A pesar de la inestable coyuntura económica, la Argentina continúa su proceso de incorporación a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el club de naciones desarrolladas que sugiere políticas públicas en pos de una mayor transparencia gubernamental para canalizar inversiones que coadyuven al crecimiento económico.

En ese recorrido, dos herramientas se plantean como un “fast track” para cumplir con los mandatos de la OCDE: los operadores económicos autorizados (OEA) –empresas del comercio exterior que gozan de un “plus” de confianza por parte de los organismos reguladores– y las zonas francas.

Es más, para dar mayor garantías de seguridad, expertos en zonas francas sugieren recurrir a una tecnología disponible y en expansión como el blockchain (un registro de datos descentralizado, visible e inalterable).

Días atrás, durante el Summit Buenos Aires 2019 que organizó el capítulo latinoamericano, presidido por Lisandro Ganuza (Zona Franca Bahía Blanca-Coronel Rosales) de la Organización Mundial de Zonas Francas (WFZO, en inglés), se analizó de qué manera tanto el OEA como las zonas francas son, por definición, herramientas “aliadas” de los controles inteligentes de los Estados.

Debate

El debate en el que se trazaron estos hilos argumentativos contó con la participación del presidente del Consejo de la Organización Mundial de Aduanas (OMA) y director de Aduanas del Uruguay, Enrique Canon; el director de la Aduana argentina, Diego Dávila, y el presidente de la Asociación de Zonas Francas Americanas (AZFA), Gustavo González, entre otros.

Martín Dovat, gerente de Zonamérica, de Uruguay, recordó que la propia OCDE “dijo que las zonas francas son un instrumento muy bueno para el desarrollo económico de los países” y agregó el objetivo de máxima de los enclaves: “Si las zonas francas pueden ser certificadas por la OMA como operadores económicos autorizados les daría un blindaje reputacional”.

Como muchos referentes plantearon, las zonas francas pasan más tiempo “en defensa del régimen” y explicando su rol “como eslabón clave en la generación de empleo y atracción de inversiones” porque está “el riesgo reputacional” apuntalado por malos ejemplos de zonas que dañaron la imagen del régimen al prestarse para acciones vinculadas al lavado de dinero y otros ilícitos internacionales.

Trazabilidad

Martín Araujo Ibarra, referente colombiano del régimen y vicepresidente de la WFZO, recordó que hace 10 años la OMA convocó a las zonas francas a Bruselas preocupada por la trazabilidad de las mercaderías. “Si bien es cierto que hay extraterritorialidad aduanera en las zonas francas, eso no significa que no se sepa que hay ahí. Las conversaciones continuaron, y estamos tratando de acercar a la WFZO con la OMA. Porque compartimos objetivos”, manifestó.

“Blockchain es una realidad y hoy verificar (procesos) es muy sencillo. Simplemente pedimos certificar que en zonas francas se llevan adelante procedimientos lícitos, que cumplen con la propiedad intelectual y que tanto las empresas como las personas que allí se desempeñan tienen antecedentes limpios”, destacó, tras comparar que el esfuerzo que desarrollan las zonas francas para verificar y auditar es similar al “compliance que lleva adelante el sistema bancario”.

Vale aclarar que la WFZO visitó las oficinas de la OCDE en marzo pasado para validar su programa de “gestión segura de zonas francas” –alineado con el marco SAFE de la OMC y los acuerdos de facilitación del comercio de la Organización Mundial del Comercio (OMC)– con el “código de conducta” de la OCDE.

Beneficios e impuestos

Gustavo González de Vega, presidente de AZFA, lo sintetizó de esta manera: “Queremos avanzar más de la mano con la OMA y las direcciones de Aduana. En la región (Américas) hay 630 zonas francas, con casi 11.000 empresas que emplean a más de 1 millón de personas. Hay países que desde sus zonas francas sacan el 44 a 56 por ciento de las exportaciones. Pero cada vez que analizamos los beneficios tenemos enfrente un ministerio de Hacienda o Finanzas que sólo ve lo que deja de percibir en impuestos, cuando ya se hicieron estudios económicos que demuestran todo lo contrario”, aseguró.

Y ejemplificó que por cada dólar “exonerado” en se reinvierten US$ 6 en Costa Rica, 5 en República Dominicana y 3 en Colombia.

“Pero somos garantes de seguridad también. El comercio global cambió y ahora es la inmediatez y el comercio electrónico los que marcan el ritmo. La demanda es agilizar (los flujos) eliminando la burocracia. ¿Cómo? Con una aduana proactiva y flexible”, indicó, tras agregar que “la seguridad que se necesita, con información anticipada, puede estar garantizada por las zonas francas”.

Blockchain

En este sentido, indicó que la irrupción del blockchain “brinda una trazabilidad absoluta e inmutable, desde el origen hasta el destino final, permitiendo trabajar en la cadena logística sabiendo exactamente qué está ocurriendo”.

“Queremos decirles a las aduanas que nos ofrecemos a ser garantes de seguridad con el blockchain, y contribuir a que las aduanas puedan acceder a más acuerdos de reconocimiento mutuos (ARM) de sus programas (OEA), pero para eso necesitamos saber qué grado de certificación se nos va a exigir como zonas francas para ser considerados elementos seguros”, puntualizó González.

El ejecutivo contó que desde AZFA se presentó un plan de acción para la certificación OEA de las zonas francas. “Si la certificación de seguridad es la puerta de acceso (para el OEA) queremos ser los primeros proactivos, si es que ya no tenemos el nivel de seguridad ya alcanzado. Creemos que las garantías de seguridad actuales exceden incluso las conductas que exige la OCDE. No obstante, queremos certificar lo que la OMA y la aduanas consideren necesario para poder ser seguros a sus ojos”, amplió.

Incluso confirmó un acercamiento de AZFA con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para elaborar un proyecto de blockchain destinado a garantizar los estándares de seguridad que necesarios para las autoridades aduaneras. 

“Estamos a disposición para ser embajadores de los estándares de la OCDE en países que no la integran para seguir caminando hacia la facilitación del comercio como elementos seguros de la cadena logística”, concluyó.

El otro lado

A su turno, Enrique Canon, concedió que las “zonas francas son potenciadores del desarrollo económico” pero como autoridad tributaria le toca “controlarlas”. Canon planteó el dilema irresuelto actual: sobre la logística del transporte del comercio exterior se monta todo el crimen internacional, el tráfico de drogas, la piratería, la trata de blancas, la defraudación y la evasión fiscal.

“Algunas zonas francas son usadas para lavar dinero. En Suiza, una zona franca que tiene el tamaño de 22 canchas de fútbol almacena obras de arte”, ilustró.

“Las aduanas deben trabajar en coalición, primero con los privados, y luego con el propio Estado en la gestión conjunta de riesgo con terceros organismo, a nivel nacional e idealmente a nivel internacional”, destacó.

Pero luego, un comentario suyo sembró de dudas las expectativas de las zonas francas.

Sucede que, si bien la WFZO firmó un memorándum de entendimiento con la OMA para mejorar el compliance y asegurar la seguridad, “cuando llegué a Bruselas me dijeron que no”, manifestó, al deslizar que la actual conducción de la OMA no ve necesariamente con buenos ojos a las zonas francas, o al trabajo en conjunto con ellas.

“Les propongo que vayan en junio a Bruselas, a la OMA, con la propuesta de la WFZO para sustituir al anexo D, capítulo 2, del Convenio de Kyoto revisado, que está siendo re-revisado”, sugirió Canon.

En la Argentina

A su turno, Diego Dávila, director general de la Aduana argentina, destacó que el OEA será “un elemento fundamental para el desarrollo económico, no importa el Gobierno o el color político: viene para quedarse y para siempre, porque es un elemento superador”.

Aprovechó para comentar los alcances de la resolución 4451/2019, que integra a las zonas francas como actores plausibles de certificar como OEA. La Argentina tiene hoy 54 OEA certificados e introdujo tres nuevos niveles de cumplimiento, más allá del tamaño, tipo de operación y volúmenes operados en el comercio exterior.

“Visité muchas zonas francas, y también muchas zonas francas vacías. Son un objetivo futuro para desarrollar. Pero a nosotros nos toca controlar. Las zonas francas funcionan como hubs logísticos y debería funcionar de una manera más productiva”, indicó.

Dávila señaló que el objetivo para este año es certificar como OEA a 95 actores del comercio exterior: 30 en la categoría de seguridad, 35 en la de simplificación y 30 en la de cumplimiento. Y anticipó la firma de los acuerdos de reconocimiento mutuo (ARM) con Uruguay y el Mercosur, posiblemente en diciembre de este año.

Asimismo, anunció la creación de un “Comité Permanente Interorgánico” que funcionará con terceros organismos, para favorecer la acción de los OEA y darle dinámica al comercio. “El OEA tiene prioridad absoluta porque sabemos que es la única manera de agilizar, no trabar y despapelizar”, aseguró.