La industria marítima global, responsable del 90% del transporte de mercaderías comerciadas, se sustenta hoy en una flota de 50.000 buques. Y siempre tiene un motivo para correr a moder su cola, a pesar del dolor que le genera cuando lo logra.

Con memoria de corto plazo frágil y la última gran crisis práctricamente olvidada (las exportaciones del sudeste asiático más Japón, Corea y Singapur aumentaron un 5% interanual en febrero pasado) es la nueva potencia marítima China Cosco Shipping la que patea el tablero de la calma y ordena la construcción de 14 portacontenedores en astilleros chinos, por un total de US$ 1780 millones, lo que le permitirá contar con una capacidad operativa equivalente a los 2 millones de TEU.

La línea china busca explorar nuevas rutas con Europa y el continente americano, desafiando el control histórico que tienen en los servicios los 3 grandes: Maersk Line, MSC y CMA CGM, que concentran el 40% del mercado mundial.

“En comparación, las compañías chinas tienen una participación relativamente baja”, dijo a Wan Min, gerente general de Cosco, al China Daily.

Señal de alarma, amenaza o el comienzo de otro ciclo de  competencia feroz.