La autopista exportadora más grande de la Argentina no tiene un sólo cm de pavimento, y junto con una “política agresiva de exportaciones” y la producción de agroalimentos es la clave para el desarrollo sustentable del país.
Después de la abrupta caída de la economía global a raíz del Covid-19, en el tercer trimestre de 2020 los números mundiales muestran un crecimiento de 30%. ¿Cómo se traduce eso para la Argentina? “Hay una recuperación en gran escala de la demanda mundial de agroalimentos, encabezada por las compras de China”, sintetizó Jorge Castro.
El Presidente del Instituto de Planeamiento Estratégico participó del panel “Desafíos y oportunidades de la agroindustria nacional”, en el XIV Encuentro Argentino de Transporte Fluvial. La charla –que fue moderada por Juan Carlos Venesia, organizador del encuentro-, contó también con la participación de Gustavo Idígoras (Presidente de la Cámara Argentina de la Industria Aceitera) y Mariano Galíndez (periodista especializado en temas rurales).
Generación de empleo
“La hidrovía es un tema central que no sólo involucra a los exportadores sino que es un tema de empleo en la región y en el país. Es nuestra autopista exportadora. Y si Argentina no tiene una política agresiva de exportaciones, probablemente sigamos viviendo las vicisitudes cotidianas cambiarias, de inestabilidad macroeconómica, etc. Necesitamos una hidrovía competitiva”, dijo Idígoras.

Idígoras, Venesia, Galíndez y Castro durante el el panel “Desafíos y oportunidades de la agroindustria nacional”, en el XIV Encuentro Argentino de Transporte Fluvial.
El Presidente de Ciara y del Centro de Exportadores de Cereales (CEC), sostuvo que es importante que la hidrovía “sea competitiva en todo sentido”. Y a continuación explicó qué significa eso.
“Que haya una relación directa de la tarifa con la carga, que no haya subsidios o intervenciones encubiertas, que haya una prestación de servicio directa entre el cargador y el concesionario, y que la concesión se encuentre con las mejores condiciones técnicas y de transparencia posibles para que todos puedan competir”, detalló Idígoras.
Top ten
Dependiendo del universo de productos que se tomen, la Argentina es el 5°, 6° o 10° exportador mundial de agroalimentos.
“Somos un país muy importante a nivel internacional y estar en ese lugar implica muchas responsabilidades y compromisos. Nuestro compromiso como exportadores y Cámara Aceitera es mantener 100 mercados abiertos y 100 millones de toneladas de cereales que comercializar. Tenemos más de 10.500 clientes por año a los que tenemos que proveer de granos y productos industrializados de la soja y el girasol”, relató Idígoras.
Comercio mundial administrado
Y entonces se refirió a la relevancia de las exportaciones: “Argentina basa la competitividad de su agro en su capacidad de acceso a mercado. Si tenemos mercados que se cierran, no tiene sentido producir alimento en nuestro país. Argentina produce 10 veces más de los alimentos que necesitamos para nuestro consumo interno”.
Según Idígoras, esa capacidad de acceso a mercado hoy se ve condicionada no sólo por la pandemia, sino por el proceso internacional de guerra comercial y tecnológica entre China y EE.UU., un tiempo de “altísimo proteccionismo internacional”.
“Estamos en un comercio mundial administrado. Y eso implica que si un país no es un jugador fuerte en las negociaciones internacionales, se queda afuera. Por eso es que hay que trabajar muchísimo con el Gobierno nacional y con los provinciales para que apoyen y sigamos negociando acceso a mercado, que discutamos las condiciones de acceso con terceros países”, añadió quien fue durante años, agregado agrícola de la Argentina ante la Unión Europea.
China-EE.UU., una cálida alianza
Castro analizó la relación de las dos superpotencias de la época: EE.UU. y China.
Enfatizó que es clave que entre ellas existe un acuerdo estratégico, sellado el 15 de enero de este año, en la Casa Blanca, con la presencia del presidente Trump y del viceprimer ministro chino.

La hidrovía, en el centro de los debates actuales y del futuro de la Argentina.
“Ese acuerdo se basa en el reconocimiento por parte de China de la supremacía estratégica norteamericana. Entre ellos hay competencia estratégica exacerbada pero con un marco de contención, que es este acuerdo. Y eso significa que hay espacios de cooperación. Las compras de granos y de alimento en general, realizadas este año por China en el mercado norteamericano son las más grandes de la historia. Hay que tomar nota de que este proceso de cooperación y competencia significa que no hay guerra fría de ningún tipo entre los dos”, enfatizó el ex Secretario de Pensamiento Estratégico de la Nación.
Un intercambio diario de US$2000 millones
Luego, Castro aportó otro dato para reforzar su postura: “En el momento más crítico de la Guerra Fría, 1960/62, el comercio bilateral entre EE.UU. y la URSS era de US$2000 millones por año. Hoy, en medio de la competencia exacerbada entre EE.UU. y China, el comercio bilateral también es de US$2000 millones, pero no por año, sino por día”.
¿Y qué debería hacer Argentina? De acuerdo con la opinión del analista internacional, “hay que ver esa relación bilateral de modo directo respecto de lo que significa para los intereses argentinos, que no tiene que optar entre uno u otro. Esa es una fantasía surgida de la metáfora literaria, carente de toda realidad histórica, que considera que lo que está en marcha entre los dos es una nueva guerra fría”, dijo.
Dejar de morderse la cola
¿Qué chances reales tiene el país para transformar en realidad ese potencial del que tanto (y hace tanto) se habla? Galíndez dijo que la pregunta repetida es “¿cómo puede ser que no se salga de esto?” y explicó que eso tiene que ver con el desencuentro permanente que hay en la Argentina.
“No se trata de lo que pasa en este gobierno en particular. Es lo que ocurre entre el gobierno (de turno) y el sector agroindustrial, que es su principal sector. Es muy difícil que un gobierno pueda tener éxito sino tiene una relación afinada con el sector agroindustrial. Muchas veces se ve en los debates tanto desencuentro y falta de puentes en común que genera dudas sobre la viabilidad para desarrollar algo para lo que las dos partes tienen que ir de la mano. Creo que ahí hay un desafío que está más del lado del gobierno que del sector privado”, detalló.
Respecto de la hidrovía, el periodista piensa que la nueva licitación “es una posibilidad para mejorar lo que se tiene actualmente, según reportan los usuarios. Creo que está en la habilidad del Gobierno para con esa sintonía fina mantener lo que se hizo bien y mejorar lo que no está bien, como la falta de un órgano de control, que los usuarios tengan más participación en los datos que se generan en la hidrovía y las provincias un rol más importante”.
Estrategia integrada
“Carga tributaria, acceso a mercado y reglas de juego permanentes son las tres grandes variables que necesitamos administrar. Y a eso sumamos la hidrovía”, respondió Idígoras cuando lo consultaron sobre la posibilidad de que la profecía se cumpla.
“Si los cuatro componentes no se tratan de manera común y el Gobierno no entiende que debe integrarlos en una estrategia de desarrollo de la producción y la exportación, lo más probable es que fracasemos. Es por eso que varias entidades y cámaras decidimos crear el Consejo Agroindustrial Argentino”, dijo antes de expresar que cree que las condiciones están dadas, pero es necesario hacer algunas cosas.
“Están dadas las condiciones para avanzar, hay que buscar consenso y articulaciones, incluidas articulaciones sindicales-empresariales. Es un aspecto que a veces se deslinda como si fuera un tema menor, y es un tema absolutamente prioritario. Hay que lograr consensos sindicales-empresariales más allá de una paritaria concreta. Consensuar cómo proteger el empleo y agrandar las fuentes de empleo en los próximos años, de lo contrario, ni el sindicato ni las empresas estaremos viviendo en mejores condiciones”, concluyó Idígoras.
En busca del equilibrio perdido
Castro está convencido de que el requisito fundamental, lo que da la condición de posibilidad para desarrollar el inmenso potencial de crecimiento que tiene la Argentina a través de la producción agroalimentaria, es que el país logre restablecer lo que hoy no tiene: un equilibrio macroeconómico sustentado en un equilibrio, y fortalecer sus instituciones políticas.
“Esa es la condición de posibilidad de despliegue en un sistema mundial que está en pleno proceso de expansión en este tercer trimestre de 2020”, dijo.
En definitiva, de acuerdo con la opinión de los expertos, no hay mucho por inventar, más bien todo indica que llegó la hora de avanzar con tareas pendientes que en la Argentina se postergan desde hace muchos años.
Una vez más, todo dependerá de la voluntad política y de la madurez de las partes para construir una relación productiva a partir de la búsqueda de los puntos de unión, más que de las diferencias.