fenómeno (por el coronavirus) nos encuentra en el contexto de primeros meses de un nuevo gobierno; 8 años de estancamiento; inflación sistémica elevada y al alza; desequilibrio macroeconómicos acumulados; Banco Central con balance negativo; y en el medio de un proceso de reestructuración de la deuda nacional, con riesgo país arriba de 3000 puntos.

Ya estábamos en recesión y con la economía muy dañada. La situación en junio, julio y agosto puede ser muy dramática para la Argentina.

-Teniendo en cuenta las experiencias anteriores, qué puede resultar más dañino hoy, ¿una caída abrupta pero concentrada en poco tiempo o que esta situación se prolongue por muchos meses?

-Estamos frente a un nuevo fenómeno. Ninguno de los crack bursátiles y recesiones del siglo 20 y 21 tuvieron que ver con un fenómeno sanitario de la magnitud del que estamos viendo. Pensemos que EE.UU. suspendió los vuelos con Europa, y esa es sólo una de las 100 medidas que están tomando.

Domecq dice que más allá de la guerra comercial entre China y Estados Unidos, antes del coronavirus estábamos en un mundo con un proceso de desaceleración del crecimiento, pero ni cerca de una recesión.

Estamos ante algo inédito. La mejor salida es que se pueda controlar la propagación si se encuentra una vacuna preventiva o curativa. En la medida en que se pueda contener el contagio, en el mejor de los casos, la recuperación será lenta, de ahí para arriba. No creo que tengamos una situación recesiva a nivel global que se prolongue en el tiempo en la medida en que podamos controlar el virus.

Hoy los mercados están reflejando pánico y máxima incertidumbre ante un evento que en términos de infectados y muertos es exponencial por lo que estamos viendo en Europa.

Fenómeno atípico

¿Por qué razón Domecq confía en que si se encuentra una solución para la pandemia no habrá recesión posterior? El economista sustenta su pensamiento en el hecho de que estamos ante un fenómeno que no es económico ni financiero, y que por lo tanto su prolongación dependerá estrictamente de lo sanitario.

“No veo un panorama que deje a la economía mundial por un largo tiempo en una situación anémica, de no crecimiento. Estábamos en un mundo con un proceso de desaceleración del crecimiento, pero ni cerca de un proceso de recesión. La discusión era si el mundo crecía al 3,5 si lo haría al 3 o al 2,5%. Y los gobiernos, especialmente en EE.UU., no toleran crecer al 2,5%. Claramente el mundo se estaba preparando para eso en el marco de algo muy importante que es una disputa de potencias económicas mundiales que se está dando en el marco de la Guerra Comercial –desde hace varios años- entre China y EE.UU.”, detalló.

Para el titular de la Consultora Económica Invecq, “el mundo está en un proceso de desaceleración en medio de una disputa por el liderazgo que durará de 5 a 7 años. Al margen de eso, la economía mundial antes del coronavirus estaba muy sólida, a pesar de la cantidad de estímulos -sobre todo de parte de la Reserva Federal- en términos de política monetaria y tasas de interés-“.