Invertir en infraestructura, reducir los costos y pensar a largo plazo. Si bien es cierto que los ingredientes de la receta que la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) propone a los gobiernos de Latinoamérica y el Caribe para potenciar los beneficios económicos y sociales de la aviación no son nuevos, el contexto cambió: la demanda en la región está en plena expansión y el sector cobra mayor protagonismo cada día (se registran 300 vuelos por hora).
El peso actual de la aviación en la economía de la región ya es relevante: emplea a unos cinco millones de personas y se calcula que su contribución al PBI es de US$170.000 millones, pero, según Alexandre de Juniac, consejero delegado de la IATA, “para que responda a la demanda de conectividad y proporcione los beneficios económicos y sociales que realmente es capaz, los gobiernos deben cooperar con la industria para garantizar que esto se cumpla”.
“Necesitamos una infraestructura efectiva, capaz de responder a las exigencias de la creciente demanda; costos razonables e impuestos que no la frenen; y un marco regulatorio moderno que la respalde”, dijo de Juniac durante su discurso en la conferencia Wings of Change, que se realiza hoy y mañana en Chile.
La reunión que IATA organizada cada año es uno de los encuentros más importantes del sector ya que reúne a las principales autoridades y expertos de la industria aérea de Latinoamérica y el mundo. La décima edición que se está desarrollando en Santiago tiene como lema “Celebrando la Magia de la Aviación” haciendo honor a la campaña lanzada recientemente por IATA sobre la relevancia del transporte aéreo para la economía, desarrollo y conectividad de los países (Y tú has dimensionado la importancia de la aviación en tu vida?)
Parte de “la magia de la aviación” a la que se refiere el spot es permitir, por caso, que la región se conecte con 160 ciudades en el mundo fomentando el crecimiento de negocios, las relaciones interpersonales y el turismo.
Se calcula que cada año, en América latina y el Caribe se realizan 2,6 millones de vuelos que interconectan 385 ciudades y se transportan más de 2 millones de toneladas de mercancías.
Evitar una crisis
“La demanda de viajes aéreos sobrepasa la capacidad aeroportuaria y la actual modernización de los sistemas de gestión del tránsito aéreo. En la última década, el número de pasajeros transportados por las aerolíneas de la región se duplicó con creces y esperamos que en 2036 el número de pasajeros supere los 750 millones en la región. Sin una acción coordinada hoy, nos dirigimos hacia una crisis“, dijo De Juniac.
IATA instó a los gobiernos de la región a que cooperen con la industria para desarrollar una estrategia a largo plazo que garantice capacidad suficiente, costos asequibles y servicios y experiencia técnica acordes a las necesidades de los usuarios.
Buenos Aires, Bogotá, Lima, Ciudad de México, La Habana y Santiago son los principales desafíos de la región en cuanto a capacidad se refiere.
“A menos que se aborden estos problemas, las economías de Latinoamérica se verán muy afectadas. Si los aviones no pueden aterrizar, los beneficios económicos volarán a otros lugares”, advirtió De Juniac quien destacó que Ciudad de México y Santiago son los destinos más críticos.
- Ciudad de México. Presenta las constricciones de tráfico aéreo más alarmantes. El actual aeropuerto fue diseñado para atender a 32 millones de pasajeros al año, pero sirve a 47 millones. “La solución es el nuevo aeropuerto, actualmente en construcción. Pero su futuro se politizó en el contexto actual de las elecciones presidenciales. Todos, sin excepción, deben entender la importancia del nuevo aeropuerto para la economía del país”, dijo el consejero delegado de la IATA.
- Santiago. Está aumentando la tan necesaria capacidad de la terminal del aeropuerto pero falta transparencia. La calidad de los servicios se está viendo minada y los costos para los usuarios están aumentando, una situación que amenaza la relación de larga duración entre el gobierno, las aerolíneas y otros socios que ha contribuido a crear uno de los hubs más modernos de la región y una industria turística próspera.
“Latinoamérica y el Caribe es un lugar caro para hacer negocios. Los impuestos, las tasas y las políticas gubernamentales representan una gran carga. Los gobiernos miran a la aviación como una fuente de ingresos pero deberían verla como una poderosa catalizadora de ingresos. Reducir los costos de la industria devolvería grandes dividendos económicos y sociales”, sostuvo De Juniac.
IATA destaca algunas áreas donde las políticas fiscales son excesivas y contraproducentes:
- Brasil. La política de precios del petróleo aumenta los costos anuales en 800 millones de dólares.
- Ecuador y Colombia. El monopolio del petróleo genera costos desorbitados, especialmente en Ecuador, donde además se suma el impuesto del 5% sobre el combustible. Colombia tiene una tasa de conectividad y una tasa de salida. Además, los alcaldes de los municipios quieren aplicar una tasa a los pasajeros de US$5 destinada al mantenimiento de las carreteras.
- Argentina. Tiene las tasas aeroportuarias más altas, a lo que se suma el efecto negativo del monopolio —y mal servicio— de su única compañía de asistencia en tierra (durante la Conferencia, el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, anunciaría una reducción en las tasas internacionales que comenzará a regir en julio).
- Santa Lucía. Los impuestos y tasas (incluida la tasa de desarrollo aeroportuario) se están encareciendo de cara a la reparación de carreteras y a la construcción de un terminal marítima.
Las tasas turísticas son “una pandemia” (México, Colombia, Ecuador, Perú, Nicaragua, Jamaica, Costa Rica y Santa Lucía) y disuaden a los turistas para visitar la región, advierte la organización.
Modernizar las regulaciones
IATA también instó a los gobiernos de toda la región a que desarrollen una estructura reguladora moderna basada en la armonización y el reconocimiento mutuo de los estándares.
“Si bien la región fue pionera en el desarrollo de marcas transnacionales, la regulación nacional limita los beneficios potenciales. Por ejemplo, las tripulaciones técnicas y los aviones no pueden optimizarse porque las políticas de seguridad no reconocen estándares comunes a través de la región”, evalúan en la IATA.
“La seguridad es nuestra prioridad número uno. Pero la seguridad no se mejora con procesos redundantes. Si la tripulación de una línea aérea está certificada según un estándar comúnmente aceptado en Perú, ¿qué argumento -basado en la seguridad- puede prohibir que opere una ruta doméstica en Argentina? ¿O viceversa? Y si una aeronave está certificada en Brasil según un estándar comúnmente aceptado, ¿por qué debería volver a registrarse en Chile para operar?”, se preguntó De Juniac.
Según la organización, el diálogo entre gobiernos y aerolíneas de la región es la vía para encontrar soluciones que impulsen las eficiencias que se pueden generar a través del reconocimiento mutuo de estándares comunes.