Incertidumbre es un concepto que ya no explica del todo lo que cavilan los gremios portuarios con trabajadores activos en los concesionarios de Puerto Nuevo. Si el futuro era incierto hace un tiempo, hoy domina la angustia del desorientado que perdió toda noción de rumbo.
Desde la misma Administración General de Puertos (AGP), su interventor, Gonzalo Mórtola, manifestó públicamente en varias oportunidades que la licitación de las terminales del puerto de Buenos Aires se realizarían el “primer bimestre de 2017”. El vencimiento de las concesiones opera el año que viene.
Transcurrió todo 2017 sin más definiciones técnicas que unos planos. Los pliegos, encargados si existen, no se difundieron. Y si no existen, la pregunta es qué es lo que demora las definiciones.
Vale la pena recordar que en diciembre de 2016 la AGP contrató de manera directa a ALG, del grupo español Indra, para que redactara “en un plazo de 8 meses los pliegos”. El plazó se cumplió. Los pliegos no están. Pero en diciembre pasado, la AGP le extendió el contrato a ALG…
Para todos los gustos
En concreto, éste sea tal vez el punto más flojo de la gestión de Gobierno en el puerto de Buenos Aires. En el resto, sobran pergaminos para todos los gustos.
Por empezar, el Puerto le dio una de las primeras y más latentes cucardas al ministro de Transporte Guillermo Dietrich, que divide su función entre los metrobuses, el asfalto de rutas, la transformación de rutas en autopistas, la regeneración ferroviaria, la habilitación de líneas aéreas low cost y la actualización de tarifas del transporte urbano, por un lado, y la “batalla ideológica” contra los costos logísticos en puertos y vías navegables.
De hecho, la AGP le entregó la cabeza del TAP a Dietrich; elaboró un sistema de denuncias de incumplimiento en las terminales; redujo tarifas de los servicios percibidos por sus controlados (high cube, barrido y limpieza), y desplazó al operador privado anterior del CTVP (la playa de estacionamiento de camiones y ordenamiento del tránsito pesado portuario) y lo rebautizó ZAP. Y bajó, de paso, sus tarifas.
Puerto federal y fashion
Pero toda política que se precie de proselitista merece un costado más vanidoso, socialmente más asequible. Nada mejor que la cinematográfica mirada al puerto desde el equipo de drones de la AGP para viralizar en redes sociales el #PuertoFederal.
Te invitamos a volar con nuestro drone para ver las areneras de Dársena F que ya están llenas de colores y dibujos autóctonos. Con estos murales estamos disfrutando de un mejor entorno portuario. #PuertoyComunidad pic.twitter.com/gnjHxIlv8G
— Puerto Buenos Aires (@PuertoBsAs) 4 de enero de 2018
Así es que parte de la gestión también incluye los “food trucks” en el adoquinado de dársena norte, o la difusión de inversiones de Buquebús, Tienda León y Colonia Express, de inobjetable fruición por parte de “hombres de negocios” con la plaza montevideana o turistas con intereses históricos en Colonia, o de esparcimiento en la exclusiva y apacible Punta del Este.
¿Querés saber la oferta de ferrys fluviales al Uruguay que salen de nuestro #PuertoFederal? https://t.co/495YNVnqjY https://t.co/hLRRN1B1j2 pic.twitter.com/cLz31uQKYn
— Puerto Buenos Aires (@PuertoBsAs) 5 de enero de 2018
Si las millonarias obras de escolleras regaladas a los futuros concesionarios, o los rellenos son políticamente poco capitalizables, puede echarse mano a las intervenciones artísticas de las areneras.
¿Quién podría rechazar la revolución estética que ofrecen esos murales en las espantosas y arcaicas estructuras de las areneras porteñas, enclavadas de manera privilegiada frente al río? ¿Quién objetaría que la Ciudad de Buenos Aires tuviera un nuevo paseo urbano, en una zona que lleva décadas (por qué no un siglo, desde la época que se bañaba gente en la costanera) cerrada al paseo familiar? ¿Quién se opondría a tener un puerto de fin de semana para los porteños?
Nadie. Salvo la gente específicamente vinculada al trabajo con contenedores en el principal puerto del país, para quienes los murales, los camiones gastronómicos estilo neoyorquino, las instalaciones de Buquebús o la remoción de pesqueros hundidos en Madryn para mejorar el crucerismo importan prácticamente nada.
Gracias al trabajo coordinado con el @MinSeg a través de @PrefecturaNaval y la autoridad Portuaria de Puerto Madryn logramos sacar el Pesquero que obstruía el muelle Storni y hoy amarraron 2 cruceros más. #EnEquipoEsMásFácil pic.twitter.com/K2n1fEfjRZ
— Gonzalo Mórtola (@gonzamortola) 2 de enero de 2018
Los laberintos del diálogo
Luego de la última reunión de 2017, el diálogo entre la Administración General de Puertos (AGP) y los gremios portuarios de la Federación Marítima, Portuaria y de la Industria Naval (Fempinra) se repite en una dinámica laberíntica: no hay salida a la vista.
¿Qué dice el Gobierno? Que siempre considera a los trabajadores. Pide paciencia y tranquilidad. Pero no reconoce la promesa incumplida ni los prolegómenos que llevaron al fracaso sistemático del llamado a licitación.
Ya se comprometió Mórtola a mantener las fuentes de trabajo. Los gremios deben tener fe. También prometió, en diciembre de 2016, el lanzamiento del “Plan estratégico de sustentabilidad 2016-2020”, que todavía se espera.
El problema de la retórica es apostar a pleno a la pobre memoria de corto plazo de los auditorios. O a su amnesia.
Los gremios, los delegados y los trabajadores de base sólo ven efectos netos: se reducen las terminales y, si hoy sobran trabajadores tal como atestiguan los concesionarios actuales, los puestos de trabajo futuros se presuponen serán menos.
El ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, no dice ni una palabra respecto del futuro del puerto de Buenos Aires. Cuando habla de él, repite su la batalla ganada a la “viveza criolla” del TAP. Y habla de “sector oscuro”. Dos años de gestión y sólo el TAP y poca luminosidad. Del futuro, nada.
Queda todo en manos de Gonzalo Mórtola, el interventor de la sociedad del Estado en liquidación. Si la Argentina salió de la emergencia económica, bien podría también regularizar la situación legal de la AGP, cuya intervención se eterniza.
Todos juntos en equipo
Mórtola pone toda su pasión “equipista” en una poética discursiva que cae mejor en las capas urbanas e inmobiliarias que en el universo de los contenedores y grúas pórticos.
No escatima en recurrir a las voces extranjeras sobre qué conviene. Pero dentro de una gestión que le devolvió al turismo de cruceros el lugar perdido, y más aún, con influencias mayúsculas en Aduana –cuya diligencia logró destrabar el transbordo de la carga paraguaya en Buenos Aires– incumplió su promesa respecto de la licitación de las terminales.
Mórtola avanzó en áreas que le exceden a la Administración General de Puertos (AGP) para poder disponer de los pulmones portuarios. Ahora esos valiosos terrenos están en manos de la Ciudad, que no tiene control del puerto, pero sí de los desarrollos urbanísticos e inmobiliarios.
Públicamente, Mórtola reseñó “lo lindo” que sería estar en uno de los edificios (futuros) sobre el área de Dársena norte, “comiendo y viendo el puerto de cruceros”.
La última reunión con los gremios fue el jueves pasado. No estaba Mórtola, sino el gerente general de AGP Alejandro Ok y el jefe de Gabinete de Asesores, Mariano Saúl.
Ok, en línea con el voluntarismo de la conducción de AGP, señaló al portal Transporte & Comercio Exterior en noviembre de 2017: “Antes de fin de año tenemos que sacar la licitación, iniciar el Data Room y la intención es que la comunidad entera discuta sobre este pliego, que es algo que venimos trabajando desde hace más de un año y realmente estudiando todo”.
Ok también fue más allá: “Nadie duda que el contenedor es el que va a subsidiar a la industria de cruceros”. Huelgan definiciones de mayor contundencia…
Indefinición sistémica
¿Resultado de la última reunión? “Luego de un intercambio de ideas y una ardua discusión sobre el tema en trato (mantenimiento de las fuentes de trabajo en el “futuro” pliego”) se pasa a un cuarto intermedio para el jueves 18 de enero”.
Según los últimos datos oficiales de la AGP, el volumen interanual cayó un 9,7% (período enero-octubre de 2017) y atracarpm im 7,5% menos de buques.
2018 será un año crítico a la hora de realizar definiciones: el trabajo viene cayendo en el puerto, las nuevas metas de inflación pretenderán condicionar las paritarias que, en el puerto, se espesan en un revuelto de menos trabajo y la angustia de la indefinición sistemática, provocada por una gestión que parece más ajena al futuro de los contenedores que apegada a los cruceros, los paseos, los murales y los food-trucks.
¡Ya estamos listos para el #FindeLargo! Te esperamos desde temprano en el Patio del Puerto para que vengas con tu familia o amigos. https://t.co/OLUe7ugX3l pic.twitter.com/prTvzoN8Q6
— Puerto Buenos Aires (@PuertoBsAs) 17 de noviembre de 2017