Está bien, pero.
La resolución que decidió el Ministerio de Transporte sobre el futuro del Puerto Buenos Aires está bien, pero sigue fiel al estilo de la política de Transporte del país de los últimos años. No logra consensuar su significado estratégico y plasmarlo en una política pública inalterable y de largo plazo. Son pases en profundidad, a la espera de que alguien llegue.
“Cada vez es más relevante que de una buena vez se resuelva la situación de la principal conexión logística que tiene el país en materia de contenedores, lo cual es este indiscutiblemente una condición elemental, inicial, básica, para el desarrollo”, dijo el experto Ricardo J. Sánchez, para quien de esa solución depende desde la “política de exportaciones a la política industrial y logística”.
Sánchez es uno de los economistas portuarios que elaboró múltiples informes sobre el puerto, el último de los cuales, redactado con el capitán Sergio Borrelli, inspiró el decreto 299/23, que da pie a una transición por tres años y una licitación por 10 años a dos terminales.
Continuidad

Ricardo J. Sánchez
“Lo más positivo es que se facilita una condición elemental que es la de la continuidad del servicio portuario, el puerto no puede parar nunca”, señaló, jefe del Instituto de Investigaciones de la Caribbean Shipping Association y co-directpr de la Cátedra Profesional en Logística Kühne de la Escuela de Negocios de la Universidad de los Andes, Colombia, respecto de la transición ordenada, que garantiza una “certeza mínima dentro de una situación que es realmente muy compleja como la de la logística en Argentina o la de la economía argentina en general”.
En segundo lugar, ponderó ciertas obras realizadas en materia de navegación. “Otra vez, no es suficiente, pero son mejoras al fin”, dijo.
En tercer lugar, destacó la “seguridad” que se le dio a los trabajadores. “A veces escucho que en la Argentina se trata al tema laboral como un problema grave, como si los trabajadores fueran un problema o como si fueran un problema en especial, pero alcanza con recordar la situación de los trabajadores portuarios se ha convertido en un problema en muchísimos puertos del mundo, incluyendo los de Estados Unidos y Canadá”, puertos donde el conflicto laboral se extendió durante más de un año.
“Lo menos positivo es que se tardó demasiado, entre los cuatro años en que se estuvo discutiendo antes para realizar una terminal y estos nuevo cuatro años donde más allá de haber estado la pandemia de por medio, se tardó demasiado tiempo en llegar a una decisión de 3 años”, apuntó.
Poco tiempo
El problema es que, más allá de la certeza que da 3 años más 3 de prórroga, “es demasiado poco tiempo para resolver una demanda enorme que tiene el puerto de Buenos Aires que es de inversiones, y en materia de inversiones portuarias, seis años no alcanza, no es nada, y por lo tanto prolonga la incertidumbre”.
“No quiere decir que no vayan a haber inversiones, lo que pasa es que no serán significativas para asegurar una prestación eficiente del servicio a lo largo plazo”.

José Barbero
Por su parte, a José Barbero, investigador y docente del Instituto del Transporte de la Universidad Nacional de San Martín, le llamó la atención la extensión de plazos “porque se siguen sumando postergaciones y diferimientos. Necesitamos una estrategia seria en materia de puertos y vías navegables, y parece que siempre vamos sumando parches al decreto de origen”.
“El Puerto Buenos Aires está perdiendo su rol en la costa este de Sudamérica y parece que no hay conciencia sobre la necesidad de tomar medidas más importantes en este tema, sobre todo cuando, presionados por la macroeconomía, todos hablan de incrementar las exportaciones. Para tener ese salto y que reducir los costos logísticos para ser competitivos y los contenedores son tremendamente importantes”, indicó Barbero, experto en el área de las políticas, planificación, regulación y gestión del transporte, y de infraestructura en general.
En tal sentido, manifestó cierta preocupación respecto de la decisión de liberar las tarifas máximas en el Puerto Buenos Aires. “Espero que hayan medido con cuidado qué impacto puede tener esto en los costos sobre la carga”, reflexionó.
Política pública
Sánchez reclamó que “se aprenda de lo que pasó entre los cuatro años de un gobierno y los cuatro años de otro gobierno, más toda la experiencia previa”.
“Lo importante no es cómo se pelean los políticos para tomar alguna decisión, sino como se logra un consenso que es estratégico para el país, como resolver la situación de los puertos las vías navegables. Es una cuestión de Estado, y no se la puede seguir pensando en términos de lo que dura un Gobierno”.
Citó como ejemplo la reforma de política portuaria encarada en Colombia, donde colaboró. La política se estableció durante el gobierno del presidente Iván Duque, durante mucho tiempo y convocando a universidades internacionales y a los mejores expertos para proponer el marco y el diseño, que se terminó hacia fines del mandato de Duque. “El actual Gobierno (Gustavo Petro es el presidente), de un signo ideológico completamente opuesto, tomó esa esa propuesta y la llevó adelante. La estableció como política de Estado, porque así deben tratarse los puertos y la logística marítima internacional”, comentó.