En los próximos 50 años, el mundo deberá producir más alimentos que en los últimos 10.000, pero apenas el 5% de la población vivirá en países excedentarios en alimentos. Y la Argentina pertenece a ese selecto club.

Una vez más, las proyecciones muestran el enorme potencial de nuestro país, pero una vez más también aparecen las dudas eternas: ¿cómo hacer para transformar en realidad esas chances en medio de un  contexto en el que hasta el cambio climático pareciera jugar en favor de nuestro país?

Con foco en todo eso, hace unas semanas, en Reconquista (Santa Fe) se realizó la primera edición de Expocarnes. El encuentro organizado por la Cámara de Comercio Exterior del Norte Santafesino, la Sociedad Rural de Reconquista, y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria-Estación Experimental Agropecuaria Reconquista, tuvo como objetivo central visibilizar la importancia de la producción de proteínas de alta calidad en el norte de la provincia.

Radiografía

“El gran desafío es consolidar a Reconquista como polo de generación de proteína animal de alto valor y calidad no sólo en la región y el país, sino en el mundo. A lo largo de varias jornadas escuchamos de boca de especialistas cuál es la situación de las diferentes cadenas que se desarrollan en nuestra zona (bovina, porcina, aviar, caprina, ovina y piscícola), confirmamos la relevancia económica y social del sector como un gran generador de empleo y de divisas para el país, y enumeramos los pendientes para poder crecer”, dijo Natalia Ludueña, Presidenta de la Cámara de Comercio Exterior del Norte Santafesino.

Demandas

Esa lista –en la que coincidieron los diferentes expositores-, incluye:

  • Mejorar la infraestructura para mover la producción. Una buena conectividad, con rutas en buen estado y acceso a los puertos es clave, señalaron.
  • Acceso al crédito. Sin financiamiento competitivo resulta inviable cualquier tipo de inversión.
  • Fortalecer el diálogo público-privado. El aporte del sector privado es clave para el crecimiento del sector, pero todo esfuerzo resulta inviable sin políticas públicas que fijen reglas claras para dar certeza a quien invierte.
  • Responder a las nuevas preferencias y mayores exigencias de los consumidores. La demanda por alimentos saludables, funcionales y certificados, con bajo impacto ambiental (huellas) y apego al bienestar animal, combinado con el crecimiento de hábitos vegetarianos-veganos y un cambio en las vías para concretar las compras impulsado por el cambio tecnológico (marketing digital), moldearán el futuro inmediato, dijo Martín Giletta, Jefe del Departamento Economía de INTA Manfredi y Director de la Maestría en Agronegocios y Alimentos de la Universidad Católica de Córdoba.

Al mundo

Además de analizar la situación de la región, el encuentro sirvió para conocer cuáles son las tendencias en el mundo y cómo, en ese contexto, la Argentina puede maximizar sus ventajas.

Fernando Vilella, Director del Programa de Bioeconomía de la Facultad de Agronomía de la UBA, explicó que vivimos tiempos de cambios exponenciales y disruptivos desde el punto de vista social, ambiental, tecnológico, laboral y productivo, así como en las formas en las que producimos, accedemos y pagamos los alimentos.

Y dedicó una parte de su exposición para hablar del cambio climático.

Es un hecho verificable que la temperatura máxima media entre 2000 y 2050 está aumentando –y lo seguirá haciendo- y que la nueva realidad producirá un cambio en el nivel de precipitaciones. A pesar del complejo panorama, las proyecciones sitúan a la Argentina en una de las regiones menos golpeadas por esos cambios.

Huellas

Y al mismo tiempo, el Director del Programa de Bioeconomía de Fauba destacó el excelente desempeño de la producción local. Contó que la huella de carbono del trigo argentino es 70% menor que la del europeo, y que los nuestros pollos tienen una huella 300% menor que la del mismo animal producido en Gran Bretaña. Cuando lo que se mide es la huella hídrica, la performance es similar.

Sin embargo, y pese a todos esos datos, Vilella transmitió un mensaje contundente a productores y decisores de políticas públicas: “Nada que no esté dentro de los parámetros de los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible), que cumpla con las demandas y exigencias medioambientalmente y de certificaciones, y de trazabilidad, tendrá futuro”.

El protagonismo de los alimentos

¿Por qué los alimentos tienen un papel cada vez más relevante? Porque “han sido –y siguen siendo- la fuerza moduladora biológica, social y económica más importante de la historia. Su acceso, cantidad y calidad modularon desde las formas sociales de organización crecientemente complejas hasta el código genético humano, y junto con los avances de la medicina y la creciente productividad agropecuaria lograron que la esperanza de vida humana pasara de los 20 años del Neolítico a los actuales +70”, explicó Vilella.

Y aunque señaló que un paso importante en la evolución y desarrollo del tamaño y complejidad del cerebro de nuestros antepasados se debió al paso de una dieta vegetal a una con carne y grasa animal (la mayor disponibilidad de proteínas y energía fue sustantiva para esa evolución), habló sobre las nuevas tendencias alimentarias globales.


Flexitarianismo

Al tiempo que aumenta la población que opta por una alimentación vegetariana o vegana, también crece el “flexitarianismo”, contó Vilella. Se trata de quienes eligen una dieta mayoritaria vegetariana pero que incluye, cada tanto, productos animales.

De acuerdo con datos de la FAO citados por Vilella en su presentación, la carne de pollo es la primera proteína animal consumida en el mercado interno de la mayoría de los países.

Aunque en la Argentina ese lugar lo ocupa la carne vacuna (con 48 kg per cápita anuales lidera el ranking global), el aumento del consumo interno de pollo creció a la par de un aumento en la producción.

Luego, compartió otro dato que podría formar parte de la “lista de pendientes”: mientras la Argentina exporta más del 70% de su producción de maíz como granos, en Brasil esa cifra es de 31% y en Estados Unidos, 17%. ¿La diferencia? En esos países el maíz se exporta primordialmente transformado en proteínas animales.

La gran oportunidad

Giletta está convencido de que el mercado mundial de alimentos “es una oportunidad inédita para el complejo cárnico de la región Centro de la Argentina”.

Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos concentran casi el 30% del PBI del país, de la mano de altos porcentajes de la producción de granos, lácteos y diferentes carnes en el país.

El Jefe del Departamento Economía de INTA Manfredi, comentó que el auge de consumo de proteínas animales cárnicas en Asia, impulsado por el crecimiento demográfico y económico, combinado con las restricciones agudas que existen para satisfacer la misma (factores sanitarios, ambientales y agroecológicos), alimentan las buenas perspectivas para nuestro país.

¿Es posible en este contexto el crecimiento exportador de la Argentina? “La economía nacional tiene tres rasgos estructurales: bajo grado de apertura, bajo crecimiento (ahorro/inversión) e inflación endémica. Transitamos una década de estanflación con desequilibrios macroeconómicos que imponen estabilización de shock, y la complejidad social requiere un programa expansivo. La salida exportadora es la clave y las cadenas agroalimentarias la llave de corto plazo. El mundo nos brinda una oportunidad inmejorable para una inserción inteligente y de alto valor”, dijo Giletta.

Los representantes de las diferentes cadenas productoras del norte santafesino agrupados en tres entidades dicen que ExpoCarnes nació y se gestó pensando en difundir el potencial de la región, pero fundamentalmente en cómo lograr un mejor futuro para su gente. La primera edición del encuentro confirma que ya empezaron a caminar en esa dirección.